Con solo 1ºC por encima de los niveles de la era preindustrial, diversas zonas del mundo han soportado olas de calor sin precedentes, inundaciones y sequías prolongadas. Las proyecciones sugieren que, si no se implementan medidas urgentes, se alcanzaría los 3°C al 2030, lejos del 1.5ºC que precisa la reducción de las emisiones de dióxido de carbono en un 45% para 2030, según el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático[1]. El contexto de concentración de las emisiones en pocas corporaciones y la fuerza política del negacionismo pintan un panorama nada alentador. Y, sin embargo, este último año surge un movimiento de jóvenes por la justicia climática, alentado por Greta Thunberg, una adolescente sueca.
El 20 de agosto del 2018, Greta decidió dejar de asistir a la escuela para sentarse todos los días frente al Parlamento sueco exigiendo que los políticos asuman medidas para enfrentar la crisis climática. Ese año, Suecia vivió un incendio forestal y olas de calor inusuales. Además, la protesta antecedió las elecciones del parlamento. La acción de Greta se viralizó en las redes sociales y solo tres meses después, la adolescente daba un discurso en la COP 24 en Katowice. Además de la Cumbre Climática, Greta se ha dirigido a los líderes y representantes del Foro Económico Mundial en Davos, el Parlamento Europeo y la Asamblea Nacional francesa.
Su éxito mediático fue clave para la expansión de la iniciativa "Friday for Future" (Viernes por el Futuro) en otras ciudades de Europa, donde jóvenes dejaban de asistir a clases en señal de protesta. El 15 de marzo del 2019 se organizó la Huelga por el Cambio Climático, con movilizaciones en más de mil ciudades alrededor del mundo, incluyendo ciudades latinoamericanas como Lima, Buenos Aires, Santiago de Chile y Ciudad de México. El mensaje de Greta Thunberg y los jóvenes movilizados es directo: responsabilizan a los adultos en posiciones de poder por la crisis climática y les exigen esfuerzos que permitan cumplir los compromisos estipulados en el Acuerdo de Paris.
Ante estas movilizaciones, que han tejido redes globales donde los protagonistas son las y los jóvenes, nos preguntamos: ¿Qué define estas movilizaciones? ¿Qué impacto tiene su irrupción en la política climática? ¿Qué perspectivas tiene como movimiento?
Estas movilizaciones posicionan a los jóvenes como sujetos políticos, con adolescentes que participan en las marchas y construyen discursos sobre la política climática, incluso antes de que su ciudadanía sea formalmente reconocida. A diferencia de movimientos que se posicionan o simpatizan con fuerzas políticas del espectro derecha- izquierda, la interpelación de los jóvenes por la justicia climática tiene un tinte más generacional. Se cuestiona a los políticos y a los adultos en general por no implementar medidas a la altura de la situación de la crisis climática.
Otra característica es su relación con la ciencia. La ciencia y lo público tienen una relación compleja. El campo de la ciencia suele verse como un campo objetivo, que se sitúa más allá de la política. Pero en tiempos de posverdad y gobernantes negacionistas como Donald Trump y Jair Bolsonaro, la ciencia –y la ciencia sobre el clima en particular– se ha posicionado como un campo de disputa. Los jóvenes piden a los políticos escuchar a los científicos y, en particular, las recomendaciones y alarmas del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
A diferencia de otros movimientos globales nacidos en el norte, como el Altermundialismo, los jóvenes no están al margen de la política institucional. En pocos meses, han irrumpido con sus mensajes en foros nacionales y multilaterales de la política del establishment. Aun así, el mensaje de Greta no deja de ser incómodo. Para las derechas más negacionistas, estos jóvenes son un grupo manipulado y alarmista. Para un sector de la izquierda, que apuesta por salidas más radicales y anticapitalistas, estos jóvenes son usados por corporaciones y lobistas representantes del “capitalismo verde”.
Y no podemos dejar de hablar del liderazgo particular de Greta. Ella fue diagnosticada como Asperger y, en sus apariciones públicas, reivindica la neurodivergencia como una ventaja para preocuparse y concentrarse en asuntos que los demás dejan pasar, y para hablar sin miedo a las sanciones sociales. Además, muchas de las líderes que convocaron los “Friday for Future” y las movilizaciones en otras ciudades de Europa son mujeres, como Anuna de Weber (17) en Bélgica y Luisa Neubauer (22) en Alemania.
