El Sur también existe

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…y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el sur también existe.

Hacemos alusión a este fragmento de un poema de Benedetti, para iniciar estas breves reflexiones en torno a los desafíos que plantea el resultado de las elecciones presidenciales. El sur del Perú, donde se concentran los mayores índices de pobreza y exclusión, sentó presencia, la mayoría de sus habitantes optaron por un candidato y esta vez sí ganaron.

“Ahora son gobierno -decía en una entrevista un dirigente empresarial cusqueño- ya no tienen a quien echarle la culpa, ni pretexto para fracasar”, refiriéndose al Movimiento Gana Perú, que tiene la conducción del gobierno regional y al que pertenecen los cinco congresistas que representarán al Cusco en el parlamento.

Pero “estar en el gobierno” no significa necesariamente “ser gobierno”. Los jaloneos al que ha estado sometido el presidente electo, antes de haber siquiera pisado el palacio presidencial, son una muestra de los límites del poder político y de la gran influencia que ejerce el poder económico y mediático en la conducción del país. El mensaje que a diario los empresarios le dirigen al presidente Humala es el siguiente: “Ocúpese usted de los programas sociales, el narcotráfico y la lucha contra la corrupción, que nosotros nos encargaremos de la política económica”.

Los cambios que fueron ofertados y demandados por un sector importante de la población sureña durante la campaña, tienen que ver con la orientación general del desarrollo y no sólo con una mejor redistribución de los recursos del Estado. Se requieren cambios en la política agropecuaria, actividad que constituye la base productiva mas importante en la región sur, para pasar de una política que apostó exclusivamente por la gran inversión en la costa a otra que favorezca el desarrollo de los pequeños agricultores y comunidades campesinas de la sierra y la amazonía. Se requieren cambios en la política minera que dé mayor garantía sobre la protección de nuestros recursos y respete el derecho de la población a ser consultada y beneficiada (y no agredida) con su explotación. Se requieren cambios en la política energética para lograr la provisión del servicio a precios accesibles, y sentar las bases de la promoción industrial. Necesitamos contar con una estrategia nacional de integración del sur hacia el interior y con sus países fronterizos, que aproveche las oportunidades que se abren con la carretera Interoceánica. Necesitamos una política de promoción turística articulada de la macro región sur, que se oriente a favor del desarrollo de las iniciativas locales, comunales, de la micro y pequeña empresa.

La lista es larga, pero si nos quedamos solamente con estos temas prioritarios, podemos reconocer que no serán atendidos con programas sociales, pero tampoco con la ejecución de proyectos regionales o municipales. En ocho años, el gobierno regional de Cusco ha ejecutado 888 proyectos e invertido una importante cantidad de dinero (mas de mil millones de soles); sin embargo, es uno de los departamentos donde se han mantenido prácticamente constantes los indicadores de pobreza. Seguramente es necesario mejorar la gestión y evaluación de proyectos, pero fundamentalmente hacen falta políticas de gobierno regional y nacional que les dé orientación.

Los gobiernos sub nacionales, en este nuevo escenario que parece abrir oportunidades de cambio, tienen el desafío no sólo de ejecutar bien sus presupuestos, que han sido su preocupación mayor estos últimos años, sino de ejercer gobierno, formulando políticas dentro de sus competencias para sus respectivos ámbitos, y de incidir en las decisiones de política nacional. El presidente Humala ha reiterado que implementará un gobierno de concertación, entendemos que esta voluntad de diálogo y búsqueda de consensos no se restringe a las fuerzas políticas, sino que considera a los gobiernos regionales y municipales, que tienen incluso una mayor representación.

Mantener la voz del sur en el concierto nacional requiere de una acción colectiva de sus gobiernos. A estas alturas, y con varios conflictos de por medio, es difícil pensar en la conformación de macro regiones, pero si es posible aspirar a construir opinión y propuesta en aquellos temas que nos son comunes y que conciernen a nuestro desarrollo. Hasta el momento no hay muchas señales positivas al respecto, pero tenemos todavía un camino a construir.

Publicado en setiembre 2011


Inés Fernández

Antropóloga

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