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Edición Nº 23

Piura: las contradicciones del despegue
17 de mayo, 2013

Piura, en el corto periodo de tres años, será el primer productor nacional de uva. Con 4 mil hectáreas instaladas produce uva todo el año, habiendo desplazado la producción liderada por el mango y el limón, con una rentabilidad de 10 mil dólares por hectárea. En Piura los modernos centros comerciales han sentado plaza. El crecimiento no se detiene y las inversiones prosiguen viento en popa. El vigor de la economía ha transformado viejos locales, de la otrora prosperidad algodonera, en modernas tiendas comerciales. Sin embargo, pese a la explosión del comercio en escaparate, el Mercado Central de Piura, hacinado e insalubre, se mantiene en pie.

Piura tiene una economía en movimiento. Uno de los sectores de mayor dinamismo es el de la construcción de edificios multifamiliares, y la presión del sector es tan fuerte que el plan de desarrollo urbano se ha enmendado bajo la mesa. De la Piura tradicional no queda nada, a consecuencia de los nuevos edificios de tres y cuatro pisos que pueblan el viejo centro. Nuevas zonas residenciales ocupan lo que hasta ayer eran tierras agrícolas. La plusvalía urbana y los traficantes de tierras han sentado sus reales en la ciudad.

Otro sector de inusitado vigor es el turismo hacia las playas y la gastronomía. El flujo turístico se ha favorecido por el buen estado de las carreteras y la incursión de cómodos servicios de transportes hacia Talara. La región se conecta con Lima gracias a doce vuelos en diversos horarios. El aeropuerto está poblado de taxis que conducen directamente a los turistas hacia las playas. Los hoteles tienen, a consecuencia del sol norteño, visitantes todo el año. Máncora y Colán son los balnearios favoritos; pero Máncora ha visto surgir un negocio entre bambalinas: el comercio de drogas al menudeo. El servicio de transporte turístico tiene su mayor amenaza en las bandas de extorsionadores llegadas de Trujillo, aliadas a delincuentes locales. En marzo la PNP ultimó a balazos a cinco integrantes de la temible banda “Los Albines”. Para muchos empresarios, transportistas y productores arroceros la enérgica acción policial devolvió la tranquilidad. El temor mayor es la recomposición de estas bandas armadas. La mayor amenaza para la inversión es la inseguridad.

La papa caliente de la economía piurana es la minería informal asentada en Tambogrande, Las Lomas, Suyo y Sapillica. Esta actividad amenaza las fuentes de agua con vertimientos de mercurio y cianuro, lo que puede afectar la producción frutícola. Los hoy mineros informales antes eran agricultores pobres que, gracias al comercio de oro, mejoran sus ingresos. Muchos, al obtener un nivel de prosperidad, se desplazan a la periferia urbana de Sullana, donde adquieren vivienda y buscan mejores oportunidades para sus familias. Junto al minero migrante también se desplazan los integrantes de su “servicio de seguridad”: sujetos armados que tientan suerte como mototaxistas. Sin embargo, nada impide que incurran al asalto en un día de pocas performances laborales.

Otros males que se propagan en los ayer villorrios tranquilos son el expendio de alcohol y el meretricio clandestino. La prostitución acompaña el bienestar económico. En “Café Rojo”, un prostíbulo de Sullana, buena parte de las trabajadoras sexuales proceden de Ecuador y Colombia.

Paita y Sullana han alcanzado el pleno empleo a consecuencia de la actividad pesquera, la producción de etanol y las nuevas plantaciones de uva, banano y camote. También Sechura experimentó un notable impulso económico a consecuencia de la explotación de los fosfatos por el consorcio Vale-Mitsui-Mosaic, las calizas por Cementos Pacasmayo, las diatomitas[1] por Juan Pedro Quay y las salmueras por Americas Potash; esto se percibe en los nuevos negocios y actividades productivas de sus pobladores, antes dedicados a la pesca y a la agricultura. Hoy Sechura es una potencia minera no metálica y un gran exportador de moluscos. Actualmente, la empresa Savia espera concluir los estudios para la explotación de gas en la bahía.

Talara espera iniciar la remodelación de su refinería con una inversión ascendente a los 2 mil millones de dólares. En Paita la empresa concesionaria del puerto Terminales Portuarios Euroandinos (TPE) invertirá 160 millones de dólares en la habilitación de un segundo espigón para embarque de productos. Por este puerto salen los productos agrícolas de la región; mientras que Bayóvar es el puerto de embarque minero y también dispone de un embarcadero de hidrocarburos.

El Proyecto Alto Piura permitirá ampliar la frontera agrícola en aproximadamente 20 mil hectáreas, el equivalente a la cantidad de tierras salinizadas por el mal uso de agua de riego del Proyecto Chira-Piura. Sin embargo, Paita y Talara, provincias productoras de pescado e hidrocarburos, disponen diariamente de sólo cuatro horas de suministro de agua potable. Problema similar enfrentan Sullana y Piura. El futuro distrito oeste de Piura cuenta con agua racionada. La falta de agua potable es un grave problema que se cierne sobre el futuro urbano de la región.

Piura posee una población estimada de un millón 800 mil habitantes, siendo su mayor población menor de 25 años. Su mayor capital es el recurso humano. Actualmente la Universidad Nacional de Piura tiene un total de 27 mil alumnos en pregrado y postgrado; mientras que la Universidad de Piura, a la otra orilla de la ciudad, tiene 5 mil 422 alumnos de los cuales mil 429 corresponden al Campus Lima. Hoy tienen sede en Piura nuevas filiales de universidades privadas como Alas Peruanas, César Vallejo, Antenor Orrego, San Pedro y Los Ángeles de Chimbote. Contradictoriamente el vigor económico de Piura requiere técnicos que se apliquen a sus múltiples vocaciones productivas. Ese es el desafío de una economía en movimiento.

Como se puede observar, el crecimiento económico que experimenta Piura está cambiando las dinámicas sociales, culturales, económicas y políticas de la región. Al mismo tiempo, surgen contradicciones que desafían a saber integrar las dinámicas tradicionales de convivencia y armonía social con nuevas dinámicas de producción y de intercambio comercial. Asimismo, las dinámicas generadas por la minería informal trasladan el problema a las zonas periféricas de las ciudades, en donde se incrementa la violencia y la inseguridad ciudadana.

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[1] Las diatomitas son rocas sedimentarias silíceas de grano fino.


José Miguel Godos Curay

Docente de la Universidad de Piura

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