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Edición Nº 39

Perú, ¿tierra acogedora?
10 de octubre, 2017

Migrar de un país a otro, incluso al país vecino, siempre es una apuesta por un nuevo sueño, una nueva vida, a veces solo por conservar la vida, como les sucede a quienes se les persigue por sus ideas políticas, o a aquellos que son despojados de sus tierras y tienen que huir para salvar sus vidas. Migrar siempre es una apuesta por un futuro mejor, es el deseo de que nuevas posibilidades se abran y nos enriquezcan y nos posibiliten una vida digna. Pero migrar también es entrar en un escenario de incertidumbre, de cierta vulnerabilidad frente a lo desconocido, a lo que nos espera y que no podemos dimensionar. Cuando migramos, deseamos encontrar un nido que nos acoja en este nuevo contexto, en la nueva cultura y que calme nuestras incertidumbres y nuestros miedos.

El inicio siempre es complicado y la migración hacia el Perú no es la excepción, si bien es cierto no tiene las enormes barreras culturales para quienes venimos de otros países de Sudamérica y hemos crecido en zonas urbanas. En el Perú, las personas con las que nos encontramos en el camino, en la calle, en el mercado, o los taxistas, suelen ser muy amables y acogedoras. Cuando se les pregunta por algún dato o alguna dirección, siempre muestran disposición a apoyar cuando oyen un dejo que les resulta extraño. Las situaciones más difíciles se dan en lo cotidiano, cuando inicialmente no se cuenta con redes a las que acudir no solo por alguna ayuda, sino para compartir y conocer más profundamente el país en el que vivimos, para hablar, escuchar, sentir la compañía y dejar un poco las añoranzas. Ese tiempo puede ser muy rápido o muy lento si no nos encontramos con un amigo o una amiga que nos introduce a un grupo de personas y éstas a otras, hasta que nos encontremos también ya formando parte de una red que nos acoge sin restricciones.

En los momentos actuales, el hecho de que el gobierno peruano abra las puertas a venezolanos y venezolanas que están huyendo de la difícil situación de su país, proporcionándoles un permiso temporal de residencia –y por ende de trabajo– a miles y miles en muy poco tiempo, ha aumentado la percepción de que el Perú es un país abierto a la migración. Sin embargo, esta percepción de puertas abiertas no tiene mucho asidero en la normatividad que ha existido sobre migraciones y que fue hace poco modificada, ni en lo que han vivido otros colectivos de extranjeros que han visto cómo su nacionalidad era estigmatizada en los medios de comunicación –como es el caso de colombianos que son presentados como si todos fueran delincuentes, estafadores o extorsionadores-, despertando muy poca solidaridad las expulsiones de irregulares de esa nacionalidad. Tampoco tiene asidero en lo que, en los últimos tiempos, experimentan ciudadanos y ciudadanas en situación irregular que son expulsados sin contemplaciones, como lo anunció hace un tiempo el propio Ministro del Interior, dando además a entender que existiría una cuota establecida para dichas expulsiones: “Hemos expulsado a más de cien extranjeros ilegales. Serán 300 en julio y 600 a fin de año. Perú es hospitalario, pero no tonto”[1].

Los medios de comunicación juegan un rol trascendental en la forma cómo es acogida una colectividad. En el caso de la gran migración venezolana, aunque ha despertado tanta empatía, ya se empieza a notar el malestar en algunos espacios, como sucedió hace poco con un inmigrante venezolano que vendía empanadas en un bus de servicio público y fue insultado por un pasajero que le gritó “Por flojo, por haraganes, por ociosos, fumones, por drogadictos”, recibiendo una respuesta poco atinada del venezolano: “Esos movadistas, esos terroristas que defienden al gobierno de Velazco Alvarado”[2]. En ese sentido, ya encontramos titulares que pueden ir despertando la xenofobia frente al colectivo venezolano, pues se coloca la nacionalidad como si fuera un elemento clave en el hecho delictivo, como hemos visto en dos titulares, uno en el diario La República (“Los Olivos: Le dio trabajo a venezolano y nunca imaginó que sería traicionada”[3]) y otro en el Comercio (“Miraflores: dos venezolanos son capturados tras robar en un Tambo”[4]).

