Los jesuitas, desde sus inicios, se han asumido como servidores de la misión de Cristo, deseando “atender principalmente a la defensa y propagación de la fe y el provecho de las almas en la vida y doctrina cristiana”[1]. Como bien se afirma en la última Congregación General, se trata de “una misión expresada con toda claridad y firmeza: defensa y propagación de la fe que nos haga descubrir nuevos horizontes y llegar a las nuevas fronteras sociales, culturales y religiosas que, por ser fronteras, pueden ser lugares de conflicto y tensión que ponen en peligro nuestra reputación, tranquilidad y seguridad”[2]. Esta misión requiere, por tanto, una actitud de discernimiento constante a fin de renovarnos y adaptar nuestras vidas y actividades a las exigencias de la Iglesia y a las necesidades de nuestro tiempo, permaneciendo fieles a nuestra vocación.
Se trata de una misión enraizada en una experiencia profunda de Dios que permite ver el mundo de manera diferente. Descubrir a Dios en el corazón del mundo, en medio de las encrucijadas actuales, nos permite abrirnos a nuevas posibilidades de convivencia fundadas en el respeto y la solidaridad auténtica con los demás. En este sentido, nuestra misión contiene en sí misma una exigencia de saber contemplar el mundo para identificar los nuevos “lugares”, las fronteras a donde Dios nos invita a hacernos presentes. Estas fronteras cambian y hay que estar atentos para poder reconocerlas e introducirnos en la novedad. En esto, los jesuitas, como Cuerpo Apostólico, tenemos una amplia experiencia.
En este proceso de discernir constantemente la concreción de la misión en los diferentes contextos es que surge la posibilidad de consolidar las Plataformas Apostólicas Regionales. Identificar las particularidades del contexto donde actuamos y sus desafíos actuales demanda un discernimiento espiritual y apostólico constante del conjunto de nuestros ministerios, de nuestras apuestas y modos de llevarlas a cabo, prestando especial atención al papel que pueda desempeñar para el servicio de la fe y la promoción de la justicia en solidaridad con los pobres.
En el Perú, los jesuitas tenemos una presencia significativa en Tacna, Arequipa, Ayacucho, Cusco, Lima, Trujillo, Chiclayo, Piura, Jaén, El Marañón. En una diversidad de contextos se ha respondido con una diversidad de obras que responden a las necesidades de la región y del país, relacionadas con la educación, la cultura, la religión, promoción del desarrollo, el acompañamiento a poblaciones indígenas, acompañamiento a los jóvenes, etc. Estas obras funcionan y funcionan muy bien. Sin embargo, siendo conscientes que la complejidad del mundo actual exige respuestas que estén a la altura de las circunstancias, se está replanteando la forma de articulación de sus obras combinando la articulación territorial y la articulación temática.
Las PARs buscan generar una nueva mirada sobre la realidad, identificar las nuevas fronteras de la región, y responder como cuerpo Apostólico que comparte una misma misión.
La articulación territorial implica el consolidar las dinámicas regionales a través de las Plataformas Apostólicas Regionales (PAR). Las PARs, en este sentido, son espacios de discernimiento que nos ayudan a renovarnos y adaptar nuestra vida y actividades a las exigencias de la Iglesia y a las necesidades de nuestro tiempo, permaneciendo fiel a nuestra vocación de servicio a la fe y la promoción de la justicia. Este espacio permite revisar y redimensionar las prácticas institucionales en función de los desafíos y necesidades actuales de la región. Buscan, por tanto, generar una nueva mirada sobre la realidad, identificar las nuevas fronteras de la región, y responder como Cuerpo Apostólico que comparte una misma misión.
La apuesta por fortalecer las PARs pretende mejorar nuestro servicio a la fe y la promoción de la justicia; sin embargo, hay que ser humildes, modestos, y no creernos protagonistas de la historia sino colaboradores en un esfuerzo más grande. Nos enfrentamos con problemáticas que nos sobrepasan como Compañía y como Iglesia. Estamos para aportar, para sumar con otros. La articulación territorial a través de las PARs debe permitir pensar la región, reconocer sus necesidades y desafíos actuales, para actuar con otros. El sentido último de la articulación a través de Plataformas está en la posibilidad que brinda de mirar la región, reconocer los diversos sujetos que interactúan en ella, tanto de espacios eclesiales, civiles y políticos, para buscar unir esfuerzos en aras de construir un mundo más humano. Esto exige el responder con seriedad ayudándonos de investigaciones, con aliados fiables, dispuestos a escuchar y tender puentes.
La articulación territorial se complementa con la articulación temática. El camino recorrido por los jesuitas en el Perú los ha llevado a formar consorcios y obras de alcance nacional que trabajan diferentes temas, sean educativos, sociales o pastorales. La articulación temática busca garantizar que la dimensión que ella “representa” o su valor agregado (dimensión educativa, social, comunicacional, espiritual, pastoral) formen parte del proceso de la Región y establezca una relación sinérgica con las otras dimensiones. Esto implica el seguir fortaleciendo Fe y Alegría, ACSIP, SEPSI, NAJ, UARM, CONSIGNA, CEI, Centros Loyola, para sumar esfuerzos y lograr hacer efectivo las prioridades asumidas por la Provincia peruana.
El pensar los ministerios apostólicos desde las regiones será un proceso que nos llevará a cambiar nuestras maneras de proceder. Tendremos que mejorar nuestras coordinaciones y potenciar nuestro trabajo en equipo; aprender a combinar la novedad y la tradición, escuchando qué es lo que Dios nos pide en las diversas regiones donde estamos presentes, en medio de tan complejas y diversas situaciones sociales, culturales, religiosas y políticas. Esta búsqueda implica una libertad de espíritu para adecuar las formas de organización y las estructuras de gobierno a fin de responder adecuadamente a los desafíos actuales respetando la diversidad y particularidades existentes en cada una de las regiones donde estamos presentes.
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[1] Fórmulas del Instituto, Paulo III y Julio III.
[2] Congregación General 35. Decreto 1.6
Publicado en mayo 2011
César Torres Acuña, SJ
Abogado. Delegado Social del Apostolado Social de la Compañía de Jesús