“La nutrición es el pilar más importante en la educación de los niños”

Entrevista a la Hna. Fani Díaz

Con más de 15 años de trabajo docente, la Hna Fani Díaz Cruz sigue firme en sus convicciones e ideales de seguir ayudando a formar niños felices, bien nutridos y con buen rendimiento académico. Como directora del Fe y Alegria 50 desde hace más de ocho años, Fani se encarga de que los estudiantes, las familias y toda la comunidad estudiantil, pueda recibir ayuda en su alimentación, formación y estudios.

En esta oportunidad, hablamos con ella sobre la forma en que el Fe y Alegría trabaja en la lucha contra la anemia desde las diversas iniciativas de sus instituciones en Ayacucho.

¿Cómo inició su trabajo por la lucha contra la anemia de los niños y niñas del Fe y Alegria?

El Padre Francisco Chamberlain trabajó mucho tiempo aquí en Ayacucho. Vio la necesidad de los estudiantes y, a través de un grupo de amigos, contactó una ayuda solidaria para proveer almuerzos para el colegio. Sobre esto es lo que trabajamos nosotros. Intentamos que la alimentación tenga mayor impacto en la educación, porque si un niño no está bien alimentado no va a tener buenos resultados académicos. En esto se basa el trabajo del colegio Fe y Alegría 50, donde soy directora. En cambio, el Instituto Superior Fe y Alegría 60 se encarga del tema de refrigerios con las galletitas, gomitas y marshmallows fortificados. Estos alimentos se los estamos dando a un grupo de estudiantes de nivel secundario; ya que, casi no traen sus loncheras, porque nuestros alumnos son provenientes de familias que comerciantes, artesanos o vendedores.

Más allá de su rol como entidad educativa ¿De qué otra forma el Fe y Alegría se involucra a la comunidad a la que pertenece?

Nuestro vínculo con la comunidad y con todo su entorno es muy importante para nuestra institución. Este trabajo lo vemos reflejado en el tema de las familias y los valores que trabajamos con ellos. Como Fe y Alegría, tenemos un pilar de valores que se van inculcando en ellos para que mañana sean personas que puedan aportar también a la sociedad. Y lo vamos viendo en el grado de confianza que se va manifestando entre nosotros y nuestros alumnos, en el acompañamiento que le damos a la familia, el soporte emocional que les hemos brindado durante de la pandemia y ahora en la postpandemia también. Es así como trabajamos: tratando de apoyarlos de manera personal y familiar, así como ayudándolos en sus necesidades y dificultades.

Dentro de esta forma de relacionarse y apoyar el desarrollo personal y emocional de los niños ¿Cuál es la importancia de la alimentación en la formación de los niños del Fe y Alegría?

Hoy más que nunca, en el tema familiar, son muy escaso los recursos económicos y los trabajos. Entonces, si no velamos por la alimentación de nuestros alumnos, en las aulas vamos a tener niños que se distraen con facilidad, con un bajo nivel intelectual, que se duermen en clase, o que simplemente no les importa estudiar.

Es así como nosotros, trabajando en la alimentación del niño, nos aseguramos de que no esté con el estómago vacío y pueda tener un mejor desempeño académico. Nos hemos dado cuenta de que los resultados son diferentes, de niños que no han sido permanentes en el almuerzo, como con otros que si lo están siendo. Los papás están agradecidos, pues favorece a su desarrollo físico, emocional y de aprendizaje. En ese sentido, veo que estamos contribuyendo con ellos.

¿De dónde nació esta iniciativa de crear galletas, gomitas y marshmallows para luchar contra la anemia y desnutrición infantil?

Seguramente has escuchado que en Ayacucho hay un joven que ya ahorita ha patentado sus galletitas. Se llama Julio Garay. Este chico inició sus estudios en el Instituto Fe y Alegría 60, de la comunidad de Pampa Cangallo, una provincia donde había mucha anemia. El doctor de la posta de la comunidad le hizo ver que había esa necesidad e invitó al instituto a pensar en algo que pudiera mejorar la situación. Entonces, como en el instituto hay un camal donde cada semana se matan animales, les preguntó qué hacen con la sangrecita. Me imaginó que les dijo que lo desechaban. Entonces fue que les propuso crear los suplementos de sangre bovina.

¿Qué tipo de necesidades y obstáculos han encontrado a la hora de impulsar estas iniciativas?

