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Edición N° 64

Del aula a la urna: algunas claves para fortalecer la democracia desde la escuela
Macarena Moscoso Barrio
28 de julio, 2024

En un contexto latinoamericano donde las propuestas autoritarias ganan terreno, la formación ciudadana de los niños, niñas y jóvenes se vuelve crucial para el futuro de la democracia. En el Perú, donde más del 30 % del electorado tiene entre 18 y 29 años[1], la educación cívica en las escuelas juega un papel fundamental en la construcción de una cultura democrática sólida.

La desconfianza en las instituciones y la percepción de una democracia que no cumple sus promesas han generado desencanto entre los jóvenes. Según el informe Latinobarómetro 2023, solo el 43 % de los jóvenes latinoamericanos entre 16 y 25 años apoya la democracia, el porcentaje más bajo entre todos los grupos etarios[2]. Esta cifra refleja una «recesión democrática» en la región, caracterizada por un aumento de la indiferencia hacia el tipo de régimen y un creciente apoyo al autoritarismo.

Según un informe del Instituto de Estudio Peruanos (IEP) y la Fundación Mohme Llona, esta tendencia se refleja en el Perú, donde la desconfianza en las instituciones y la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia son particularmente altas[3]. La mayoría de los estudiantes asocia la democracia principalmente con el respeto a los derechos de todos los ciudadanos. Sin embargo, aspectos como la participación política o la influencia en las decisiones del gobierno son menos mencionados.

"Los docentes deben ser formados para ser ellos mismos modelos de ciudadanía activa, capaces de guiar a los estudiantes en la comprensión y práctica de los valores democráticos en la vida cotidiana."

Un hallazgo preocupante es la desconfianza generalizada hacia las instituciones públicas, especialmente los partidos políticos, el Congreso, el gobierno y el Poder Judicial. Esta desconfianza puede explicar por qué muchos jóvenes no ven la participación política como un aspecto central de la ciudadanía.

El Latinobarómetro 2023 añade que la socialización en «democracias imperfectas» no está produciendo nuevas generaciones más democráticas; por el contrario, genera más partidarios del autoritarismo y mayor indiferencia entre los jóvenes. Esto plantea un desafío crucial para el sistema educativo: ¿cómo formar ciudadanos comprometidos con la democracia en un contexto de desencanto generalizado?

Paradójicamente, la escuela emerge como una de las instituciones más confiables para los jóvenes. Esto representa una oportunidad única para fortalecer la formación ciudadana y reconstruir la confianza en el sistema democrático desde las aulas.

El currículo nacional peruano incluye la formación ciudadana como parte del área de Desarrollo Personal, Ciudadanía y Cívica; no obstante, diversos estudios señalan que su implementación enfrenta desafíos significativos. Según el informe del IEP y la Fundación Mohme Llona, existe una brecha entre lo que se enseña en las aulas sobre ciudadanía y democracia y las expectativas de los estudiantes al respecto[4].

Un desafío importante es la desconexión entre la teoría y la práctica democrática en las escuelas. Mientras se enseñan conceptos sobre participación y derechos, muchas instituciones educativas mantienen estructuras jerárquicas y poco participativas. César Guadalupe refuerza esta idea al señalar que existe una desconexión entre lo que se enseña en el currículo sobre ciudadanía y las experiencias reales de los estudiantes[5].

Para entender el contexto actual, es fundamental considerar la evolución histórica de la formación ciudadana. El libro El Perú desde la escuela de Gonzalo Portocarrero y Patricia Oliart ofrece una visión crucial sobre cómo se ha construido la imagen del Perú y su historia en el ámbito educativo[6]. Los autores identificaron una «idea crítica» sobre el Perú que surgía en las escuelas durante los años ochenta. Esta visión se caracterizaba por ver al Perú como un país rico en recursos, pero empobrecido por el imperialismo y las élites; idealizar el Imperio Incaico; tener una visión negativa de la conquista y colonia española; y valorar «lo nuestro» frente a lo extranjero. La persistencia de elementos de esta «idea crítica» en el imaginario popular peruano sugiere que estas nociones siguen influyendo en la formación de identidades y mentalidades en el Perú a través del sistema educativo.

Frente a la creciente indiferencia y tendencias autoritarias entre los jóvenes, es crucial que la formación ciudadana aborde directamente estos desafíos. La renovación pedagógica es fundamental para captar el interés de los jóvenes en la formación ciudadana. Esto implica potenciar el currículo e incluir temas que resuenen con las preocupaciones actuales de los estudiantes, como el cambio climático, la igualdad de género, la diversidad cultural y el impacto de la tecnología en la sociedad.

