La diversidad cultural que le da fama al Perú abarca también a la niñez y la adolescencia. Hay muchas maneras de ser niño, niña y adolescente en el país. Esto se puede afirmar pese a grandes vacíos en nuestro conocimiento sobre cómo se viven los procesos asociados a estas etapas de la vida en los pueblos de los Andes y la Amazonía. Ellos cuentan con estudios de la vida adulta, aunque esos también son escasos. Sin embargo, conocer a profundidad la situación de la niñez y adolescencia en grupos humanos presenta desafíos excepcionales. Exige investigaciones cuidadosas, prolongadas, de terreno y realizadas en la lengua materna de cada lugar. Sin un conocimiento fino de ese tipo, demasiadas veces se pretende aplicar supuestas leyes universales de desarrollo infantil que se basan principalmente en poblaciones europeas.
Afortunadamente, hay esfuerzos en curso que buscan llenar los vacíos. Algunos estudios comparativos ofrecen pistas que nos ayudan a entender qué hay de diferente y específico de crecer en contextos como los que caracterizan a los pueblos indígenas de la Amazonía y a las comunidades andinas (Lancy, 2008; Hewlett y Lamb, 2005; Rogoff, 2003; Valsiner, 2007).
El entorno ecológico es uno de los primeros factores en saltar a la vista, por los efectos que tiene sobre las formas de organizar la vida. Las zonas tropicales húmedas y las zonas de gran altura sobre el nivel del mar figuran entre los hábitats que plantean los retos más extremos para la existencia humana (Wiley 2004). Si eso vale para las personas adultas, tiene el doble de impacto en los infantes y niños. De hecho, la mortalidad neonatal e infantil ha sido y sigue siendo alta en ambas zonas. En los Andes, conservar el calor del cuerpo del bebé es vital. Los cuidadores han desarrollado sistemas de protección mediante el waltado (fajado), la manta, y la cercanía al cuerpo de la madre. En la Amazonía, además del contacto con el agua sucia, el gran peligro son los insectos que causan heridas e infecciones. El poco uso de ropas facilita el monitoreo y los constantes baños refrescan y reaniman. Aun así, los riesgos de parásitos, desnutrición, diarreas y deficiencias de micronutrientes no encuentran respuesta suficiente en los sistemas médicos locales (el chamanismo, el curanderismo) con su poca elaboración de la especialidad de pediatría. El sistema médico oficial, demasiadas veces, minusvalora los beneficios de las prácticas locales y tampoco ofrece la ayuda que se requiere.
En estos pueblos, la transmisión de conocimientos y habilidades de las personas mayores a la nueva generación se apoya en la observación, la imitación y el ensayo y error por parte de los aprendices
Un rasgo muy difundido entre los pueblos no occidentales de todo el mundo es la distribución de la responsabilidad por el cuidado de los niños entre múltiples personas. Es un patrón que se relaciona con la fuerte participación de las mujeres en los sistemas de producción, y se halla tanto en los Andes como la Amazonía. Los niños y las niñas amazónicas acompañan a sus madres, abuelas, tías y hermanas mayores a la chacra en el bosque. Los niños y las niñas andinas asisten a sus madres al pastoreo y en las largas caminatas de sus familiares en tareas de cultivo. Muchas veces, sus cuidadores directos son otros niños; así, tenemos la icónica imagen de la niña andina con su hermanito en la espalda. Algunos han analizado la importancia estructural del núcleo de hermanos, varones y mujeres, y la solidaridad generacional horizontal que organiza el sistema de parentesco andino, como un resultado de este sistema de crianza (Ortiz, 1994). Los niños mayores cuidan y enseñan a sus menores. La misma lógica se reproduce cuando los hermanitos asisten como estudiantes “espontáneos” en las escuelas rurales.
Los sistemas de enseñanza y aprendizaje definen otro ámbito; donde los pueblos indígenas amazónicos y andinos se asemejan a la generalidad de pueblos indígenas en el mundo, y contrastan con la situación de niñas, niños y adolescentes en sociedades donde la mayoría acumula muchos años de asistencia a la escuela. En estos pueblos, la transmisión de conocimientos y habilidades de las personas mayores a la nueva generación se apoya en la observación, la imitación y el ensayo y error por parte de los aprendices (Lancy, Bock y Gaskins, 2010). Se usa, sobre todo, una estrategia de “open observation (observación abierta)” (Gaskins y Paradise, 2010). Premia la capacidad de recoger información de escenarios amplios. Su valor de sobrevivencia en contextos como la selva amazónica es evidente. El fomento en la escuela de estilos radicalmente diferentes de aprendizaje explica muchas de las dificultades que tienen los niños, niñas y adolescentes – más allá de la pobre calidad de las escuelas que están a su alcance y la dudosa relevancia de mucho de lo que se enseña en ellas.