Uno de los obstáculos que yo he encontrado es que los papás no priorizan la alimentación de sus hijos. Les da lo mismo si comen bien o no. El otro es el tema económico. Si no tuviéramos esta ayuda de los amigos de Francisco, desde Estados Unidos, y el aporte que dan los niños y niñas que van al comedor, no sería posible brindar los almuerzos que ofrecemos. En la actualidad, para conseguir lo que antes se compraba con 100 soles en el mercado, se debe invertir tres o cuatro veces más. Ya nos estamos preguntando que, si ya no nos apoyan ¿cómo vamos a seguir encargándonos de su alimentación?

¿Cómo han realizado el trabajo con los padres sobre estos temas de alimentación, desnutrición y anemia?

En los ocho años que tengo en el colegio, he visto que se tiene un trabajo progresivo para que los padres se comprometan más con la educación de los hijos. Por ejemplo, nosotros tenemos reuniones mensuales para ver, no solamente temas académicos, sino también de tratos con ellos. En el año hemos programado la ayuda o la asistencia de los padres. Asimismo, hemos estado trabajando sobre la crianza amorosa con sus hijos, para lo que tenemos la ayuda de diversas organizaciones, como el Centro de Emergencia Mujer, Unicef y diversas organizaciones y profesionales. Los mismos profesores que van trabajando con su grupo de papás comentan que son un 80% a 90% los que responden. Son muy pocos los que no participan de este tipo de programas.

Los papás me dicen que antes los llamaban solo para decirles que si su hijo se portó mal o si tiene una buena nota. Ahora ya no. Ahora es también para formarlos a ellos y hacerles entender que la educación no es solo cosa del colegio, sino que somos un trinomio y ellos son una parte muy fundamental.

¿Cómo cree usted que han cambiado las formas y procesos de trabajo en el Fe y Alegría en los últimos años?

Durante los dos años de pandemia hemos seguido dando clases virtuales, gracias a Dios no las hemos perdido. Sin embargo, nos damos cuenta de que ha sido mínimo nuestro aporte y este año, al regresar, hemos notado que hubo un gran retroceso, en todo sentido. La misma pandemia y situación nos ha demostrado de que este tema es álgido, porque muchos papás han estado en casa con sus hijos, pero no han trabajado el tema de la autonomía, del respeto, de que sean ellos mismos; y en los más grandecitos, el tema de que tengan un proyecto de vida, al menos. Antes veíamos el trabajo que habíamos hecho y estábamos contentos: notábamos chicos autónomos y que se sabían desenvolver. En cambio, ahora es como volver a empezar. Actualmente, tenemos un gran reto como institución, que es retomar el trabajo con los chicos y adecuarnos a estos tiempos que nos ha legado la pandemia.

¿Y qué tipo de estrategias o métodos han encontrado para poder resarcir ese retroceso?

Nosotros lo que estamos haciendo es hablar con los chicos y sus familias. Si vemos alguna situación de mala conducta, los llamamos para reflexionar con el estudiante y con los padres. Les damos el compromiso de seguir trabajando en eso, así como algunas indicaciones. Por ejemplo, que en casa les pongan horarios, limites, tareas del hogar, entre otras cosas. Con algunas familias ha sido muy satisfactorio ver que lo acogen.

¿Reciben apoyo de programas del Estado?

Sí. Gracias a Dios el colegio es beneficiado con los alimentos de Qali Warma para el nivel inicial y primaria. Creo que desde que se inició el programa, el colegio se ha beneficiado de esta ayuda. En los años en que he estado, lo que recibimos eran desayunos que los niños siempre comían antes de ingresar a las aulas. En los años de pandemia hasta la actualidad, lo que nos ha ayudado del programa es que entregan bolsitas con productos en crudo para que lo preparen con sus familias.

¿Cuáles mencionaría como los mayores logros del trabajo de lucha contra la anemia?

Los mayores logros que yo resalto es ver a los niños contentos y con mayor rendimiento académico y cognitivo. Escucharlos que tienen grandes metas y sueñan con ser algo en la vida. Escuchar a los niños decir que el factor económico no es limitante y que quieren estudiar para poder sacar a su familia adelante y tener otra calidad de vida, nos inspira a seguir buscando formas de ayudas y apoyo a los estudiantes.

¿Cómo ve que se proyectan a futuro los actuales proyectos que se están impulsando en el Fe y Alegría 50 y 60?