Por lo anterior, la formación docente es un pilar fundamental para el éxito de cualquier iniciativa de educación ciudadana. Es crucial fortalecer la preparación de los docentes en enfoques de formación ciudadana; esto implica no solo actualizar sus conocimientos sobre temas cívicos y políticos, sino también capacitarlos en métodos de enseñanza que fomenten el pensamiento crítico, el debate respetuoso, la deliberación y la participación activa de los estudiantes. Además, los docentes deben ser formados para ser ellos mismos modelos de ciudadanía activa, capaces de guiar a los estudiantes en la comprensión y práctica de los valores democráticos en la vida cotidiana.

"Fortalecer la formación ciudadana en las escuelas no solo es crucial para el futuro inmediato de la democracia peruana, sino que también moldeará las percepciones y actitudes de las generaciones venideras."

El Proyecto Educativo Nacional al 2036 (PEN 2036) reconoce el papel fundamental de los docentes en la formación ciudadana, señalando que deben ser «referentes de ciudadanía» que practiquen valores, promuevan la inclusión e interculturalidad, y motiven a los estudiantes a ejercer su ciudadanía con libertad y responsabilidad[7].

A pesar del panorama desalentador, las nuevas generaciones siguen teniendo un potencial para revitalizar la democracia peruana. Su familiaridad con las tecnologías digitales, su apertura a la diversidad y su preocupación por temas globales pueden aportar perspectivas frescas y soluciones innovadoras a los desafíos democráticos.

El desafío radica en canalizar el descontento y la frustración de los jóvenes hacia propuestas constructivas, en lugar de hacia la indiferencia o el autoritarismo. Una formación ciudadana sólida puede proporcionar las herramientas necesarias para que los jóvenes pasen de la crítica a la acción, convirtiéndose en agentes de cambio democrático en sus comunidades y en el país. Con conocimientos, habilidades y experiencias democráticas significativas, podemos cultivar una generación de ciudadanos comprometidos, capaces de enfrentar los desafíos de nuestra sociedad y revitalizar nuestro sistema democrático.

Como demuestra el análisis de Portocarrero y Oliart, la formación de identidades y mentalidades a través del sistema educativo tiene un impacto duradero en la sociedad. Por lo tanto, fortalecer la formación ciudadana en las escuelas no solo es crucial para el futuro inmediato de la democracia peruana, sino que también moldeará las percepciones y actitudes de las generaciones venideras.

La «recesión democrática» que enfrenta América Latina no es un fenómeno aislado, sino el resultado de décadas de promesas incumplidas, desigualdades persistentes y una creciente desconexión entre las instituciones y la ciudadanía. En este contexto, la educación no es una panacea, pero sí un campo de batalla crucial. Una formación ciudadana renovada y crítica puede dotar a los jóvenes de las herramientas necesarias para navegar la complejidad de nuestros sistemas políticos, identificar y resistir tendencias autoritarias, y participar de manera informada en la vida pública. Sin embargo, esta tarea enfrenta obstáculos formidables, desde la inercia institucional hasta la polarización política que permea el debate educativo. El reto no es solo formar «buenos ciudadanos», sino cultivar agentes de cambio capaces de cuestionar el statu quo y reimaginar la democracia para el siglo XXI.


[1] Oficina Nacional de Procesos Electorales. (2021). Perfil del Electorado Peruano 2021. Oficina Nacional de Procesos Electorales.

[2] Latinobarómetro. (2023). Informe 2023. Corporación Latinobarómetro.

[3] Instituto de Estudios Peruanos y Fundación Gustavo Mohme Llona. (2016). La ciudadanía desde la escuela: vivir en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos.

[4] Ibid.

[5] Guadalupe, C. (2015). La construcción de ciudadanía en el medio escolar: resultados de una investigación exploratoria. Universidad del Pacífico.

[6] Portocarrero, G. y Oliart, P. (2021). El Perú desde la escuela. Instituto de Estudios Peruanos.

[7] Ministerio de Educación. (2020). Proyecto Educativo Nacional al 2036: El reto de la ciudadanía plena. Consejo Nacional de Educación.

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Macarena Moscoso Barrio
Macarena Moscoso Barrio

Antropóloga. Investigadora en el Instituto de Estudios Peruanos - IEP.

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