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Edición Nº 17

Resultados de la Primera Vuelta, una lectura entre líneas
30 de mayo, 2011

En los últimos días, se ha escrito y se ha dicho bastante sobre las causas, consecuencias y significados de la primera vuelta de las elecciones generales del 2011 en nuestro país. En gran medida, porque a diferencia de lo que sucedía hasta hace relativamente muy poco, ahora tenemos la sensación de que hay mucho en juego en este proceso electoral. A continuación, pasamos revista a algunas de las reflexiones e impresiones, individual y colectivamente construidas, que se han venido proponiendo. Se busca, de manera particular, llamar la atención sobre la medida en que pueden ser útiles para ordenar nuestros esfuerzos por comprender mejor la actual dinámica política en nuestro país y sus posibles implicancias.

¿Qué tanto conocemos el Perú y a sus electores?

En relación con este último proceso electoral, se puede afirmar sin problema alguno que éste ha sido muy poco amable con quienes se dedicaron a analizarlo. Una gran cantidad de comentarios y afirmaciones resultaron siendo inexactas o simplemente erróneas. En particular, aquellas que pretendían establecer qué es lo que estaba sucediendo o estaba por suceder. Frente a esta situación, algunas personas han llamado la atención sobre lo poco que conocemos de lo que viene sucediendo en nuestra sociedad y, de manera particular, en las zonas más alejadas de Lima. En mi opinión, este tipo de afirmaciones necesitan ser matizadas. En primer lugar, habría que tener en cuenta la alta volatilidad de los comportamientos electorales en un contexto donde los partidos y las organizaciones políticas no han logrado recomponer un mínimo de lealtad partidaria a nivel de los electores. En contextos como este, no debería llamar demasiado la atención que no sea sino hasta muy pocos días antes de la elección que las preferencias de los electores se vayan decantando. Por lo tanto, predecir resultados electorales en el Perú termina siendo una profesión sumamente riesgosa, más aún cuando los analistas políticos, en vez de mantener y profundizar determinadas líneas de análisis, optan por pasar a hacer conjeturas sobre los resultados de las últimas encuestas de opinión.

En segundo lugar, es muy difícil no reconocer lo acertado de los comentarios de Ramón Pajuelo[1] y Martín Tanaka[2] cuando llaman la atención sobre lo poco que sabemos sobre cómo se están formando en la actualidad las preferencias políticas y electorales en el Perú, sobre cómo se vienen construyendo los liderazgos políticos en nuestra sociedad, y sobre la dinámica política en las diferentes regiones. Sin embargo, frente a la urgencia de revisar lo que creemos saber y de orientar nuestras agendas de investigación, es imprescindible no dejar de lado lo que sí hemos venido aprendiendo y descubriendo en los últimos años. Por ejemplo, que el análisis de todo proceso electoral—y en principio, el análisis de todo proceso político—necesita tener en cuenta tanto los factores estructurales (clase, región, etnicidad, etc.) como los factores más contingentes o propiamente políticos (estrategias políticas, decisiones de los actores, campañas electorales, etc.)[3]. En conclusión, los esfuerzos por analizar lo que sucedió el 10 de abril que omitan la interacción de estos dos tipos de factores están condenados a ser visiones excesivamente parciales.

¿Qué tan malas son las noticias de la primera vuelta?

En los últimos días es muy común también encontrarse con una reacción que sugiere que el 10 de abril pasó lo peor que hubiera podido pasar en la primera vuelta de estas elecciones: el pase de Ollanta Humala y Keiko Fujimori a la segunda vuelta, y el hecho que un poco más de la mitad de los electores tenga que elegir entre ellos al próximo presidente o presidenta del país. En mi opinión, la situación es mucho más compleja y matizada. En relación con una serie de aspectos que pueden ser considerados como positivos de esta primera vuelta electoral, se puede considerar que este proceso haya transcurrido sin mayores dificultades o irregularidades, y el que todos los actores políticos involucrados hayan reconocido la legitimidad de los resultados. No menos relevante es el hecho que este proceso electoral haya servido para que los electores expresen con bastante claridad una serie de preferencias y demandas políticas. Se puede estar más o menos de acuerdo con los resultados, pero es muy difícil no reconocer que una mayoría de ciudadanos ha optado por alternativas políticas que significan una mayor presencia del Estado y que no tienen mayor dificultad en reconocer que si el Perú está avanzado, no lo está haciendo para todos ni a la misma velocidad.

Si los procesos electorales son esos momentos en los que los electores participan de manera significativa en el destino de su régimen político representativo y son un mecanismo efectivo para que los gobernados puedan hacerse escuchar, los resultados de esta primera vuelta de las elecciones generales del 2011 son mucho más que una fuente de preocupación sobre el futuro político de nuestro país. De manera similar, la ausencia de una clara mayoría partidaria en el próximo congreso es tanto una razón de preocupación (léase, la posibilidad de una futura crisis política originada por un enfrentamiento sin cuartel entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo) como una oportunidad para avanzar en el establecimiento de un conjunto de acuerdos políticos mínimos que hagan posible una gobernabilidad democrática en nuestro país.

Ahora bien, lo dicho en los dos párrafos anteriores no busca disipar la preocupación que generan las credenciales democráticas de las dos agrupaciones que compiten en la segunda vuelta. En este sentido, es muy probable que, el gran desafío de los próximos años sea defender el actual régimen democrático de un gobierno autoritario y de diferentes actores políticos muy poco leales a los principios básicos de la democracia. Sin embargo, sobre este último punto, nos parece sumamente útil citar lo que Steve Levitsky mencionó en una reciente entrevista[4]: sobre Ollanta Humala se puede tener dudas, pero sobre Keiko Fujimori tenemos pruebas.

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[1] Mesa Verde “Elecciones 2011” realizada en el Instituto de Estudios Peruanos el 5 de abril del 2011.
[2] Mesa Verde “Elecciones 2011” realizada en el Instituto de Estudios Peruanos el 11 de abril del 2011.
[3] Sobre estas reflexiones pueden verse los artículos de Martín Tanaka publicados en el diario La República el 10 (“Lecciones de la campaña electoral”) y el 17 (“¿Cómo interpretar los resultados electorales?”) de abril del 2011.
[4] PuntoEdu, 11 al 17 de abril del 2011, publicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Publicado en mayo 2011


Jorge Aragón Trelles

Politólogo. Docente en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya y la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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