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Edición Nº 27

Perú como zona de tránsito para migrantes
8 de julio, 2014

Desde que el Perú ha comenzado un relativo crecimiento económico, ciudadanos de diferentes países han llegado para quedarse y realizar diversas actividades. Es distinto el caso de personas que en situación de tránsito llegan al país para continuar su viaje a un tercer destino o permanecer por un periodo largo en el país en esa condición.

Podemos identificar tres tipos de situaciones en los cuales el Perú constituye una zona de tránsito para los migrantes, a) los que provienen de países pobres como Haití y de algunos países africanos cuyo destino final es Brasil; b) los que producto de los diversos procesos de integración en curso, como la CAN, UNASUR y Alianza del Pacífico (principalmente ciudadanos colombianos), se asientan temporalmente en el país y otros que tienen como destino final Chile; c) un tercer grupo está constituido por ciudadanos que utilizan Perú como plataforma para luego continuar su trayectoria hacia un tercer país, como es el caso de algunos ciudadanos de oriente medio y, principalmente, de origen chino.

En el caso de los ciudadanos haitianos el problema comenzó luego del seísmo ocurrido en enero de 2010, donde miles de haitianos quedaron sin vivienda, sin empleo, ni ningún sistema de protección por parte del propio Estado haitiano ni de la cooperación internacional. Casi inmediatamente comenzó la migración haitiana hacia el Brasil. Esta situación se vio facilitada por la decisión del gobierno brasileño de otorgar visas de trabajo. Dada esta situación, cientos de ciudadanos haitianos buscan llegar a Brasil utilizando la ruta Ecuador y Perú. [En nuestro país] dos rutas se utilizan para esta migración. Por el norte se dirigen hasta Tabatinga, pasando por Iquitos; y por el sur hasta Acre pasando Lima, Cusco y Madre de Dios. Como se señala en ambos casos, los ciudadanos utilizan el Perú como una vía importante de tránsito. Una tercera ruta de migrantes haitianos en tránsito es la que se dirige al sur en dirección a Chile toda vez que existe una pequeña comunidad de haitianos en el país sureño.

Diversas informaciones e investigaciones dan cuenta de la penosa situación donde, en muchos casos, estos ciudadanos han sido estafados por los pasadores o “coyotes” a lo largo de su travesía por el Perú. Esta situación se vio agravada por la exigencia de las autoridades peruanas de solicitar visa a los haitianos desde enero de 2012. Este requerimiento trae como consecuencia la presencia de personas, hoteles, agencias de viaje, agencias de transportes, “especializadas” en hacer transitar migrantes por el país. En muchos casos estos “especialistas” actúan asociados con autoridades corruptas desde el punto de inicio (Tumbes) hasta el punto de destino (Madre de Dios). Aunque se señala que todavía no podemos hablar de tráfico de personas operado por peruanos, otras investigaciones señalan la presencia de una red traficantes haitianos que opera en Haití/República Dominicana y Brasil, es decir, desde el punto de salida hasta el punto de llegada. Estas redes, a su paso por el Perú, se limitan a pagar por la facilitación de los desplazamientos y los sellos de entrada y salida del país.

El drama humano de estos ciudadanos no solo lo constituye el hecho de migrar y ser víctima potencial de un traficante, sino que se ve agravado con la exigencia de la visa, tanto por parte del Perú como del gobierno de Brasil que, en más de una ocasión,  cerró sus fronteras a esta migración, provocando una crisis humanitaria entre los migrantes que ya se encontraban a punto de ingresar a territorio brasileño. Es importante señalar que la solución a esta crisis ha corrido por responsabilidad de los gobiernos de Perú y Brasil, sin contar con el apoyo del gobierno haitiano.

La migración formal, y aquella en calidad de tránsito que favorece principalmente a ciudadanos suramericanos, se ve beneficiada por la firma y entrada en vigor de diversos acuerdos de integración regional, como la CAN, UNASUR y la Alianza del Pacifico. Estos acuerdos, al eliminar algunos requisitos, facilitan la movilidad de las personas sin mayor problema; por esta razón diversos ciudadanos han ingresado al territorio en calidad de trabajadores formales y migrantes en situación de tránsito. La comunidad más numerosa, según algunos estudios, es la colombiana. Aquí podemos identificar dos grupos. Una parte busca trasladarse a Chile, encontrando en su intento algunas trabas para el ingreso al país sureño; otro grupo permanece en el país por largo tiempo.

De este modo, los diversos procesos de integración facilitan el ingreso de ciudadanos que, en muchos casos, se instalan en el país para cometer actos delictivos. Este proceso de apertura y llegada de migrantes se ve reforzado por el crecimiento económico, y eso despierta el interés de ciertos grupos que operan al margen de las leyes al trasladar sus actividades al país.