Yo los veo como una gran fortaleza. Estoy agradecida con las personas que hacen posible que tengamos este tipo de ayuda para los estudiantes y las familias de esta institución educativa. Queremos ir propiciando este trabajo, sobre todo en los informes que se va haciendo con ellos. Y de ahí, ir tocando otras puertas. Porque ahora no hay futuro en donde el Estado nos vaya a ayudar con más cosas. Además, hay que ir buscando otras maneras de hacer entender a los padres que esto es una parte importante para la seguridad y para la integridad de sus hijos.

¿Qué mensaje podría dar para toda la comunidad de Fe y Alegría, tanto para los alumnos como a los padres y todos los que trabajan por una mejor comunidad?

Que, como personas, sembremos en los estudiantes y nuestros niños la idea de que la educación no es solamente enseñar en las aulas; sino que es una parte prioritaria para que podamos tener niños felices, bien alimentados y que mejoren su rendimiento académico. Y que ahí donde estamos como Fe y Alegría, que hasta en los lugares más recónditos y en donde termina el asfalto, podamos llevar por lo menos una palabra de aliento. Ver que, en medio de todas las situaciones que se van presentando, es posible sembrar una luz y una palabra de aliento y de esperanza, para salir adelante con lo poco que tenemos. Habrá muchas situaciones en las que no encontremos respuestas, pero que eso no nos desanime y que, al contrario, sea un reto para seguir buscando una mejor vida para nuestros estudiantes.

 

Verano 2022 / 2023


Fani Díaz

Fe y Alegría




Reactivación cultural a cuentagotas

En el marco de la reactivación de actividades culturales, luego de aproximadamente dos años de inactividad, existen diferentes escenarios a tomar en cuenta para poder otear el sector cultura; cuya complejidad es ya difícil de albergar en el sentido económico productivo que atiende, con limitaciones, la maquinaria del Estado.

La estructura del Estado permite ver dos grandes ramas para albergar las necesidades del sector cultural, teniendo en cuenta que en ellas se contienen lo referido al ejercicio de derechos interculturales y ciudadanía, patrimonio, pueblos indígenas e industrias culturales, cada uno de estos grandes temas con dinámicas y naturalezas particulares, con problemáticas diferentes y con estructuras normativas independientes.

A pesar de esta complejidad, se suele relacionar al sector cultura con las actividades del turismo y espectáculo únicamente; pero la transversalización de los criterios y acciones para comprender el arraigo de las actividades culturales con los usos, costumbres y tradiciones insertas en una variedad de dinámicas en diferentes regiones del país, es una dantesca tarea aún en vías muy incipientes de construcción.

Sin embargo, las actividades culturales más visibles son las relacionadas a las industrias culturales y artes, siendo también las que se difunden en su mayoría como parte de la reactivación económica del sector y las que tuvieron una dificultad más notoria al inicio de la pandemia. Para tener una visión un poco más adecuada revisaremos a grosso modo, el diagnostico publicado por UNESCO y el Ministerio de Cultura para la elaboración del plan de recuperación de las industrias culturales y artes.

Según este documento, las principales dificultades que atravesó este subsector serian: la pérdida de empleo; la desprotección social en mecanismos de salud; seguros y pensiones específicas para el sector; el débil manejo y uso de herramientas de gestión culturales y uso de tecnologías y nuevos medios; la ausencia de un sistema de información sobre las actividades culturales; el limitado uso de espacios culturales; la debilidad de los gobiernos locales; las brechas de género en el sector cultura, y las falencias en la formación de artistas y gestores culturales.

Cada uno de estos problemas alberga necesidades urgentes de atender y, por lo diverso de su naturaleza, también estrategias específicas. Es necesario incidir que estos problemas no tocan en su totalidad las dificultades que se presentaron en el área de la administración del patrimonio, donde ubicamos a los principales atractivos turísticos y museos, ni a las políticas dirigidas hacia pueblos indígenas.

La pérdida masiva de empleo fue un primer golpe que envistió las actividades culturales de forma rápida y aplastante. De un momento a otro, las actividades en espacios públicos y cerrados fueron reducidas a cero. Teniendo en cuenta que más del 70% del sector realiza su trabajo de manera informal, el cierre de establecimientos y cancelación de actividades precarizó de manera dramática un espacio laboral, ya de por si desatendido, y con poco presupuesto para la ayuda desde el Estado.

