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Edición N° 68

Arte y autogestión: cuando los artistas pasan a la acción
Carina Moreno
23 de julio, 2025

Ferias independientes de arte en parques, museos y garajes, conciertos en espacios alternativos, casonas antiguas convertidas en espacios culturales a fuerza de la decisión de unos pocos. Todo nos habla de la resiliencia y la toma de acción en un medio cultural al que hace tiempo le faltan espacios para encontrarse con el público.

Son respuestas propias de Latinoamérica, donde en mayor o menor medida existe el apoyo estatal.  Todos nuestros países son signatarios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), en la que se establece que «toda persona tiene derecho a tomar parte libremente de la vida cultural, a gozar de las artes…»[1].

En el Perú, la Constitución Política del Perú incluye, en el artículo 2 inciso 8, que toda persona tiene derecho «a la libertad de creación intelectual, artística, técnica y científica, así como a la propiedad sobre dichas creaciones y a su producto. El Estado propicia el acceso a la cultura y fomenta su desarrollo y difusión». Por su parte, la Política Nacional de Cultura al 2030 establece que los derechos culturales involucran el acceso a la vida cultural, la participación en la vida cultural y la contribución a la vida cultural. Como parte de una política de Estado, se crearon, en 2012, para la industria audiovisual y, en 2018, para las artes (teatro, música, danza, literatura) los Estímulos para la Cultura. Se trata de un fondo concursable anual que desarrolla líneas de apoyo y que dinamiza el medio cultural, buscando no ser la única fuente de financiamiento.

En el sector privado, existen fondos nacionales e internacionales, así como el apoyo a la coproducción en centros culturales y universidades.

Sin embargo, en ambos casos, tanto para los Estímulos como para los apoyos privados, se hace necesario presentar un proyecto cultural cuya estructura depende de los formatos designados por cada institución u organización. El resultado es que muchos no pueden acceder a los apoyos porque no saben cómo completar los documentos y sustentar sus proyectos.

"Esta situación lleva a muchos artistas emergentes y gestores culturales a trabajar desde la autogestión, caracterizada por buscar la sustentabilidad a través de «mecanismos colectivos de trabajo», ya que no cuentan con apoyo institucional o gubernamental."

Esto se debe, entre otras cosas, a la falta de cursos de Gestión Cultural y Diseño de proyectos culturales en las escuelas de formación artística, en las escuelas públicas y, de manera limitada, en las privadas. Solo se dan a nivel de posgrado y son espacios formativos privados.

Sin embargo, no podemos dejar de mencionar a las agrupaciones culturales comunitarias que, desde los propios barrios, desarrollan una ardua labor desde hace más de veinte años en algunos casos.

Esta situación lleva a muchos artistas emergentes y gestores culturales a trabajar desde la autogestión, caracterizada por buscar la sustentabilidad a través de «mecanismos colectivos de trabajo», ya que no cuentan con apoyo institucional o gubernamental[2].

En este panorama han surgido iniciativas que buscan promover a artistas jóvenes, pero también a aquellos artistas alejados del canon. Una de las más difundidas es la feria Perú Independiente (PEIN), que reúne a artistas de diferentes disciplinas, como arte urbano, moda, upcycling, joyería, artes plásticas, todo esto además de bandas musicales en los escenarios. Se desarrolla en espacios abiertos en diversas partes de la ciudad, como la playa Agua Dulce (Chorrillos), el parque de la Muralla (Cercado de Lima) o la Concha Acústica del Campo de Marte (Jesús María). Esta feria existe gracias a la iniciativa de sus gestores y de los artistas, dependiendo siempre de autorizaciones municipales que, a veces, les han generado más de un revés.

El Mercadillo de Creadorxs tomó hace unos fines de semana un local en la primera cuadra del jirón Azángaro en el Cercado de Lima. Se trata de un grupo de artistas visuales jóvenes quienes buscan una forma de difundir su arte y lograr algunos ingresos con su venta.

En otro lado de la ciudad, en el Museo Amano, apareció hace unas ediciones la Feria Amano, que reúne piezas creadas por artistas jóvenes y no tan jóvenes. Lo mismo sucedió con la Feria Mamífera, que reúne a creadores independientes en la Cultural station del Británico y la Feria Naturaleza Creativa, que normalmente se encuentra en Miraflores o en el balneario de Punta Hermosa, en verano.