La niñez amazónica se tipifica con frecuencia como “indulgente”: se exige poco de los niños y las niñas en términos de colaboración en las tareas del hogar y las actividades de subsistencia. En la niñez y adolescencia se goza de grandes márgenes de libertad de movimiento (Anderson, 2016). Eso puede acarrear cierto grado de auto aprovisionamiento; por ejemplo, recogiendo frutas para comer o practicando con la cerbatana, o el arco y flecha, la caza de lagartijos y pájaros. No se castiga; pero, empleando métodos más sutiles, se fomenta la iniciativa y la autonomía.
En cambio, “indulgente” no es un descriptor que se aplica a la niñez y adolescencia en los Andes; salvo raras excepciones, como podría ser el hijo único de una pareja de edad avanzada. La clave es el sistema de producción. La agricultura familiar practicada en los Andes presupone la participación de todos los miembros del hogar. Los niños y las niñas hacen una contribución económica desde muy temprana edad. A la vez son accionistas, con parcelas, animales y eventualmente otras propiedades que están reservadas para afrontar las demandas de su educación y porvenir.
Veamos la situación de los dos hijos de una familia que se halló en un pueblo de la provincia de Yauyos, región Lima[1]:
Ximena (seudónimo), de 9 años, divide su día entre las mañanas, cuando asiste a la escuela, y las tardes, cuando lleva a pastar el rebaño familiar de media docena de ovejas y un par de cabras. Los fines de semana y por ratos entre juegos ayuda a atender en la tienda familiar. La bodega de su familia está lejos de ser la más grande, surtida o concurrida en el pueblo, pero da alguna ganancia gracias al esfuerzo de los dos padres de Ximena. Cada quincena su madre viaja a Cañete para abastecerla de novedades además de artículos de primera necesidad. Los sábados y domingos, y algunas noches cuando hay movimiento en el pueblo, se estaciona un carrito salchipapero delante de la tienda. Ximena ayuda a su mamá despachando los platos y cobrando el sol que cuesta la porción.
El emparejamiento suele ser precoz en la Amazonía, especialmente para las mujeres (UNFPA / Plan International, 2019). Un día están jugando con sus amigas y mascotas, y al año siguiente están con un bebé
Esto era, por supuesto, la vida de Ximena antes de la pandemia. Aun en ese entonces, su rendimiento en la escuela había bajado, dice su mamá, debido a una caída que tuvo del techo de su casa. Otros podrían decir que la sobrecarga de trabajo jugaba un papel. De hecho, Ximena llevaba sus cuadernos al campo y hacía la tarea escolar mientras vigilaba a los animales. Sus padres le inculcaban la importancia de cuidarlos bien ya que el rebaño representaba la posibilidad de ejecutar su plan para el futuro de la familia: comprar un terreno en Lima, trasladarse a la capital, encaminar a Ximena y su hermano menor en estudios secundarios y post secundarios. La familia poseía terrenos en las afueras del pueblo, y cosechaba habas y otros productos para el autoconsumo y para la venta. El hermano de Ximena ayudaba al papá en la chacra, pero, a sus 6 años, no tenía la fuerza para las tareas de otros niños mayores frente a la chaquitaclla, la pala y la barreta. No se le podía enviar para manipular compuertas en los canales de regadío, incluso durante la noche cuando el puma vagaba por los cerros. Sí, como casi la totalidad de las niñas y los niños del lugar, podía colaborar en tareas como recolectar leña en zonas de bosque y traer forraje para los cuyes en casa.
Los recursos que explotan los pueblos de caza, recolección y horticultura – es decir, la economía tradicional amazónica – requieren de conocimientos y habilidades que se adquieren lentamente y que demandan un notable madurez física y mental. Si los niños acompañaran a sus padres, abuelos y tíos en expediciones de caza sería un estorbo antes que una ayuda. Las niñas que observan a sus madres, abuelas y tías en el cultivo de la chacra o la búsqueda de alimentos del bosque demoran mucho en adquirir la capacidad para seleccionar las plantas y no tienen la fuerza para cargar productos pesados como la yuca y los plátanos de vuelta a la aldea. Su aporte probablemente se limitará a cargar palitos y hojas para alimentar el fuego de la cocina.