La desprotección social es un tema con aristas difíciles de atender, que suman a la informalidad laboral del sector. Los artistas no tienen muchas posibilidades de acceder a sistemas de pensiones ni a servicio médico solo por dedicarse a su labor de producción artística. Ello implica que la promoción de las actividades culturales sea difícil por naturaleza, debido a que la actividad económica del sector no ofrece las condiciones adecuadas. Tampoco existe una estandarización, en este punto, en los espacios laborales existentes; a todo ello contribuye que las maneras de valorar la producción de actividades culturales suelen pensarse como complementarias o accesorias.

La formación de gestores culturales, así como el uso estandarizado de mecanismos para la gestión de estas actividades, es muy escaso y disímil en las instituciones educativas de nuestro territorio. Existen muy pocos centros que ofrecen un currículo profesional en esta área y, al mismo tiempo, la formación de artistas está enfocada en la producción y no necesariamente en proveer a los alumnos de herramientas mínimas para la difusión y distribución de sus producciones. Las tradiciones, expresiones de la danza y la música subsisten por su fuerte arraigo identitario con las poblaciones donde se insertan, y no exactamente por la acción de un conjunto de actores profesionalizados y acreditados, dispuestos a generar un espacio laboral formal. Adicionalmente quienes pudieron subsistir durante el tiempo de paralización de actividades culturales tuvieron que superar el traumático proceso del uso de plataformas digitales, con las reducciones de las experiencias estéticas que proveen estas prácticas y las condiciones técnicas que ello implica.

Antes de la pandemia ya era complicado encontrar espacios para la difusión de actividades culturales y, a pesar de que cada vez se encuentran nuevas locaciones para las actividades de este tipo, existe un déficit que contiene un elemento normativo, de ausencia de una política agresiva dirigida a la promoción de la cultura que aperture y facilite el uso de espacios públicos y en instalaciones del Estado.

Quizás la dificultad más grande para el sector de las industrias culturales y artes es la ausencia de un sistema de información que provea de datos oficiales sobre cómo, quiénes, y dónde se desarrollan estas actividades. Oficialmente, no existen datos que respondan a un monitoreo por parte del Estado o alguna otra institución. Si bien existen datos, estos son en su mayoría elaborados por iniciativas particulares de los mismos grupos culturales, asociaciones, y redes de artistas y gestores. Este para nada pequeño e importante mecanismo es de crucial importancia para la atención de las necesidades y las problemáticas del sector, sin datos oficiales es inviable poder priorizar ayuda y orientar políticas públicas.

Por su parte, el Ministerio de Cultura ha lanzado la iniciativa RENTOCA, que es un registro nacional de trabajadores y organizaciones de la cultura y las artes. Este mecanismo podría ser la solución al problema de la falta de información y abre una ventana a poder conocer estadística y objetivamente cuáles son los principales puntos de acción para concretar la tarea de la reactivación y promoción cultural. Es importante hacer un paréntesis en este punto y añadir una reflexión sobre el funcionamiento del aparato del Estado; ya que los organismos formales y de atención al ciudadano no cuentan con los recursos para atender la demanda de forma óptima: Existen dentro de las áreas del Ministerio de Cultura, así como de las direcciones desconcentradas de cultura en regiones, una necesidad alarmante de personal especializado y presupuesto. Por ello, no podemos dejar de mencionar que el sector cultura, según los datos de Ministerio de Economía y Finanzas, se ha mantenido los últimos cuatro años a la cola de la ejecución presupuestaria, récord que tiene que corregirse cuanto antes; pero los constantes cambios en la cartera y la poca importancia que se le da al sector son un inconveniente para que esto ocurra.

El diagnóstico citado nos sirve para entender los retos de la primera capa que afronta el sector, y también plantear los desafíos de la reactivación. Indicando que la complejidad del sector no es solo un terreno inexplorado desde el plano normativo; sino también un terreno lleno de oportunidades, si se decide poner la vista en las potencialidades económicas del desarrollo del sector cultura. La obtención de datos sólidos y prestos a ser usados para la identificación de problemas públicos es solo uno de los aspectos importantes de atender para las industrias culturales y las artes, pero es un camino que tiene que empezarse y que probablemente no deba terminar de recorrerse. Sin que esto deba detenerse, es necesario no perder de vista la necesidad de ampliación presupuestal para el sector, de esta forma se podría asegurar una correcta ejecución y una mejor distribución de las actividades y servicios que ofrecen las instituciones públicas ligadas a cultura.

