La vacuna contra la COVID-19 está teniendo resultados muy positivos, que se expresa en la reducción de trasmisión del virus y la protección de las personas infectadas para padecer la enfermedad sin llegar a situaciones críticas y letales. Sin embargo, la OMS advierte que el comportamiento del SARS-CoV-2 es impredecible, por lo que persiste el contexto de pandemia mundial. En todo caso, sin cantar victoria, se tiene la percepción que estamos entrando en un periodo de post-pandemia. Ante ello, es necesario reflexionar sobre los aprendizajes a partir de la pandemia.
Desde una perspectiva filosófica, la pandemia nos puso en una situación de vulnerabilidad e incertidumbre ante la sociedad de bienestar y progreso en la que la humanidad (ingenuamente) estaba sumergida. Esperábamos volver a una “nueva” normalidad: menos individualista y más solidaria, menos consumista y más sostenible con la casa común (sabiendo que en la medida que depredemos más el planeta destruimos ecosistemas; así estamos más expuestos a virus como el SARS-CoV-2 o más letales). Sin embargo, estamos retornando a modelos y modos de vida pre-pandemia.
Desde una perspectiva antropológica y sociológica, podemos señalar que la pandemia desveló nuestra realidad con enormes carencias. En lo sanitario, tuvimos y tenemos una deficiencia en la cantidad y calidad del personal de salud e infraestructura. En educación, la precariedad se hizo más evidente al utilizar solo la virtualidad, que llegó a muy pocos sabiendo que la conectividad a internet sigue siendo un pendiente en el país donde esta es un derecho para todos. En economía, más de un millón de peruanos y peruanas cayeron a situación de pobreza. Y a nivel político, “todos” los poderes del estado están desacreditados por la ineficiencia y corrupción, poniendo la democracia y el bien común en riesgo. Además, existe una ciudadanía y sociedad civil no los suficientemente empoderadas, que no se toman en serio su responsabilidad, perpetuando el “yo-algunos busco mis intereses” y no el “yo-algunos nos comprometemos con el país”.
Pero todo puede cambiar. Para ello es necesario reflexionar sobre en qué realidad estábamos a nivel educativo, salud, economía, política, etc. (pre-pandemia); y las consecuencias que nos ha generado. En este sentido, presentamos en este número de INTERCAMBIO diversos análisis que nos pueden ayudar a construir un Perú que incorpora nuestra riqueza cultural y los aspectos en los que debemos poner énfasis para hacer correcciones con medidas oportunas. El Perú de mañana depende de las decisiones que tomemos hoy.
Carlos Miguel Silva Canessa, Sj
Director