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Edición Nº 27

Ruta jesuita de Lima
8 de julio, 2014
File source: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:CCSM-UNMSM_Salon_de_Grados.jpg

El P. José Francisco Navarro coordina la Ruta Jesuita de Lima, un recorrido que invita a conocer la presencia de la Compañía de Jesús en el Perú a través de la visita de los lugares históricos donde los jesuitas estuvieron presentes, todo esto con motivo de los 200 años de la Restauración de la Compañía.

En las siguientes líneas el P. Francisco nos comenta en qué consiste esta Ruta y el significado que tiene y los lugares que comprende en la capital.

¿Qué comprende esta Ruta y cuál es su importancia?

La Ruta Jesuita en Lima es una actividad polifacética y heterodoxa. Es un recorrido por las edificaciones y las obras artísticas que se albergan en templos y edificios de nuestra capital para despertar la memoria histórica y, al mismo tiempo, es una peregrinación espiritual. En este último sentido implica meditar y ponerse en camino para dirigirse a un centro personal y colectivo. En nuestro caso es hacer memoria, ver y tocar, los lugares donde anduvieron los jesuitas desde que llegaron a Lima en el siglo XVII hasta inicios del XX. El recorrido comprende: San Pedro; el antiguo noviciado San Antonio Abad -actualmente La Casona de la Universidad de San Marcos-; Santiago Apóstol del Cercado; el Baratillo, donde trabajó el Siervo de Dios P. Francisco del Castillo; el antiguo colegio de La Inmaculada -actualmente Universidad Nacional Federico Villarreal-; y el antiguo noviciado de Miraflores, hoy Comunidad y Parroquia de Fátima. “La Ruta” es una actividad del curso de Arte y Espiritualidad que se dicta en Fátima; sin embargo hemos invitado a que nos acompañe el público en general. Este recorrido comprende una visita por mes -iniciado en marzo pasado- y continuará hasta septiembre, en que conmemoramos el bicentenario.

¿Cómo podemos comprender la espiritualidad ignaciana y la pastoral que se trabajaba en la época a través de este recorrido histórico y artístico?

La Ruta Jesuita en Lima, por sus características, es una actividad inédita en nuestro país. Estamos reconociendo los espacios y evocando las actividades, personas y obras de una comunidad creativa; creo que éste es un buen epíteto para la Compañía, una orden que respondió a las vicisitudes de un mundo en transformación constante, con una audacia que ha pasado a ser un rasgo distintivo; una comunidad que tuvo que responder a preguntas y problemáticas antiguas con novedad y pertinencia, con sentido práctico pero sin descuidar la poética propia del proyecto humanista que está en los orígenes de su historia. Nuestro país requiere recobrar la memoria en distintos niveles. Estoy convencido de que el arte y la historia nos invitan a un reencuentro profundo con nosotros mismos y propician dinámicas de transformación en todos los sentidos.

Los jesuitas han buscado, a lo largo del tiempo, ubicarse en las “zonas de frontera”, en esta Ruta, ¿cuáles han sido las más significativas?

Si revisamos el plano de Fray Pedro Nolasco Mere, de 1685, veremos que desde entonces los jesuitas ocupaban las zonas de frontera en la Lima virreinal. La primera línea la ocupó la educación superior: en el Colegio San Pablo, en el Real San Martín, en la Escuela de Lenguas Indígenas de la Doctrina de Santiago Apóstol del Cercado, en la educación básica para niños pobres en la escuela de Nuestra Señora de los Desamparados y en la formación espiritual de los jóvenes jesuitas en el Noviciado San Antonio Abad. Por si esto fuera poco, los jesuitas trabajaban con los afrodescendientes y todas las clases sociales en diferentes frentes. En dicho plano podemos percibir la dinámica centrífuga de una orden misionera que rebasaba espiritualmente las murallas de Lima para extenderse progresivamente a toda Sudamérica.

¿Cuáles son los tesoros artísticos más representativos de este recorrido?

El conjunto monumental de San Pedro encierra obras que han marcado el arte peruano: los cuadros del Hermano Bernardo Bitti, considerado por Francisco Stastny como el “Padre de la pintura peruana”; los cuadros de José de Valdés Leal y Bartolomé Román; las esculturas de Martínez Montañés; Juan de Mesa y Velasco son ejemplo del acervo artístico de San Pedro. Por otro lado, la extraordinaria restauración de La Casona de San Marcos ha revelado los claustros, y las calas en las paredes han redescubierto los colores del antiguo noviciado jesuita de San Antonio Abad. Entre estos espacios se destaca la antigua Capilla de Loreto, actualmente conocida como el Salón de Grados. Estas obras han deslumbrado a los peregrinos que en esta Ruta hemos retomado las huellas dejadas por los jesuitas.


José Francisco Navarro, SJ

Artista Plástico. Docente de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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