Un último aspecto que debe tomarse en cuenta es más político, propone un horizonte que podría ser una plataforma que actúe desde la sociedad civil de forma coordinada con el Estado, y es la necesidad de fortalecer las organizaciones y agremiaciones del sector cultura. Mediante la persistencia de estas organizaciones, los artistas y demás agentes de la cultura han podido subsistir en pandemia y más aún desde antes de la creación del propio ministerio.  Por tanto, este aspecto no debe dejarse de lado, sino que es una de las piedras angulares para la creación de políticas públicas.

La participación de las organizaciones culturales ha sido de principal importancia para el diagnóstico del que hablamos para desarrollar iniciativas como la del RENTOCA y la elaboración de una nueva Ley del Artista; que se está produciendo, y esperamos que logre atender los vacíos laborales y de promoción que afrontan los trabajadores de la cultura. En ese sentido, fortalecer la organización y colaboración entre organizaciones y redes es una tarea de vital importancia y que va a ser necesaria para recomponer el sector.

Referencias

 

 

Primavera 2022


Carlos Risco

Ministerio de Cultura




Gestión cultural y la acción social en la época de post-pandemia y lo que fue su reinvención en la virtualidad

El 15 de marzo del 2020 se anunció el cierre de todas las actividades y la inmovilización sanitaria en todo el país. La noticia paralizó a todos, pero determinó que las temporadas y exposiciones que estaban en proceso se cerraran, que los ensayos se detuvieran y que pasáramos a un, en ese momento pensamos, corto periodo de espera.

La calma se fue convirtiendo en estupor al ver que los días pasaban y las fechas se postergaban, se postergaban y se postergaban. Así por tres meses. En todo ese tiempo había que seguir generando iniciativas, buscar soluciones y encontrar nuevas formas; porque no se podía quedar uno con los brazos cruzados. Se inició el momento de los gestores culturales.

El Ministerio de Cultura realizó una primera encuesta para analizar la magnitud de las pérdidas económicas para la actividad cultural y se concluyó que, entre marzo y junio del 2020, se perdieron 162 967 928 de soles. El monto mayor de este total (27%) estaba dedicada a la educación y formación cultural.

Adicionalmente la Asociación Cultural Playbill desarrolló una encuesta para el sector de las Artes Escénicas y concluyó que 3142 funciones fueron canceladas en el Perú y se paralizó el movimiento de 3 millones de soles, un millón de los cuales fueron desembolsados para gastos de producción y no se recuperaron.

Te reconozco y trabajamos juntos

La situación de crisis en el sector develó una serie de situaciones en el sector Cultura. Quizá la más complicada fue que no existía una lista de los trabajadores y las trabajadoras de la cultura en el país. Además, porque tampoco existían agrupaciones u organizaciones que integraran al sector. Desde los primeros días comenzaron a aparecer agremiaciones buscando hacer llegar sus necesidades al Ministerio de Cultura con el fin de pedir apoyo. Cada agrupación enviaba su carta y comentaba lo difícil de su situación gremial. Danza, música, teatro, los medios audiovisuales. Todos tenían su problemática y todos necesitaban ayuda.

Muchas de las agrupaciones tuvieron una vida efímera, salvo algunas como Red de Teatro y espacios alternativos que, en junio del 2022, sigue aún activa.

Mención aparte merecen las redes reconocidas por el Estado; como es el programa Puntos de Cultura, que agrupa a más de 550 agrupaciones a nivel nacional articuladas por el Ministerio de Cultura. En la capital, desde la Municipalidad Metropolitana Lima, se articula la Red del Programa Cultura Viva Comunitaria.

Todas las redes mencionadas se articularon para llevar apoyo a las agrupaciones y artistas más necesitados.

En el 2021 se creó el Registro Nacional de Trabajadores y Organizaciones de la Cultura y las Artes – RENTOCA.

El apoyo estatal

Ante la emergencia sanitaria, se promulga el 21 de mayo de 2020 el Decreto de Urgencia 058 con el que se buscaba apoyar a los trabajadores de la cultura. Se otorgaba 50 millones de soles para mitigar el impacto de la COVID-19.

Para hacer efectivo el apoyo se convocó a cuatro líneas de soporte: la Línea de apoyo al sostenimiento del trabajador cultural independiente a través de organizaciones culturales; al sostenimiento de organizaciones y espacios culturales; al replanteamiento de ferias, festivales y festividades; y la Línea de apoyo al replanteamiento de la oferta de bienes, servicios y actividades culturales.