Un caso aparte y grave lo constituyen ciudadanos de diversas nacionalidades, principalmente de medio oriente y China. Estos ciudadanos tienen como objetivo conseguir en el Perú algunos documentos falsos (como los pasaportes) o verdaderos (como los certificados de matrimonio) a través de relaciones sentimentales fraudulentas para obtener la ciudadanía peruana y luego poder dirigirse a su destino final: Estados Unidos de América. En este caso llegan al país para proveerse de documentos, lo que puede indicar la presencia de redes bien montadas que facilitan la documentación necesaria para continuar el viaje. Como en el caso de los haitianos esto no puede realizarse sin la ayuda de algunas autoridades corruptas.

Así pues, no solo haitianos o ciudadanos suramericanos, sino de medio oriente y oriente utilizan el Perú como tránsito para seguir su destino. Los orígenes son variados, algunos escapan de una situación de permanente vulnerabilidad social, económica, política, otros buscan llegar para realizar actividades ilegales o proveerse de documentación falsa para proseguir el su viaje.

Al parecer tenemos una frontera un poco porosa, donde pueden filtrarse personas con documentos e identidades falsas. Lo anterior nos muestra también que en el país existen redes de tráfico de personas, empresas que facilitan el tránsito de indocumentados y redes que proporcionan documentación falsa a migrantes en situación de tránsito.

Los casos mencionados nos muestran la posibilidad de que el Perú se haya convertido en un país de tránsito utilizado por redes de tráfico de migrantes, en una parada donde pueden pagar y conseguir documentación y dinero falso.

[toggle title="Algunos puntos a reflexionar sobre la ley Migratoria Peruana*" load="hide"]La ciudad de Tacna ocupa en la actualidad el 2º puesto a nivel nacional en cuanto a la densidad del flujo migratorio recibido en sus fronteras, tan sólo después del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez en Lima. Esto la ha convertido en un escenario propicio para que se resalten las fallas en el sistema legal migratorio nacional. Estos fallos se han traducido en situaciones y casos de ciudadanos que han visto sus trámites demorados y su documentación incompleta, mientras que su situación migratoria, en muchas ocasiones, ha pasado a la ilegalidad.

1. La carencia de un enfoque general en la Ley A lo largo de la Ley Migratoria (DL 703) se observa la falta de especificaciones, indicaciones y contenido que indique un propósito general u orientación para el mismo. Se evidencia la carencia de un enfoque, y con ello, la inexistencia de un objetivo o misión a lograr a futuro, a pesar de la clara necesidad de establecer el mismo. Una de las fuentes más notorias de esta situación es el haber privilegiado la implementación de políticas de gobierno, breves y sin visión de futuro (culmina con el gobierno de turno), por sobre las políticas de Estado, las cuales tendrían un talante más transversal y duradero (su implementación y utilidad van más allá de un período presidencial).

2. La existencia de múltiples Calidades Migratorias La Ley de Extranjería peruana, en su artículo 11º, diferencia entre 22 calidades migratorias , de las cuales 10 son definidas y controladas por el Ministerio de Relaciones Exteriores y las 12 restantes por la Dirección de Migraciones y Naturalización de la Dirección General de Gobierno Interior. En esta ley no existe diferencia entre calidad migratoria y característica migratoria pero, además, puede verse que las calidades en sí mismas no son explícitas en cuanto a su diferenciación, muchas de ellas sólo representan el 1% de ingresos al país y no son usadas por desconocimiento o por su poca practicidad.

3. La centralización de Organismos para poder acceder a trámites Las entidades a las que el ciudadano debe acudir para realizar sus trámites se encuentran principalmente en la capital. Sin embargo, los puestos de control migratorio y fronterizo suelen estar ubicados, en muchos casos, en localidades con niveles de pobreza bastante altos. En muchas ocasiones los migrantes no están en condición regular o carecen de documentación, convirtiéndose en grupos vulnerables. Estos tres puntos afectan a un porcentaje cada vez mayor de ciudadanos de diversas nacionalidades y perjudica los intentos por crear un espacio común entre los países de la región latinoamericana. La realidad del Perú es ser un país de paso y debe entenderse desde ello que una necesidad primordial es dar facilidades a los inmigrantes y no inmigrantes para poder ingresar al país, teniendo un trato digno y haciendo los procesos administrativos lo más eficientemente posible.

* Extracto del texto “Diagnóstico Comparado de Ley Migratoria Peruana”, elaborado como parte de las actividades organizadas por la Oficina de Proyección Social y Responsabilidad Social Universitaria de la UARM. Ximena Solórzano, estudiante de Derecho, y Marisol Vargas, estudiante de Ciencia Política, redactaron el siguiente informe para el Servicio Jesuita a Migrantes de Tacna.[/toggle]

José Koechlin

Miembro del Instituto de Ética y Desarrollo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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