El segundo gobierno del APRA y de Alan García está llegando a su fin. Esta circunstancia, sin duda alguna, intensificará la discusión en torno a cuáles han sido las principales características de este gobierno, cuáles han sido sus principales logros y desaciertos, y cuál es la situación del país que va a heredar el próximo gobierno. Algunos de estos balances serán sectoriales y otros, por el contrario, tratarán de establecer generalizaciones en relación con lo que han sido las principales políticas del gobierno; algunos pondrán un énfasis en los logros, mientras que otros resaltarán sobre todo los fracasos; finalmente, habrán balances hechos desde la perspectiva y los intereses de quienes han sido parte del gobierno y de quienes se han sentido representados por éste, y otros que serán elaborados desde una perspectiva más crítica.
Frente a esta gran variedad de opiniones y evaluaciones, es importante no perder de vista algunos elementos. En primer lugar, la discusión sobre lo que ha significado este gobierno para nuestro país no debería dejar de lado una reflexión sobre el Plan de Gobierno del APRA para el periodo 2006-2011. Si la evaluación del desempeño de este gobierno dependiera de la cantidad de promesas cumplidas e incumplidas, el resultado sería bastante negativo. Una mayoría significativa de las propuestas contenidas en este documento muestra, a la fecha, un nivel de avance escaso o nulo. En relación con esta situación, es importante evaluar la capacidad y la voluntad de las personas que han dirigido este gobierno para avanzar en el cumplimiento de una serie de metas previamente acordadas. Sin embargo, es necesario considerar otras posibles explicaciones. Considerar, por ejemplo, que el mencionado plan de gobierno fue una mera formalidad dentro de la última campaña electoral, que los principales líderes del APRA y de este gobierno nunca consideraron la posibilidad de tener que responder por sus promesas electorales, o que las principales decisiones del gobierno se tomaron al margen de un debate público sobre los principales problemas del país y sus posibles soluciones.
En segundo lugar, el significado de un gobierno va mucho más allá del grado en que cumplió o no con lo ofrecido. Tiene que ver también con estilos y características generales. En este nivel, por ejemplo, una mención especial merece lo que ha sido el tema de la corrupción política durante este gobierno. El principal problema del actual gobierno aprista no han sido los casos de corrupción que se han hecho públicos, sobre todo, en los últimos dos años, sino la sensación de impunidad en relación con quienes aparecen como los principales responsables. En este sentido, este gobierno podrá mostrar una gran cantidad de cifras positivas y de recursos invertidos; pero muy poco en relación con una práctica que haya facilitado la sanción a los corruptos o que haya mantenido lejos de los círculos de influencia política a personajes que en más de una ocasión se han visto envueltos en escándalos de corrupción política. En un país con un déficit grande de legalidad y estado de derecho, este gobierno no ha hecho sino empeorar esta situación.
...es muy poco lo que este gobierno puede mostrar en relación con las formas de fondo: justicia, seguirdad, educación y salud.
Ahora bien, tan significativo como lo que el gobierno pretendió hacer e hizo es lo que éste relegó y escamoteó. Sobre lo que este gobierno deja pendiente, comparto plenamente la opinión de quienes han venido sosteniendo que es muy poco lo que éste puede mostrar en relación con las reformas de fondo: justicia, seguridad, educación y salud. Dicho de otra manera, uno tiene la impresión de que la administración actual nunca hizo suyas las políticas de Estado elaboradas y aprobadas en el marco del Acuerdo Nacional; en particular el fortalecimiento del estado de derecho, el desarrollo con equidad y justicia social, la promoción de la competitividad del país, y la afirmación de un Estado eficiente y transparente. Sobre este punto, no se trata de responsabilizar a este gobierno por una serie de problemas que no son nuevos. No obstante, lo que sí se puede afirmar es que frente a los grandes retos de nuestro país, el desempeño de este gobierno ha sido muy pobre.
Finalmente, si bien está absolutamente justificado evaluar lo hecho por el gobierno desde una perspectiva de responsabilidad política y rendición de cuentas; es igualmente importante aprovechar la experiencia de esta administración para entender mejor los desafíos y retos de cualquier gobierno en nuestro país, independientemente de su orientación política. En este sentido, quienes han estado en el gobierno y quienes han estado evaluando su desempeño tienen mucho que decir sobre por qué la voluntad política y las buenas ideas a veces no son suficientes para mejorar la calidad y el impacto de las políticas públicas. De la misma manera, la experiencia de este gobierno debería servir para mejorar nuestra comprensión de una serie de aspectos que caracterizan a nuestro sistema político: la incapacidad de los actores políticos para encontrar intereses comunes y superar lógicas de acción que extreman la polarización y el corto plazo; la captura del Estado por intereses privados; la extendida percepción de que el gobierno no gobierna para sus ciudadanos; un debate político que es todo menos honesto y realista; y la paradoja de ver a innumerables candidatos interesados en llegar al poder para después dar la impresión de no saber qué hacer.
Publicado en julio 2010
Jorge Aragón Trelles
Politólogo. Docente en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya - UARM.