Las diversas ayudas se hicieron efectivos hacia finales del 2020 y debió solicitarse una ampliación ya que no se logró cubrir a todos aquellos que habían sido considerados aptos por los jurados que se convocaron. Por ello, en febrero de 2021 se aprobó otorgar 20 millones de soles adicionales.

Adicionalmente, es importante destacar que el 21 de julio 2020 se promulgó la Política Nacional de Cultura que sienta las bases para el desarrollo de iniciativas desde el estado.

En el reino de las pantallas  

Por otro lado, la virtualidad dio algunas respuestas. Al inicio, se presentó material grabado, espectáculos escénicos y recorridos grabados en museos. El Ministerio de Cultura lanzó la iniciativa de Museos en Línea que presenta recorridos virtuales por casi los 30 museos que son parte de su red.

Desde las artes escénicas, los teatros y agrupaciones comenzaron primero a presentar material de registro de piezas ya presentadas. Con el tiempo, se comenzaron a crear obras para este nuevo formato digital (Zoom, Instagram, Youtube) y plataformas ad hoc como Joinnus o TLK Play. El público respaldó, por lo menos hasta los primeros del 2021, estas iniciativas pagando entradas por “acudir”. Podemos mencionar, sin desmerecer a otras propuestas, la ópera “Eclipse” de la dramaturga peruana Maritza Nuñez; que contó con la participación de 14 compositores jóvenes, una bailarina y dos cantantes, y que fue grabada completamente en la virtualidad.

La tecnología permitió romper las barreras geográficas. Se llegó a todo el país y se cruzaron las fronteras. Sin embargo, también se evidenció la enorme brecha digital que separa al país y que no permite que todos y todas accedan al contenido cultural como está garantizado en la Constitución Política del Perú en el artículo 2 inciso 8: “A la libertad de creación intelectual, artística, técnica y científica, así como a la propiedad sobre dichas creaciones y a su producto. El Estado propicia el acceso a la cultura y fomenta su desarrollo y difusión”. 

En algunos casos, como sucedió con otras iniciativas como el Programa Aprendo en casa, la televisión fue también un vehículo para permitir el acceso a la cultura. Gracias a un convenio con el Gran Teatro Nacional se difundieron obras creadas en el marco del Programa de Formación de públicos.

Los gestores culturales exploraron diversos formatos para llegar a su público y acompañarlo durante el encierro. Las posibilidades fueron diversas, pensando sólo en las artes escénicas: se crearon obras virtuales, se grabó en salas para luego trasmitir o vender funciones, se actuó en vivo y se trasmitió vía streaming y cuando fue posible regresar, se hicieron presentaciones híbridas.

Con aforos reducidos

Ya para mediados del 2021 se comenzaron a abrir los museos, galerías, centros culturales y teatros con aforo reducido de 30%. Fue necesario considerar temas como pruebas COVID-19 con relativa periodicidad (a veces todos los días para quienes iban a estar sobre el escenario sin mascarilla), así como material de desinfección y desarrollar los protocolos para la interacción con el público (fichas sintomatológicas, carnets de vacunación, distancia social, etc).

En la época más fuerte de la COVID-19, los gestores culturales exploraron diversos formatos para llegar a su público y acompañarlo durante ese contexto.

La audiencia llegó apenas pudo, primero de manera cauta y luego, con tranquilidad. El sector Cultura buscó cuidar mucho el tema de ser y parecer un espacio bioseguro. Los gestores culturales debieron tener gran flexibilidad para adaptarse, no solo al formato digital, sino a trabajar para un retorno seguro, generando y ganando la confianza del público para llegar al aforo de más de 50%, que hace algunas semanas era 80%.

Otra de las opciones que se tomaron fue optar por el espacio público y así se realizaron festivales, ferias del libro, conciertos y puestas en escena en diferentes parques y plazas de la ciudad y del país.

Lo que nos toca

Una de las características que considero nos exigió la situación de emergencia sanitaria fue la flexibilidad para poder adaptarnos a las circunstancias de cada momento. Además, nos mostró la importancia del trabajo articulado y colaborativo que nos permita reconocer necesidades conjuntas, experiencias compartidas y, sobre todo, bajar costos.

 

Invierno 2022


Carina Moreno

Universidad Antonio Ruiz de Montoya




“La auto representación es necesaria para dar a conocer la diversidad cultural del país.”

