Los jesuitas y su apuesta por la Amazonía

jesuitas sjpam

Las complejidades y problemáticas del territorio Panamazónico, usualmente visto como un bosque y una cuenca hidrográfica sin gente, están estrechamente ligadas a su historia herida por el extractivismo de los recursos naturales (minero-energéticos, madereros, etc.), los megaproyectos, la deforestación, la migración y urbanización con empobrecimiento de los pobladores, entre otras situaciones que amenazan todas las formas de vida, ocasionando la pérdida de la biodiversidad biológica y cultural, y causando cambios ambientales y sociales a escala mundial. jesuitas

Tanto las amenazas que enfrentan los pobladores amazónicos como su riqueza son, sin duda, un contexto desafiante para la Misión de la Compañía de Jesús en el servicio de la fe y la promoción de la justicia. Por ellos intentamos responder al grito de la tierra y de los pobres en un contexto específico, como nos dice el Papa Francisco en “Laudato Si’”, con el fin de hacer de nuestra misión una acción de conjunto como Cuerpo Apostólico.

La Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL) asumió la Amazonía como una prioridad, presente en su Plan Apostólico del 2011. Este vasto territorio que involucra nueve países también cuenta con la presencia, en algunos de ellos, de comunidades, parroquias y centros de espiritualidad jesuita; algunas obras, centros sociales y redes que trabajan con indígenas, niños y jóvenes. Ante la necesidad de responder de manera articulada a los desafíos y potencializar la presencia jesuítica en el territorio, surgió en el 2013 el Servicio Jesuita Panamazónico (SJPAM), cuyo objetivo es “Contribuir a la defensa y promoción de la vida, los derechos y territorios de los pueblos indígenas y un ambiente sostenible en la Panamazonía”. Desde un inicio hemos sido llamados a animar y dinamizar la presencia de la Compañía en la Amazonía, y a prestar un mejor servicio al territorio y sus pobladores desde las redes de la CPAL. Nuestros focos de trabajo son los pueblos indígenas y la sostenibilidad ambiental, y de ahí se desprenden nuestras acciones en varios campos estratégicos, que se traducen en: sensibilización, educación y formación; reflexión, sistematización, investigación e incidencia y el servicio a la Iglesia local en la triple frontera (Perú, Brasil, Colombia), donde está nuestra sede (Leticia, Colombia)) y en la Panamazonía. Hay algunos verbos que identifican nuestro trabajo como son: sumarse a colaborar, articular, sensibilizar, convocar, dinamizar acciones con las redes de la SJ, de la Iglesia y con otros actores. En síntesis, pretendemos ser activadores de cosas nuevas y potencializadores de lo existente.

Nuestra experiencia de servicio nos ha permitido proponer otros modos de proceder y, como ejemplo concreto, podemos mencionar el vínculo que hemos establecido con Fe y Alegría y la Red Xavier, con quienes estamos consolidando una Red de Centros Educativos Panamazónicos, donde se promueven procesos de educación intercultural, bilingüe y de defensa de la naturaleza, en seis de los nueve países amazónicos.

De cara al servicio a la Iglesias locales de la triple frontera hemos: i) fortalecido el trabajo junto a otros misioneros-as, laicos-as y sacerdotes, organizando un equipo pastoral que acompaña 12 comunidades indígenas del Vicariato de Leticia; ii) consolidado una Red de Enfrentamiento al Tráfico y Trata de Personas que previene este flagelo en la triple frontera (Perú, Colombia y Brasil) a través de encuentros sensibilización y formación de líderes comunitarios; iii) entre 2015 y hasta mediados de 2019, 54 jesuitas en formación han acompañado pastoralmente comunidades en los tres países, teniendo la oportunidad de vivir otra forma de ser Iglesia en la Amazonia.

Como servicio a la Iglesia, apoyamos el fortalecimiento de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), y hemos sido parte del Comité Ejecutivo de la misma, liderando y co-liderando tres de sus ejes (Pueblos indígenas, Justicia socio-ambiental y Buen Vivir y fronteras), participamos y promovemos el proceso de escucha sinodal, en el que se involucró a las universidades de la Compañía, que dieron su aporte al Sínodo, y han apoyado procesos de investigación para la incidencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre violaciones a los derechos de los pueblos indígenas amazónicos.

Finalmente, estamos convencidos de que la transformación no ocurrirá de un momento a otro, y esto hace necesario que sensibilicemos y enamoremos a las nuevas generaciones, también a las familias, a las comunidades cristianas. Sensibilizar es la herramienta para apalancar procesos de conversión ecológica, donde se asuma una responsabilidad ambiental que aliente nuevos paradigmas y comportamientos en la relación con el cuidado de la naturaleza (LS, 209-216).

Recordamos las palabras de Francisco en Puerto Maldonado, que nos invitó a amar esta tierra como un tesoro para disfrutar y no como un objeto para descartar; y a valorar y respetar a los pueblos indígenas que con sus riquezas espirituales y teológicas son ejemplo y protagonistas de prácticas de cambio. Son muchos los desafíos que tenemos como Iglesia y como Compañía de Jesús en este territorio, que cada vez más se convierte en un espacio estratégico en la defensa de la vida y de los derechos de los pueblos originarios. Consideramos que estamos en el camino de ir haciendo realidad algunas de las preferencias apostólicas de la Compañía de Jesús universal, recientemente definidas, lo cual supone un mayor compromiso de nuestra parte.

jesuitas en la Amazonía

El compromiso de los jesuitas en el territorio amazónico busca contribuir, principalmente, a la defensa y la promoción de la vida. Por ello la importancia del trabajo conjunto, traspasando fronteras.

Otoño 2020


María Teresa Urueña B.

Politóloga colombiana con maestría en Estudios Amazónicos.

Alfredo Ferro SJ

Coordinador del Servicio Jesuita Panamazónico (SJPAM) de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL).