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Edición Nº 21

El Proyecto Majes-Siguas y el conflicto por el agua
23 de octubre, 2012

Aparecen en el horizonte complicados problemas para Arequipa y para el sur. En circunstancias diferentes, una obra de irrigación no tendría por qué despertar suspicacias, protestas y enfrentamientos; sin embargo, la segunda etapa del proyecto Majes - Siguas, parece estar en el medio de una controversia sin salida posible, por lo menos en el mediano plazo.

El proyecto Majes, como se le conoce localmente, es un viejo proyecto reclamado por los arequipeños desde finales del siglo XIX y que recién tuvo la posibilidad de ser realidad en el año 1971, durante el gobierno militar de Juan Velazco Alvarado. La construcción de las obras de infraestructura (presa de Condoroma y canales de derivación hacia la pampa de Majes), demandaron más de diez años de trabajo, considerando que las primeras adjudicaciones de tierras, en la parte que corresponde a la primera etapa de este proyecto, se iniciaron hacia el año de 1981 y el asentamiento rural propiamente dicho empezó dos años después. Hoy día existen alrededor de 15 mil hectáreas incorporadas a la frontera agrícola y este nuevo territorio contiene una población que a la fecha debe superar ampliamente los cincuenta mil habitantes. En lógica simple, y en lo que corresponde a esta primera etapa, el proyecto Majes considera la irrigación de aproximadamente 22 mil hectáreas en zonas desérticas ubicadas en la provincia de Caylloma, mediante el uso de agua de la cuenca del río Colca. Para ello se represa este recurso en Condoroma y luego se traslada parte de esa agua hacia las pampas mencionadas a través de un complejo sistema de túneles y canales de casi 100 kilómetros de extensión.

La segunda etapa del proyecto Majes considera la ampliación de 40 mil hectáreas adicionales localizadas en las provincias de Caylloma y Arequipa, en este último caso en las pampas conocidas con el nombre de Siguas, razón por la cual esta etapa se denomina Majes – Siguas. El esquema inicial del proyecto consideró que para lograr esta segunda etapa se debía utilizar agua de las nacientes del río Apurímac, que se encuentran localizadas en la región Arequipa. Lo peculiar es que este río es tributario de la cuenca oriental, es decir, sus aguas corren hacia el Amazonas y por lo tanto, una vez represadas en Angostura, se las tiene que trasvasar hacia la cuenca del Pacífico. El volumen de agua necesario para este proyecto permitirá también la generación de energía eléctrica, constituyendo una fuente importante de generación de energía para el país. En suma, este proyecto constituye un esfuerzo nacional por ampliación de frontera agrícola, por generación de energía eléctrica y por colonización y desarrollo de espacios anteriormente desérticos y deshabitados.

Sobre esta segunda etapa se han dado pasos importantes: a nivel de gobierno se ha comprometido la participación de la Corporación Andina de Fomento con un aporte financiero importante; se ha adjudicado al Consorcio Angostura la buena pro para las obras de afianzamiento hídrico. Y todo ello está ahora detenido por la oposición planteada por pobladores de la provincia de Espinar en la región Cusco, bajo el argumento de que esta obra quitaría agua a esta provincia. Mucho se ha hablado y actuado a partir del inicio del conflicto, sin tener a la fecha resultados concretos. Lo más resaltante, en todo caso, es la propuesta, deslizada por el propio presidente Humala, en el sentido de considerar a este proyecto como birregional; es decir, con participación tanto de Arequipa como de Cusco. Se entiende que en este caso la participación del nuevo socio (Cusco), sería en todo nivel y no sólo en la parte que le corresponde en la provincia de Espinar. Por supuesto que esta propuesta no ha caído nada bien en Arequipa, puesto que ello significa echar por la borda muchos años de manejo y planificación de Majes, sobre todo considerando que el proyecto en su integridad está localizado en territorio arequipeño.

Una vez más constatamos que nuestra clase política no está en la capacidad de liderar procesos que den salidas a este tipo de conflictos.

Recientemente el presidente de la región Arequipa anunció una nueva alternativa, la misma que daría por concluido el impase con el Cusco. No se tocarán las aguas del río Apurímac y tampoco se construirá la represa de Angostura; en su lugar se construirá una presa en Sibayo para almacenar agua necesaria para la segunda etapa de Majes. Esta alternativa dejaría sin piso a la oposición cusqueña y dejaría al proyecto Majes bajo los fueros de la región Arequipa. El tema está planteado hasta aquí y por supuesto se tendrá aún mucho que debatir.

Pero como todo, esto también está dejando estragos y lecciones. En el primer caso, y dada la manera como se ha movilizado a la población, la conformación de la gran región del sur está cada vez más lejana. En términos de lecciones aprendidas una vez más constatamos que nuestra clase política no está en la capacidad de liderar procesos que den salidas a este tipo de conflictos. Finalmente, los niveles de desinformación, o abiertamente de mala información, son tan altos que nuestros ciudadanos se ven en el medio de movilizaciones y protestas que no conllevan necesariamente a los beneficios que esperan obtener.


Marcos Obando Aguirre

Director del Centro Loyola Arequipa

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