El asunto central del presente número de INTERCAMBIO es la corrupción. No es la primera vez que abordamos el tema, lo hicimos en el número 27 de julio del 2014. ¿Por qué esta insistencia? Porque las razones que nos obligaron a dedicar un número al “cáncer moral” de una sociedad, según las palabras del Papa Francisco, persisten con una fuerza, en principio, irresistible. Que Chuck Blazer, ex – dirigente FIFA, haya reconocido haber recibido sobornos por los mundiales de Francia y Sudáfrica, es anecdótico en un escenario peruano y latinoamericano donde la corrupción está vinculada al flagelo del narcotráfico y a la destrucción del tejido social y económico, como acertadamente lo denunciaron los Obispos latinoamericanos y del Caribe reunidos en la Conferencia de Aparecida en el 2007.
La corrupción es el asunto principal en los artículos de Manuel Alejandro Guerrero, Martín Cabrejos y de Katherine Morales – Giancarlo Gastiglione. Guerrero escribe desde la experiencia mexicana y propone cuatro enfoques para entender la corrupción: desde el interés público, la perspectiva legal, la definición socio – cultural y desde la perspectiva del mercado. Cabrejos, desde Chiclayo, rechaza que el impacto de la corrupción se dé únicamente en la esfera pública o en la función política. Si impacta en nuestra conciencia de manera tal que anula nuestra capacidad de decir “no”, entonces la corrupción gana la guerra y se hace endémica. Morales y Castiglione, del Grupo de Trabajo Contra la Corrupción, sostienen que las oportunidades abiertas por la transición democrática para luchar en contra de la corrupción se han ido cerrando paulatinamente de tal modo que los casos, por ejemplo, de Aurelio Pastor, Carlos Ramos Heredia, Jorge Velásquez Portocarrero (Presidente Regional de Ucayali), y la Red Orellana son expresiones de las oportunidades perdidas.
“Corromper” según la Real Academia Española –lo recuerda Cabrejos- significa “alterar y trastocar la forma de algo. Echar a perder, depravar, dañar, pudrir. Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera. Estragar, viciar. Incomodar, fastidiar, irritar. Oler mal”. El Papa Francisco, en Nápoles, en marzo del presente año, en pleno corazón de la “camorra”, no tuvo reparo en decir que la “sociedad corrupta apesta como apesta un animal muerto”. Pero dijo algo más impactante: la corrupción “roba la esperanza”. Y si en este número de INTERCAMBIO volvemos a tocar el tema de la corrupción, lo hacemos como un signo de que no queremos que nos roben la esperanza de ver un país libre de esta fascinación por alterar asquerosamente las condiciones de la vida democrática. Los autores citados alientan esta esperanza.
P. Luis Herrera, SJ