Un colectivo que ha vivido especialmente la inexistencia de una normatividad abierta, que sea proclive a la acogida, es el de mujeres extranjeras víctimas de violencia, las mismas que se han organizado en el colectivo Madres migrantes maltratadas e iniciaron su lucha para que se dé una ley que les permita acceder a residencia en el país en el que nacieron sus hijos e hijas y quedarse legalmente una vez que han terminado la relación con el hombre violentador, ya que la ley exigía que él le diera su aval para renovar su residencia.

Su lucha puso en la mira una ley restrictiva que obstaculizaba la posibilidad de estar legalmente en el país y por fin lograron que se aprueben permisos temporales de permanencia para mujeres que sufren violencia. Sin embargo, como señalan en su Facebook, esto aún no se estaría cumpliendo:

Los peruanos hemos visto incrementar, en los ultimos años, el ingreso de extranjeros residentes al país, esto amerita una reflexión sobre cómo nos posicionamos ante ellos como sociedad.

“Lo más lamentable es que hay un sector de mujeres aún más abandonado, que son las mujeres migrantes, ellas aún siguen siendo violentadas no solo por la violencia diaria, sino que además el Estado, a través del Ministerio del Interior, que es el que maneja la Superintendencia Nacional de Migraciones, sigue sin aceptar los hijos y la violencia familiar como una de las formas para obtener la residencia en el país. Han dictado leyes que no cumplen”[5].

Cabe señalar además que si bien la nueva Ley de Migraciones es mucho más abierta y ha dado pie a que aumente el número de personas que acceden a la ciudadanía en mucho menos tiempo que antes, el mayor porcentaje obtiene la nacionalidad por matrimonio, otro porcentaje por ser hijo o hija de peruanos y una mínima parte sin tener algún vínculo familiar con peruano o peruana. Es que la nueva normatividad sigue manteniendo la exigencia de que se debe tener un ingreso anual de 10 UIT[6] en bruto como requisito para acceder a la ciudadanía.

En este contexto, para que la ciudadanía peruana siga manteniendo la buena acogida a las personas extranjeras, es necesario que los medios de comunicación traten con más seriedad el tema y no alimenten la xenofobia. Asimismo, es necesario que se aplique la normatividad vigente y que realmente se reduzcan las restricciones para la naturalización, debiendo desarrollarse otros criterios que un monto mínimo de ingreso mensual como, por ejemplo, el tiempo de arraigo en el país, para que muchas personas que no permanecen ni por matrimonio, ni son hijos o hijas de peruana o peruano, puedan obtener la ciudadanía en el país que han elegido para vivir permanentemente. El Perú es un hermoso país para echar raíces, esperemos que cada vez sea más posible acoderar en sus puertos y compartir el calor de sus pueblos.

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[1] https://twitter.com/carlosbasombrio/status/854384611375419394
[2]
“Lima: pasajeros de bus insultan a venezolano que vendía empanadas”, Perú.com, 19 de agosto del 2017.  https://peru.com/actualidad/mi-ciudad/lima-pasajeros-bus-insultan-venezolano-que-vendia-empanadas-noticia-529136
[3]
“Los Olivos: Le dio trabajo a venezolano y nunca imagino que sería traicionada”, La República, 13 de agosto del 2017. http://larepublica.pe/sociedad/1073065-los-olivos-comerciante-le-dio-trabajo-a-venezolano-sin-pensar-que-seria-traicionada
[4] “Miraflores: dos venezolanos son capturados tras robar en un Tambo”, El Comercio, 19 de agosto del 2017. http://elcomercio.pe/lima/policiales/miraflores-dos-venezolanos-son-capturados-robar-tambo-noticia-451419
[5] https://web.facebook.com/Madres-Migrantes-Maltratadas-Per%C3%BA-215568588948433/?hc_ref=ART5PhRLLSS97vqE5RXcKd3CZu2vinL7N1gxiN5NsLg9dwkymC-uCVPZoGGSpLSaHkg&fref=n
[6] 10 Unidades Impositivas Tributarias, equivalente a S/. 40,500.00 para el año 2017. [N. del E.]

Primavera 2017


Rosa Montalvo Reinoso

Ecuatoriana de nacimiento, radicada en Perú hace 29 años. Oficial de Proyectos de International Land Coalition.

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