Cinco soles (S/.5) es lo que cuesta en promedio un intercambio sexual de 10 minutos con una niña o adolescente en uno de los bares de la extensa hilera de establecimientos que bordean el puerto maderero de Pucallpa, en la franja del Río Ucayali, en la Amazonía Peruana. No es difícil encontrar estas tabernas, pues solamente en el puerto principal y en los aserraderos hay cerca de sesenta. Alrededor de la ciudad, como un cinturón que bordea los asentamientos humanos del casco periurbano hay otros tantos bares y varias decenas de niñas y adolescentes en condiciones de explotación sexual. Este es un fenómeno común y evidente en la Amazonía peruana[1], sobre todo en las zonas ligadas a la explotación de hidrocarburos, madera, minerales y otros recursos.
¿De dónde vienen estas niñas y adolescentes cuyas edades oscilan entre los 12 y 17 años? Tienden a ser entregadas a las(os) administradoras(es) de los bares después de una transacción en el que se genera un pago a sus “dueños-tutores”. Esta transacción tiende a generarse por los propios familiares de las víctimas (al menos en casi todos los casos que nuestro equipo registró en el Río Ucayali).
¿Cuál es la naturaleza de este fenómeno? Pues obedece a dinámicas de explotación sexual comercial asociadas a mecanismos de “trata de personas”. Esta categoría aparece de manera diversa en las legislaciones de cada país, sin embargo, la definición general indica que el fenómeno se refiere a “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”[2] que puede implicar “la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”[3].
¿Cuál es la particularidad de las dinámicas de la explotación sexual y la trata de niñas y adolescentes en esta parte del río Ucayali? Primero, contra lo que se suele pensar, la captación y traslado no es efectuada por una organización criminal especializada, sino por la propia familia de estas niñas[4]. Segundo, que en esta dinámica la “cesión” de las menores de edad no es una venta, sino una transacción por tiempo definido, que puede implicar algunas horas a la semana o varios meses seguidos, siempre que haya un pago que mantenga el vínculo contractual entre los “poseedores” de la mercancía y los “administradores”[5]. Tercero, que el administrador del cuerpo de estas niñas y adolescentes y el explotador final tiende a ser alguien que conoce a la familia y no siempre se trata de explotadores profesionales dedicados a tiempo completo a este negocio[6].
La dinámica cotidiana de la explotación sexual comercial muestra también algunas particularidades que requieren investigación profunda. Cuarto, la lógica comercial no implica a un captador central profesional que provea de niñas a los dueños de los bares. Al mismo tiempo, estos bares no pertenecen a un solo dueño que regula todo el comercio de comida, alcohol y prostitución, sino a muchas decenas de comerciantes diferentes que están en competencia entre sí. ¿Cuántas niñas hay en cada uno de estos bares? A diferencia de los clubs nocturnos de las ciudades de otras partes del país y de los prostíbulos especializados en los que se detectan varias decenas de mujeres, en estos bares hay dos o tres niñas y adolescentes. Quinto, que el intercambio sexual regular cuesta entre S/. 3 y S/. 10 por pocos minutos (S/. 5 soles en un promedio general) y cada niña sostiene dos o tres intercambios diarios, durante 5 o 6 días a la semana. Esto hace que la ganancia bruta por cada niña o adolescente sea de US$100 mensuales en promedio general. ¿Qué implica esto? Pues que la ganancia bruta es escasa y que genera pocos ingresos relativos a los administradores-explotadores. ¿Entonces por qué persiste este negocio? Porque la ganancia central se genera en la venta de alcohol y comida maximizada por la presencia de las adolescentes (que generan ingresos que superan los US$1000 al mes). Así, esta dinámica obedece a una lógica de complemento económico y no necesariamente a una especialización de la práctica criminal profesional.
¿Qué muestra esta situación? Pues, por un lado, que estas dinámicas de la explotación sexual comercial de niñas y adolescentes y las dinámicas de trata de personas en esta parte del país que se relacionan a esta lógica, tienen que ver menos con el crimen organizado, y más con una dinámica constante y regular de organización de patrones económicos locales y mecanismos de control de cuerpo de las mujeres. Por otro lado, que al menos esta forma del negocio tiene pocas ganancias relativas y no hay un administrador central, sino más bien son economías complementarias de los negocios de expendio de comida y de bebidas alcohólicas. Además, esto muestra que la trata de niñas y adolescentes para la explotación sexual no es siempre un negocio rentable per se, sino un complemento económico de otras actividades. La paradoja es que no es necesaria una organización criminal compleja ni un negocio rentable para que estas prácticas existan.
Estamos frente a un modelo que se explica menos por una organización central que se encargue de capturar, trasladar y vender niñas y adolescentes, y más por la dinámica microeconómica, pero constante, de muchas transacciones, de unidades separadas en competencia económica. Es evidente que en algunas partes del mundo y en varias partes del Perú la trata de personas resulta un lucrativo negocio, pero también es cierto, y es lo que tiende a pasar inadvertido, que el fenómeno ocurre también lejos de la idea de un secuestrador, del crimen organizado o de la lógica de los tratantes internacionales; que muchas veces es un negocio que obedece más a la pobreza, a la precariedad, a las formas de explotación y dominación locales, que al crimen organizado.
Estas, las victimas invisibles de aquel negocio, las que no generan ganancias económicas importantes, las que no son captadas por traficantes internacionales, las que no cruzan fronteras, las que no aparecen en las noticias sensacionalistas, ellas, existen por miles en nuestro país.
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[1] Mujica, Jaris & Cavagnoud, Robin:
2012a “Prostitution adolescente et économie domestique dans le contexte portuaire de Pucallpa (Amazonie péruvienne)”. En: Cahiers des Amériques Latines, N° 68, Paris: Institute des Hautes Etudes de L´Amérique Latine, Sorbonne Nouvelle. pp- 145-161.
2012b “Désirs et représentations entre deux ailleurs nationaux: les formes de tourisme sexuel à Pucallpa (Amazonie péruvienne)”. Documento inédito.
2011 “Mecanismos de explotación sexual de niñas y adolescentes en los alrededores del puerto fluvial de Pucallpa”. En: Anthropologica, Vol. 29, N° 29, Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. pp. 91-110.
Mujica, Jaris, 2011, "A summary of research on trafficking in girls and adolescents for sexual exploitation in the Peruvian Amazon". En: Culture, Health & Sexuality, Vol. 13, supplement 1, July, Brigton: Routledge.
[2] UNODC, 2010, Trata de personas. Viena: Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y el Crimen.
[3] Ibíd.
[4] Mujica, Jaris & Cavagnoud, Robin, 2012a, “Prostitution adolescente et économie domestique dans le contexte portuaire de Pucallpa (Amazonie péruvienne)”. En: Cahiers des Amériques Latines, N° 68, Paris: Institute des Hautes Etudes de L´Amérique Latine, Sorbonne Nouvelle. pp- 145-161.
[5] Íd.
[6] Íd.
Jaris Mujica
Antropólogo. Profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Católica.