Mención aparte merece el Hola Fest, para un público joven que suele ocupar el Campo de Marte, en Jesús María, o la explanada del Museo Metropolitano, en el Cercado de Lima. Su característica principal es estar vinculado a propuestas de origen asiático, que convoca a un nutrido grupo de emprendedores y artistas.

Desde otra perspectiva, parece interesante destacar las exposiciones e iniciativas que presenta la asociación Mujeres en las Artes Visuales no solo en Lima, sino también en otras ciudades del país.

Las ferias son excelentes escenarios para los músicos independientes, pero también existen otros espacios, como los centros culturales alternativos, gestionados por artistas, en los que se busca promover tanto al artista como al espacio, ya que el músico obtiene la ganancia por el precio de las entradas y el local, por el consumo de los asistentes. Este puede ser el caso de la Casa Bulbo, La Noche, Dossis u otros espacios.

"Las ferias son excelentes escenarios para los músicos independientes, pero también existen otros espacios, como los centros culturales alternativos, gestionados por artistas, en los que se busca promover tanto al artista como al espacio."

En otros casos, los propios músicos terminan generando sus propios espacios, como es el caso de Coppelius, un local en Surquillo que busca dar espacio y ofrecer conciertos a jóvenes cantantes líricos y músicos.

Mención aparte merecen los conciertos «secretos» que se realizan en jardines o casonas cuya ubicación se devela solo a quién adquiere el boleto de ingreso.

Los grupos de danza y teatro son ejemplos de trabajo conjunto desde la voluntad de cada uno de los integrantes. Por ejemplo, el Consejo Nacional de Danza, nacido en 1982, busca año a año articular a los diferentes grupos de danza en diversos géneros. Organizan presentaciones y capacitaciones para sus miembros con el fin de difundir una oferta articulada de las iniciativas a nivel nacional.

En el teatro existen una serie de organizaciones como el Movimiento de Teatro Independiente (MOTIN), que articula a diversos grupos a nivel nacional desde 1984 y fue responsable de las muestras nacionales impulsadas por la desaparecida dramaturga Sara Joffré. La pandemia determinó el nacimiento de dos redes articuladoras que permitieron acercar las necesidades de las agrupaciones al Ministerio de Cultura. Una es la del Movimiento de Grupos de Teatro Independiente y la otra, la Red de Salas y Espacios Alternativos del Perú (RSEAP). Ambas buscan generar espacios de reflexión, debate y encuentro[3].

Una de las principales problemáticas es la falta de espacios escénicos y esto ha hecho que se presenten espectáculos de teatro y danza en espacios alternativos, como centros culturales independientes e incluso en espacios adaptados, como patios y habitaciones de casonas antiguas, así como parques y calles. Si hay luces y sonido, muy bien; si no los hay, igual los grupos se adecúan. Dos festivales, con más de veinte años de existencia como la FITECA en Comas y, con más de dieciocho años de continuidad, como el Festicirco en Villa El Salvador, son testigos de la resiliencia de sus organizadores y de la eficacia de la autogestión.

"La autogestión es una realidad en nuestro medio cultural y una forma de sobrevivencia desde los límites de la institucionalidad."

La autogestión es una realidad en nuestro medio cultural y una forma de sobrevivencia desde los límites de la institucionalidad. La falta de apoyo estatal no ha mellado el interés por salir adelante generando sus propios ingresos y logrando el apoyo, a veces, de la empresa privada.

Pese a que hemos mostrado ejemplos en diversas disciplinas, reafirmamos que es necesaria la formación en diseño y gestión de proyectos para poder acceder a financiamientos nacionales e internacionales, es decir, promover una autogestión capacitada.


[1] Organización de las Naciones Unidas. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. (2010, 17 de mayo). Observación general no. 21, Derecho de toda persona a participar en la vida cultural (artículo 15, párr. 1ª), del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. https://shorturl.at/roIKz

[2] Benito, K. (2017). Autogestión cultural en la ciudad de Buenos Aires. European Review of Artistic Studies, 8(1), 74-91. http://hdl.handle.net/11336/79929

[3] Moreno, C. y Elías, N. (2024). Cultura Independiente Lima: un tejido de voluntades. RGC Ediciones.

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Carina Moreno
Carina Moreno

Docente, gestora cultural y coordinadora del Diplomado en Gestión Cultural de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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