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Edición Nº 15

El 2011 y los partidos políticos en el Perú
31 de enero, 2011

Las encuestas muestran que en la carrera a la presidencia tres candidatos se encuentran en los primeros lugares: Luis Castañeda, Alejandro Toledo y Keiko Fujimori. Hasta el momento no se ha presentado el despegue de PPK en la “Alianza por el Gran Cambio” y tampoco la de Mercedes Aráoz como flamante candidata del APRA. Pero la encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP del 30 de noviembre muestra que en una virtual segunda vuelta Castañeda les ganaría a sus dos contendores más cercanos; mientras que Keiko Fujimori podría ganarle a Toledo. De este modo, el gran problema de fondo que afronta la política peruana, en las elecciones generales del 2011, es la ausencia de partidos políticos institucionalizados.

¿Qué es un partido político institucionalizado? Tal como ha explicado Panebianco[1], los partidos institucionalizados se caracterizan por tener estabilidad, organización y adaptabilidad. Es decir, estos partidos ganan elecciones presidenciales y representación parlamentaria, no en un solo proceso electoral, sino en varios. En ese sentido, los partidos institucionalizados tienen una burocracia partidaria altamente profesionalizada, en donde los políticos saben cómo ganar votos y elecciones. Por el contrario, en el contexto peruano los partidos políticos institucionalizados han brillado por su ausencia debido a las constantes interrupciones a los regímenes democráticos: históricamente la democracia peruana no ha durado más de 12 años (en el 2011 habremos llegado a este umbral).

¿Qué partidos políticos hemos tenido en el Perú? Como sabemos en la década de los ochentas cuatro partidos (APRA, PPC, AP, IU) disputaban las elecciones municipales, congresales y presidenciales, siendo ellos hasta 1989 los que lograban más del 90% de los votos en las urnas. Sin embargo, es a partir de los noventas que estos partidos de tradición entran en un período de crisis y colapso debido a la popularidad del golpe de estado de 1992 y la hegemonía del fujimorismo después de las elecciones de 1995 y su re-reelección en el 2000. No obstante, en el proceso de transición democrática del gobierno de Valentín Paniagua, habría un breve período de “resurrección” de los partidos en las elecciones del 2001 y 2006, ya que partidos tradicionales como el PPC, APRA y AP lograron una importante representación en el congreso.  Pero aún así, la “resurrección” no significó la presencia electoral de los partidos políticos en los ochentas, debido a que la presidencia fue obtenida por un “outsider”, Alejandro Toledo, y su partido “Perú Posible” era más una alianza electoral que un partido político institucionalizado.

El gran reto de los partidos es el cómo consolidarse institucionalmente a nivel nacional. Sin embargo, hay poca esperanza de que esto se produzca, ya que de los virtuales contendores presidenciales, tres son candidatos que han sido invitados como independientes.

Retomando el punto anterior, ¿qué panorama nos muestran los partidos políticos en las elecciones del 2011? Por esa razón, en concreto el gran reto de los partidos es el cómo consolidarse institucionalmente a nivel nacional. Sin embargo, hay poca esperanza de que esto se produzca, ya que, de los virtuales contendores presidenciales, tres son candidatos que han sido invitados como independientes a los partidos (PPK por el PPC, Aráoz por el APRA y Toledo por Acción Popular). Asimismo, por un lado, es cierto que las alianzas demuestran la toma de conciencia de los partidos de que, a diferencia de las elecciones del 2006, es más probable lograr mayor cantidad de votos con alianzas que con listas independientes. Pero, al mismo tiempo, también demuestran la debilidad y la poca capacidad de renovar liderazgos partidarios, puesto que es muy probable que tengamos de nuevo un congreso con una fragmentación política alta y un presidente con dificultades para formar coaliciones de gobierno con el parlamento.

En conclusión, es claro que, en estas elecciones del 2011, a diferencia del 2006, hay un nuevo panorama: más alianzas partidarias y menos fragmentación en la oferta electoral. Pero también queda claro que el camino de la institucionalización es ajeno a los partidos políticos, pues esto es poco probable en un contexto donde los mismos partidos han confiado sus liderazgos a independientes. Del mismo modo, esto se relaciona a un ambiente en donde hay alta insatisfacción de la población hacia el desempeño del estado peruano, alta percepción de la política como “mal necesario”, porque es sinónimo de corrupción, y altos niveles de desconfianza hacia instituciones como los partidos y el congreso.

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[1] Angelo Panebianco, politólogo italiano

Publicado en enero 2011


Carlos Eduardo Pérez Crespo

Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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