Entrevista a Fernando Valdivia, comunicador y director de la Escuela de Cine Amazónico 

Fernando Valdivia lleva 34 años investigando y comunicando temas relacionados al cambio climático y pueblos originarios. El realizador audiovisual y cineasta nos comenta que se involucró en el trabajo de los pueblos indígenas para defender sus territorios y hacer incidencia sobre las diversas amenazas que representan los megaproyectos, afectando sus condiciones de vida y creando la inseguridad alimentaria que actualmente persiste. 

En el año 2014, el comunicador social de profesión, junto a un grupo de profesionales, crea la Escuela de Cine Amazónico en Perú, un espacio de producción itinerante con sede en Ucayali donde se impulsan procesos de capacitación y apropiación del lenguaje audiovisual con jóvenes indígenas amazónicos. 

A la fecha, Fernando Valdivia es reconocido por sus trabajos con organizaciones y comunidades indígenas amazónicas, así como por los diversos galardones y homenajes de los que ha sido merecedor tanto en el Perú como en el extranjero.  

A continuación, el documentalista ambiental nos comentará sobre la importancia de cómo comunicar los problemas ambientales y la necesidad generar procesos de comunicación desde los pueblos para hacerlo correctamente. 

A lo largo de todos estos años que lleva realizando cine documental sobre temas amazónicos y andinos ¿Cómo siente que ha cambiado su perspectiva sobre los pueblos y sus problemas ambientales? 

Antes pensaba que solamente con la fuerza de las culturas originarias se podía salir adelante, pero lo que hoy encuentro es que se han transformado las propias costumbres y los pueblos indígenas; ya sea por los despojos territoriales, la falta de alimento o la destrucción de los bosques. En la actualidad, tenemos pobladores que tienen que salir de sus comunidades a vivir en los cinturones de pobreza de las ciudades para lograr dinero para poder solventar sus gastos. En muchas ocasiones, también, convirtiéndose sin quererlo, en aliados de actividades extractivas o hasta ilegales. 

Hay un conflicto que he visto crecer y que ahora me cuestiona mucho sobre esa idea de que los pueblos originarios por si mismos van a ser los que van a proteger la selva. Ellos tienen todas las posibilidades. Evidentemente, hay muchos pueblos comprometidos con esta causa, pero también veo mucha debilidad al respecto.  

Ahora que la época digital cada vez avanza de manera más fuerte y rápida, ¿cómo cree ha cambiado la forma de comunicar y concientizar sobre estos temas? Con el tiempo incluso se han cuestionado las mismas teorías comunicativas. 

Lo has dicho muy bien: los modelos de comunicación han cambiado. De hecho, en la Escuela de Cine Amazónico utilizamos un modelo de comunicación que llamamos el “modelo relacional” desde la cultura. Es decir, no existe un emisor y un receptor; sino dos interlocutores que se juntan con sus propios intereses y líneas para construir un mensaje o realizar un producto comunicacional. Es otro enfoque de la comunicación. Algunos le llaman comunicación popular, comunitaria o indígena. Como quieran llamarlo, pero lo importante es la necesidad de lograr cierta horizontalidad en los procesos de realización. 

Los pueblos indígenas tienen la capacidad de crear su propia comunicación desde hace siglos. Ya la poseen mediante sus diseños, cantos, diversas iconografías y demás. Entonces, decir que hay que crear una comunicación con ellos es falso, porque esa comunicación ya existe. Nosotros solo podemos sugerir herramientas nuevas para que les den un uso adecuado.  

¿Cuál es la diferencia entre que una persona externa vaya a una comunidad e informe hacia el exterior sobre estas problemáticas, a que la misma comunidad gestione su manera de comunicarlo? 

Yo siento hay una visión paternalista, la cual muchas veces genera que la representación de los pueblos originarios desde afuera llegue a la idealización. La cotidianeidad es muy diferente a la que uno quiere representar desde afuera de las comunidades. 

No somos perfectos, y esa forma de ensalzar a los pueblos originarios es negativa y debe reconsiderarse. La auto representación es necesaria en estos momentos en que queremos dar a conocer más de esta diversidad de culturas que tiene nuestro país.  

¿Es este el estilo de trabajo que emplea la Escuela de Cine Amazónico? 

Sí, en la Escuela de Cine Amazónico empleamos principalmente las herramientas del video popular junto con el modelo relacional. Nos encargamos de realizar junto a los pobladores obras audiovisuales que muestran situaciones de su cotidianeidad y que podrían ser perfectibles. Se trata de utilizar las herramientas audiovisuales para dialogar, confrontar ideas y lograr propuestas de solución.  

