Informe final del grupo de investigación sobre racismo y discriminación de la Oficina del Sector Social de la Compañía de Jesús.
Lima: Fondo Editorial de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, 2012.
El texto es producto del trabajo de un grupo de investigación de estudiantes de la UARM, quienes se reunieron entre los años 2009 y 2010 a discutir acerca de los alcances del racismo en el Perú y sus consecuencias prácticas.
En un marco general, los autores admiten que la mayoría de los peruanos, progresivamente, van tomando conciencia de que el racismo es un problema social. No obstante, cuestionan que esta situación se asuma con naturalidad, sin reflexión crítica. Ellos afirman que “el racismo se problematiza timoratamente”, lo que impide repensar y re-fundar las relaciones sociales sobre la base de creencias y prácticas que fomenten el reconocimiento de las diferencias y consoliden una auténtica paz positiva o una reconciliación nacional.
El primer capítulo es un estado de la cuestión que sintetiza y discute las propuestas académicas más relevantes sobre el racismo en el Perú. En primer lugar, ubican aquellos estudios que entienden el racismo como problema estructural y que beben del marxismo. En segundo lugar, desarrollan las propuestas de trabajos más recientes que postulan que el racismo se manifiesta en la forma cómo se configuran las relaciones sociales de poder, las cuales son definidas en contextos históricos y sociales determinados.
El segundo capítulo presenta las reflexiones del grupo donde aterrizan la teoría a partir del análisis de situaciones cotidianas y actuales. Para ellos el racismo es una ideología activa que funciona prioritariamente dentro de un imaginario social inconsciente, pero que se expresa necesariamente en una práctica discriminadora que daña a una persona singular o a un grupo al tomar en consideración rasgos físicos y culturales. Es decir, pervive porque está cimentado en la articulación de las relaciones sociales. Los autores colocan el centro de su análisis, no en la ideología racista en sí misma, sino en el sujeto racista, aquel que pone en práctica la ideología en la forma como se relaciona con los otros. En esa línea, son tres los aspectos donde este opera y manifiesta su ideología y comportamiento racista: 1) en los medios de comunicación y las relaciones cotidianas a través de bromas y gestos sutiles, 2) en el paternalismo entendido como un sentimiento de superioridad que justifica relaciones laborales injustas, donde quien se percibe como superior pretende sacar provecho del subordinado, 3) en el autoritarismo como promotor de vínculos de dominación coercitiva y violenta que cortan cualquier posibilidad de diálogo.
Finalmente, en el tercer y último capítulo presentan recomendaciones políticas acerca de cómo enfrentar este mal social. De acuerdo con ellos, la manera de terminar con el racismo implica “modificar la forma en la que nos relacionamos entre nosotros”. Proponen que la manera de enfrentarse a una ideología y comportamiento que opera de manera silenciosa requiere de “prácticas contraculturales”, entendidas como acciones sutiles que propicien el quiebre del “sentido común” que justifica las relaciones sociales desiguales.
En suma, el libro testimonia el compromiso apasionado y convencido de los autores por trabajar a favor de la justicia, por lo que el lector no solo recoge ideas, sino que se siente llamado a ser partícipe de esta misión.
Juan Miguel Espinoza Portocarrero
Pontificia Universidad Católica del Perú - PUCP