Un primer impacto es la movilización sin precedentes de jóvenes exigiendo salidas a la crisis climática. En Bélgica, las movilizaciones por el clima llegaron a congregar a 35 mil estudiantes[2]. En Australia, el primer ministro manifestó que se necesitaba "más aprendizaje en las escuelas y menos activismo” ante los miles de jóvenes que manifestaban su apoyo a la huelga escolar del 15M[3].
Un segundo impacto a raíz del éxito mediático de Greta y otros líderes jóvenes es su contribución a la popularización de la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, ¿están haciendo alguna diferencia a nivel de la realpolitik? En mayo del 2019, el Parlamento Británico aprobó el reconocimiento formal para declarar una “emergencia climática”. La votación fue vigilada por unos 2 mil manifestantes en las afueras de la sede del Parlamento. En Alemania, Angela Merkel aceptó que el movimiento impulsado por Greta ha acelerado las políticas para enfrentar el calentamiento global. Se ha comprometido a poner fin a la extracción de carbón hacia el 2038, una fecha que los protestantes consideran aún muy distante[4]. Si bien el Partido Verde en Europa logró alguna representación parlamentaria desde la década de los ochenta, en las últimas elecciones europeas de mayo, los verdes son hoy la cuarta fuerza política en el Parlamento Europeo, un resultado sin precedentes[5].
El movimiento de jóvenes por el clima se ha posicionado como un actor relevante en la política climática: tiene lideresas reconocibles, mediáticas, un mensaje claro sobre la urgencia en destinar esfuerzos por no sobrepasar el 1.5°C y ha irrumpido en espacios importantes de toma de decisión.
El movimiento de jóvenes por el clima se ha posicionado como un actor relevante en la política climática: tiene líderesas reconocibles, mediáticas, un mensaje claro sobre la urgencia en destinar esfuerzos por no sobrepasar el 1.5°C y ha irrumpido en espacios importantes de toma de decisión. Además, parece haber contribuido al fortalecimiento de fuerzas políticas, como los Verdes, y de otros movimientos sociales como Rebelión o Extinción. Aún es muy temprano para señalar un impacto en soluciones más concretas. Sin embargo, la juventud de muchos de sus integrantes y su nivel de conciencia e información sobre la crisis climática parecen sugerir una renovación de la política que haga contrapeso a las fuerzas negacionistas.
Sin embargo, dentro del movimiento puede haber tensiones, por ejemplo, entre posturas más reformistas -alineadas a agendas como las del Nuevo Acuerdo Verde (Green New Deal)- y posturas más radicales que empatan con la crítica anticapitalista al crecimiento sin límites. Además, aún no es claro cómo se posiciona frente a la política en los próximos años, cuando sus lideresas ya no tengan el impedimento de edad para postular a cargos de elección popular.
En Perú, si bien la justicia climática no ha sido una bandera de lucha, la Huelga Climática del 15 de marzo convocada por Greta Thunberg encontró eco en estudiantes que se movilizaron en 12 departamentos del país[6]. Si estos colectivos se siguen organizando, se abre una oportunidad para consolidar un discurso propio sobre la justicia ambiental, arraigado en nuestra realidad nacional; es decir, desde la posición del Perú como país no hegemónico en cuanto a las emisiones globales de CO2, pero a la vez dotado de grandes riquezas como la Amazonía y el mar Pacífico, que soportan crecientes presiones de países del Norte y cuya defensa cuesta hasta vidas[7].
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[1] https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2018/10/informe-ipcc-efectos-cambio-climatico-mas-graves
[2] https://elpais.com/sociedad/2019/01/24/actualidad/1548352437_665817.html
[3] https://www.infobae.com/america/mundo/2018/11/30/miles-de-estudiantes-protestaron-en-australia-contra-el-cambio-climatico/
[4] https://www.dw.com/en/germanys-angela-merkel-backs-student-friday-for-future-climate-protests/a-47750479
[5] https://elpais.com/internacional/2019/05/27/actualidad/1558981678_952761.html
[6] https://www.facebook.com/fridaysforfutureperu/
[7] https://es.mongabay.com/2019/07/america-latina-asesinatos-defensores-ambientales-2018-informe/
Primavera 2019
Tania Ramírez Farías
Socióloga. Integrante de la Plataforma Ciudadana 16N: Por Nuestro Derecho a la Ciudad.