No significa utilizar herramientas “participativas”, se trata de gestarlo desde la raíz conjuntamente con comunidades y pueblos que realmente valoran la comunicación. 

Desde el 2014, Fernando Valdivia dirige la Escuela de Cine Amazónico, un espacio de producción audiovisual itinerante, integrado por un gran equipo de profesionales.

¿Cuáles diría que son los triunfos o alcances más grandes que ha logrado con la Escuela de Cine Amazónico? 

En términos oficiales, son los premios que hemos recibido desde el Ministerio de Cultura. Reconocimientos a la gestión cultural que han logrado apoyos para que nuestros proyectos puedan seguir adelante. Recientemente hemos obtenido un premio para la distribución a nivel nacional de algunos cortometrajes hechos por nuestros alumnos que transmitirán en canales de televisión regionales, tales como Loreto, San Martin, Ucayali, entre otros.  

Asimismo, nos enorgullece mucho los diversos galardones que nuestros alumnos han obtenido en diferentes festivales. Varios de ellos han obtenido premios nacionales de cinematografía, compitiendo con producciones de mucho más presupuesto. Asimismo, que hayamos logrado que cineastas indígenas hayan ganado por primera vez en la historia de estos premios nos da fortaleza y nos muestra que estamos yendo por el camino correcto. No se trata de agarrar una cámara profesional y hacer las mejores tomas, se trata de transmitir con lo que tienes a la mano un mensaje y una sensibilidad. 

¿Cuál diría que es el papel del cine en la gestación de nuevos procesos sociales y comunicacionales? 

El cine es algo tangible. Lo que hemos encontrando en nuestros talleres es que la creación audiovisual ayuda a tener un objetivo concreto, palpable y perceptible. Asimismo, que sirve para la memoria y fortalecimiento colectivo e individual. 

Con nuestro trabajo hemos demostramos que cuando se tiene un objetivo claro y se saben tocar las teclas adecuadas desde una perspectiva intercultural, se logra que las personas escriban y comuniquen historias. Si este proceso puede llegar a convertirse en una película, mucho mejor. Este trabajo es algo que tal vez el Ministerio de Educación aún no entiende. Yo sugiero y exijo que se debe incorporar la formación y realización audiovisual como parte de las metodologías y las estrategias de enseñanza para lograr más efectividad y salir de esta debacle de la educación en las comunidades indígenas. 

En los trabajos que ha realizado solo como documentalista, así como en conjunto con la Escuela de Cine Amazónico ¿Cuál diría que son los retos más grandes que pretenden estas nuevas formas de emplear la comunicación audiovisual? 

La sostenibilidad. Ese es el mayor reto. En todos estos años, he participado en diversos proyectos de ONGs y es lamentable ver como después de que se va la institución, el proyecto muere. Nadie replica lo que supuestamente se aprende. Es preocupante ver proyectos no continuar luego de que terminara el financiamiento.  

Y yo no me refiero a la sostenibilidad de la organización o institución que da el taller, sino de la gente que recibe el taller. Que sigue produciendo luego de terminar la formación, que organiza sus proyectos y logra objetivos. Esa es la sostenibilidad a la que me refiero. No solamente a la de nosotros como gestores o facilitadores; sino de la sostenibilidad dentro de los supuestos beneficiarios de los programas. 

¿Qué tipos de iniciativas se podrían impulsar desde el Estado para poder seguir fomentado este tipo de proyectos? 

Lo principal es incorporar dentro del currículo educativo la formación audiovisual para personas rurales. Las técnicas audiovisuales serían un gran aliado, y no necesariamente para hacer películas o formar cineastas, sino como parte de una metodología para interiorizar temas.  

Seguramente también saldrían directores de cine, y estaría excelente, porque serían diferentes a los productores hegemónicos que egresan de las grandes universidades. Necesitamos realizadores audiovisuales con una visión diferente, con herramientas distintas y con diversas formas de producir. Cuando estos nuevos cineastas nos den su mensaje y nos creen sus propias imágenes, descubriremos una parte del país que no termina de revelarse. 

Fernando Valdivia actualmente se encuentra trabajando en The EthnoMedicine Preservation Proyect, desde el cual realiza el documental “Q’eros: nuestra vida, nuestra herencia”; proyecto que en los próximos meses estará presentando de manera presencial. 

Otoño 2022


Fernando Valdivia

Director de la Escuela de Cine Amazónico