El padre Felipe Mac Gregor fue un jesuita del siglo XX interesado en cimentar las bases reflexivas y prácticas de una cultura de paz en el Perú y el mundo. Como él mismo dijo, había que apostar por una «utopía de la paz» que «posibilitará a los pueblos tener un mejor desarrollo humano, en equidad, productividad y sostenibilidad»[1].
Su preocupación por el tema de la paz surgió desde muy joven, cuando observó las necesidades económicas en los espacios donde realizaba labor apostólica: «Conmovido por el roce en la vida diaria con la pobreza y el dolor humano, surgió en mí la preocupación por la paz, entendida como la solución no violenta de los conflictos»[2].
Las obras principales de Mac Gregor fueron publicadas en la década de 1980. Esta década era testigo de la —aún— competencia militar, tecnológica y científica de las superpotencias internacionales, en la última etapa de lo que se denominó «la guerra fría». Asimismo, en esta década se dieron conflictos armados que se desarrollaban, producto de dicha guerra fría, en espacios globales periféricos; en el caso del Perú, el conflicto armado interno. Toda esta circunstancia llevó a que este jesuita realizara una interpretación profunda sobre la realidad política y social y, sobre todo, un análisis sobre la violencia y su contraparte, la paz. Textos como «Violencia y Paz en el Perú» (mayo, 1984), «Terrorismo y medios de comunicación social» (octubre, 1984), «7 ensayos sobre la violencia en el Perú» (agosto, 1985), Cultura de Paz (mayo, 1986; octubre, 1986), «Violencia y noticia» (marzo, 1987) se encuentran entre los más representativos. De todos ellos, el «pequeño gran libro» Cultura de Paz, como el mismo Mac Gregor lo llamaba, se convirtió en texto de lectura obligatoria en la sede mundial de la UNESCO y, desde ella, en diferentes espacios a nivel global. Recordaba Mac Gregor, muy agradecido, que este libro, «resultado de la labor de un grupo de educadores peruanos»[3], sirvió para el proceso de paz que se dio en El Salvador.
"La búsqueda de la paz no debe ser entendida como la toma de distancia de los «problemas y conflictos», sino, más bien, la aceptación de estos y la capacidad de abordarlos con una perspectiva «constructiva y cooperativa»."
La paz es una utopía que Mac Gregor consideraba realizable. Era empeñoso en la búsqueda de la transformación de los sujetos que, por sus propias historias de falta de esperanza y equidad en los espacios donde se encontraban, podían devenir agentes de violencia. La búsqueda de la paz no debe ser entendida como la toma de distancia de los «problemas y conflictos», sino, más bien, la aceptación de estos y la capacidad de abordarlos con una perspectiva «constructiva y cooperativa»[4].
Mac Gregor entendía que una sociedad como la peruana debía ser reconocida en su condición multicultural y plurilingüe, en ello radica su riqueza. Ahora bien, en las diferencias se debe construir un terreno donde se formen los sujetos en «valores y actitudes que sustituyan a los [propios] de una cultura bélica»[5]. Los niños y adolescentes deben desarrollarse en una sociedad que muestre el lado coherente del mundo, para que llegado el momento no estén expuestos a aceptar «fácilmente visiones fanáticas o unilaterales como las de Sendero Luminoso»[6].
La solidaridad es una condición importante para que se geste una «cultura de paz» en una sociedad determinada. Las relaciones sociales que se tejen, en solidaridad, deben permitir el establecimiento de vínculos de confianza y apoyo, junto a la virtud de la esperanza, como elemento que permita la búsqueda de «alternativas de paz y no de muerte …, a pesar de los horrores y sufrimientos»[7].
"Mac Gregor buscó entender las raíces de la violencia y confió en que era posible construir un camino de paz en medio de tantas contradicciones."
Mac Gregor recuerda que las experiencias dolorosas pueden servir como caminos hacia la búsqueda de la paz. En una ocasión, evocaba, por ejemplo, que Jerusalén, tantas veces castigada por la guerra, es una ciudad «anuncio y recuerdo de la sacralidad de la vida, de la igualdad en las diferencias de las personas sometidas, a veces, a muchas injusticias por otras personas»[8]. Ha sufrido y sufre, sin embargo, es «ciudad de paz», en donde se ha dado «un camino doloroso»[9], que puede ser posibilidad para el amor «porque sin dolor es imposible el amor»[10]. Veinte años después del fallecimiento de Mac Gregor, podemos seguir aferrándonos a contemplar con esperanza esta posibilidad, que Jerusalén sea, a pesar de su propia contradicción interna, una ciudad en la que se asentará la paz.
Felipe Mac Gregor y Gustavo Gutiérrez fueron dos personajes fundamentales de la iglesia peruana el siglo pasado, ambos desearon buscar una solución cristiana a los problemas que afrontaban hombres y mujeres: pobreza, exclusión y muerte. Gutiérrez buscó dar una respuesta a partir de la indagación sobre las raíces que posibilitaban tales circunstancias. Se abocó a ver los modos que podían dar luces a la liberación de las ataduras externas e internas que oprimían a los individuos, creaturas de Dios. Por su parte, Mac Gregor buscó entender las raíces de la violencia y confió en que era posible construir un camino de paz en medio de tantas contradicciones. Ambos fueron más allá de la reflexión filosófica y teológica, ya que no perdieron la esperanza de que un mundo en paz y justicia era posible; por ello, invitaban a otros a sumarse a la construcción de ese mundo, que no era otro que el reino de Dios en la Tierra.
Cuando el padre Felipe Mac Gregor, SJ fue condecorado con la Orden del Sol en el grado de Gran Cruz, terminó su discurso de agradecimiento a los asistentes por haberlo considerado «un hombre impulsor de la paz, de la cultura de paz»[11].
Felipe Mac Gregor y Gustavo Gutiérrez buscaron soluciones cristianas a la pobreza, exclusión y muerte en la Iglesia peruana del siglo pasado.
[1] Mac Gregor, F. (2000, febrero). Seguridad y desarrollo en la reflexión y la acción de los organismos internacionales. [Exposición en el acto académico de su incorporación como miembro titular de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional, en la Academia Diplomática del Perú].Archivo de la Compañía de Jesús, Perú, p. 20.
[2] Mac Gregor, F. (s. f.). Condecoración de la Orden El Sol del Perú, Grado de Gran Cruz. Archivo de la Compañía de Jesús, Perú, p. 3.
[3] Mac Gregor, F. (s. f.). Condecoración con la medalla Gandhi de la UNESCO. Archivo de la Compañía de Jesús, Perú, p. 3.
[4] Véase: Centro Internacional para la Formación en Derechos Humanos, Ciudadanía Mundial y Cultura de Paz. (s. f.). Cultura de paz. https://shorturl.at/2WGZX
[5] Altez, M. (2004, 19 de septiembre). Las invaluables enseñanzas de R. P. Felipe Mac Gregor Rolino: La lucha por una sociedad sin conflictos. El Comercio, p. A5.
[6] Id.
[7] Archivo de la Compañía de Jesús, Perú. Instituto de la Paz, p. 1.
[8] Archivo de la Compañía de Jesús, Perú. Premio Jerusalén 1996, p. 3.
[9] Mac Gregor cita a Levinas y sostiene que este camino es lo que se denomina «difícil libertad».
[10] Archivo de la Compañía de Jesús, Perú. Premio Jerusalén 1996, p. 3.
[11] Mac Gregor, Condecoración de la Orden…, op. cit.,p. 2.
Verano 2025
Historiador y teólogo jesuita. Delegado de Formación y Vocaciones de la Provincia Jesuita Peruana.