El problema de la migración en el Perú no sería tal si es que existiera una política en el ámbito social, político y cultural que permitiese el respeto en igualdad de condiciones y oportunidades de las diversas manifestaciones culturales en la que se expresa nuestra población peruana.
El Perú milenario es rico en el desarrollo de diversas culturas que se han desplegado a lo largo y ancho del territorio nacional, siendo campo del desarrollo de múltiples civilizaciones que han dejado huella en el hombre peruano y que se han manifestado en sus danzas, idiomas, música, comidas, vestimenta, costumbres, tradiciones, etc., que ni siquiera tres siglos de dominación española pudieron extirpar.
Sin embargo, la historia republicana no supo recoger toda esta rica tradición autóctona y por el contrario le dio la espalda. Sólo la reforma agraria de 1969 pudo modificar sustancialmente, desde el plano estructural, la situación de injusticia con el indígena y su relación con la tierra. A pesar de esta reforma en la conciencia y en la política nacional no se han producido los mismos cambios. Por lo que la segunda se halla aletargada con respecto a la primera. Se le devolvió la tierra al campesino, pero sus derechos políticos y sociales se han hecho con lentitud, así como el respeto a sus culturas.
La migración en el Perú, y principalmente a Lima, está teñida aún de esos problemas en su base. En esta ocasión hemos realizado un pequeño estudio exploratorio de la migración y la Educación Básica en su modalidad de Alternativa, donde este sector encuentra la oportunidad de completar su formación básica. Este pequeño estudio nos trae los siguientes resultados:
La procedencia de los estudiantes (del ciclo avanzado) es principalmente del interior del país (58%) con respecto a los que dicen provenir de Lima (41%). El grueso viene de Cusco, Ayacucho y Cajamarca. Esto nos indica que en nuestros alumnos hay migración reciente y mayoritaria. Los alumnos que dicen haber nacido en Lima provienen de padres que han migrado a la capital en años anteriores. Ese dato, el de la migración de los padres, nos dice que el 89% proviene de las provincias del país con sólo un 11% que proviene de Lima. Es decir, la mayoría de nuestros alumnos son hijos de migrantes que han poblado esta zona de Lima.
La migración nos muestra un problema que tiene que ver con la diversidad cultural característica del Perú.
Con respecto al idioma materno más del 30% habla lenguas autóctonas, (el 28% sabe quechua y el 1% el aymara) contra unos 70% que dice hablar sólo el español.
Laboralmente, el 50% no trabaja en ninguna actividad según manifiestan, mientras que un 5% lo hace como obrero en alguna pequeña empresa, un 18% lo hace en empleos diversos (tiendas, cobradores de microbús, mercados, etc.) y un gran sector, sobre todo el femenino, lo hace como empleadas del hogar. Actividad esta última como característica de nuestras migrantes mujeres.
La mayoría de los estudiantes dicen haber llegado a Lima después de los 14 años de edad. Este dato se refrenda cuando afirman que han estudiado en sus lugares de origen la primaria completa. Los de mayor edad señalan haber estudiado primaria de manera parcial o no haber estudiado nada y haberlo hecho recién en Lima. Es necesario acotar que el promedio de edad es de 18 años, siendo el 62% mujeres y el 38% varones.
Recuerdo que hace 5 años, en un acto masivo en el patio del PEBAL, se preguntó a todos los alumnos quién venía de alguna provincia aparte de Lima. Ninguno levantó la mano. Lo que demostraba un avergonzamiento de los estudiantes de dar a conocer su lugar de origen. La causa de esta negación a reconocerse como tal lo pude apreciar en las aulas. Al llamar lista, los alumnos quechua hablantes tienen dificultad para pronunciar la letra e y la cambian por la i. Esto conllevaba a la burla de los que se creen más avispados y criollos. Pero quienes se burlan de sus compañeros también provienen de familias quechua hablantes. Lo que significa que su burla es para protegerse de no ser señalados como provincianos o serranos. Un tratar de ocultar sus orígenes culturales. Esta situación ha cambiado un poco. Sin embargo, eso no significa que no oculten por vergüenza el conocer el quechua.
Le pregunto a la alumna Lucy de primero: ¿De dónde eres? “De Cajamarca”. ¿Hablas quechua? “No”. ¿Tus padres? “No”. ¿En Cajamarca no hablan quechua? “No profesor, no hablan quechua”. He ido a Cajamarca, le digo, y he visto, al dirigirme al mercado que la gente hablaba quechua. “Ah, no sé profesor, no conozco”. “Mis padres tampoco me han dicho nada”, acota. Sin embargo, los jóvenes migrantes son los que más espíritu de superación tienen. Presentan sus tareas y se les ve preocupación por avanzar en los estudios y el trabajo. Lucy nos dice a todos, en clase, que en su pueblo no hay colegios, que si quieren estudiar tienen que caminar mucho. Ella tiene 18 años y está en primero. Les llama la atención a sus compañeros, sobre todo a los de Lima. Aquí, dice, hay colegios en todas partes, una camina derechito nomás y se topa con un colegio y luego otro y otro. Luego recomienda, todos debemos aprovechar que aquí hay donde estudiar. Eso no sucede en mi pueblo, por eso he tenido que venir a Lima. Junto con ello, el otro problema para mujeres como Lucy es que se prioriza a los varones para mandarlos a la escuela.
La migración nos muestra un problema que tiene que ver con la diversidad cultural característica del Perú. El desencuentro cultural que obliga a unos a ocultar sus raíces para tratar de asimilarse a la cultura dominante. Situación que empobrece las posibilidades reales del Perú de emerger y desarrollar económica, política, social y culturalmente. Por ello se hace necesario una educación intercultural donde se haga participe de ella a la cultura criolla o costeña. No sólo a las culturas andinas y amazónicas como se viene haciendo hasta ahora. La educación intercultural debe ser para todos en base al respeto al otro, a quienes tienen costumbres, habla y bailes diferentes a nosotros. En base también a identificarse como tales sin tapujo alguno. Con derechos, pero también deberes que cumplir como ciudadanos. Una educación intercultural que nos conduzca a una ciudadanía intercultural, porque si una república nueva hay que fundar debe ser sobre los cimientos del reencuentro del hombre peruano en un abrazo de igual a igual desde todos los espacios de nuestra geografía y entonces habremos desmontado al Pizarro que aún tenemos en nuestras cabezas.
Publicado en agosto 2009
Manuel Nieto
Programa de Educación Básica Alternativa - PEBAL La Inmaculada