Los pueblos amazónicos y andinos vuelven a converger en torno a las expectativas de autovalía que guardan para las niñas, niños y adolescentes y en el entrenamiento que ofrecen para la misma. En todos ellos, la niñez termina tempranamente. La madre de Ximena afirmaba que ella dejaría de jugar a los 12-13 años, y esas fueron las edades que la mayoría de padres en los pueblos yauyinos mencionaban como el fin de la infancia (Anderson y Leinaweaver, en preparación). El emparejamiento suele ser precoz en la Amazonía, especialmente para las mujeres (UNFPA / Plan International, 2019). Un día están jugando con sus amigas y mascotas, y al año siguiente están con un bebé. En los Andes se produce una intensificación gradual del rol proveedor y gerencial de adolescentes varones y mujeres. Antes de cumplir los 20 años, la mayoría está en condiciones de conducir una casa y la unidad agropecuaria asociada a ella.
Muchos de estos patrones están siendo trastocados por la escuela, la oferta de trabajo en las ciudades del entorno (servicio doméstico para las mujeres; construcción civil y vigilancia particular en el caso de los varones), cambios en las bases económicas de las comunidades y cambios en las aspiraciones de niños, niñas y adolescentes en el conjunto del país. Es previsible que la niñez y la adolescencia en las zonas indígenas de los Andes y la Amazonía seguirán marcadas como procesos diferentes del resto del país. La nueva generación forma parte de un complejo sistema de articulación entre su medio (físico, social, político) y la sociedad mestiza envolvente. Las niñas, los niños y adolescentes tendrán que hacer uso de todas sus capacidades creativas y de pensamiento independiente para trazar un camino hacia un futuro no solo diferente, sino de “aumento”[2] y feliz.
Referencias
Anderson, Jeanine. 2016 Las infancias diversas. Estudio fenomenológico de la niñez de cero a tres años en cuatro pueblos indígenas de la Amazonía peruana. Lima: UNICEF Perú.
Anderson, Jeanine y Leinaweaver, Jessaca. En preparación. Niñez en Yauyos (título tentativo).
Gaskins, Suzanne y Paradise, Ruth. 2010 “Learning through observation in daily life”. En: Lancy, David F., Bock, John y Gaskins, Suzanne, editores. The Anthropology of Learning in Childhood. Walnut Creek, CA: AltaMira Press, pp. 85-117.
Hewlett, Barry S. y Lamb, Michael E., editores. 2005 Hunter-Gatherer Childhoods. Evolutionary, Developmental and Cultural Perspectives. New Brunswick, NJ: AldineTransaction.
Lancy, David F. 2008 The Anthropology of Childhood. Cherubs, Chattel, Changelings. Cambridge, UK: Cambridge University Press.
Lancy, David F., Bock, John y Gaskins, Suzanne, editores. 2010 The Anthropology of Learning in Childhood. Walnut Creek, CA: AltaMira Press.
Ortiz Rescaniere, Alejandro. 1994 Un estudio sobre los grupos autónomos de niños a partir de un trabajo de campo en Champaccocha, Andahuaylas. Lima: Fundación Bernard Van Leer / Ministerio de Educación. Proyecto de Innovaciones Pedagógicas No Formales, Documento de Trabajo.
Rogoff, Barbara. 2003 The Cultural Nature of Human Development. Oxford, UK: Oxford University Press.
UNFPA / Plan International. 2019 Las adolescentes peruanas en matrimonio o unión. Tradiciones, desafíos y recomendaciones. Lima: Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Valsiner, Jaan. 2007 Culture in Minds and Societies. Foundations of Cultural Psychology. Los Angeles, CA: Sage Publications.
Wiley, Andrea S. 2004 An Ecology of High-Altitude Infancy. Cambridge, UK: Cambridge University Press.
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[1] Extracto del manuscrito en proceso que contiene los resultados de un estudio de campo en seis localidades rurales de la provincia de Yauyos, al sur de Lima, en el 2008. Anderson y Leinaweaver, en preparación.
[2] El “aumento” expresa un valor primordial de los pueblos indígenas amazónicos. Alude a procesos deseables de crecimiento, florecimiento y prosperidad.
Verano 2021/2022
Jeanine Anderson
Pontificia Universidad Católica del Perú - PUCP