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Edición Nº 40

“Las víctimas de trata vienen de familias desestructuradas”
12 de diciembre, 2017

Entrevista a Natalia Gibaja Zapata, Directora de la Asociación Wayra - Encuentros SJS (Cusco)

Por Diana Tantaleán C.
Apostolado de Justicia Social y Ecología

Natalia Gibaja es directora de la Asociación Wayra - Encuentros SJS, obra social de la Compañía de Jesús, ubicada en la provincia de Quispicanchi (Cusco).

Wayra realiza un arduo trabajo en la zona con familias desestructuradas, de extrema pobreza y niños en abandono, siendo la problemática de trata una realidad muy dura en la zona.

Natalia nos cuenta los casos de trata que se presentan, cómo y por qué la padecen los jóvenes de Quispicanchi y el trabajo de Wayra en este tema.

¿Cómo inicia el trabajo de Wayra en trata de personas?

Nuestro compromiso por la defensa de derechos se inicia en 1993 con la parroquia jesuita de Urcos, capital de la provincia de Quispicanchi. De ahí se fueron creando, hasta 1998, diferentes Defensorías (Andahuaylillas, Huaro, Urcos, Ccatcca, Ocongate y Marcapata) donde la gente nos hablaba de casos que no podíamos tipificar legalmente como trata porque en ese momento no existía una ley que lo regule.

Recién en el año 2008 se crea la Asociación Wayra, y en 2009, comenzamos a trabajar con la Xunta de Galicia un proyecto que se llamaba Defensoría del niño y el adolescente, donde venían muchos casos de comunidades campesinas relacionados con trata, pero seguíamos sin poder identificar claramente el punto legal de este delito.

En el 2010 iniciamos, junto con CRS (Catholic Relief Sevices), la entidad social de la Conferencia de obispos de Estados Unidos, y la embajada de EEUU, un proyecto de 3 años para concientizar en toda la provincia lo que era la trata de personas.

Recién en 2011 comienza a tipificarse en la ley este delito, pero ni los fiscales, ni la policía, ni los jueces conocían el tema. Así comenzamos a hacer talleres para las autoridades y a tener reuniones con padres de familia. Existía un desconocimiento total. Para nosotros, como equipo, era ponerle nombre a casos que llevábamos escuchando desde 1993: niños que se iban porque querían trabajar, chicas que se iban como ayudantes de cocina o a atender al público en restaurantes y regresaban embarazadas y no sabíamos quién era el padre, o casos de niñas desaparecidas.

Existen las llamadas “migraciones forzadas”, jóvenes
de 3°, 4° y 5° de secundaria que se van a trabajar en el mes de noviembre, hasta marzo o abril.

Ese año pudimos hablar con el Fiscal de la Nación y explicarle la importancia de tener en Cusco una fiscalía especializada en trata. Y en 2012 se crea una defensoría especializada en Cusco, la que ve todos los casos de trata en el departamento.

¿Cómo es la problemática de trata de personas en Quispicanchi?

Existen las llamadas “migraciones forzadas”, jóvenes de 3°, 4° y 5° de secundaria que se van a trabajar en el mes de noviembre, hasta marzo o abril, a una zona que está antes de Puerto Maldonado, a Delta 1 y 2, donde hay minería ilegal (aquí va el mayor flujo de jóvenes); también van a la zona de Quincemil, que pertenece a la ceja de selva de Quispicanchi, donde hay minería de chinos; o a La Rinconada, en Puno; en Camaná también hay otra mina; o van a Arequipa, a los restaurantes de la ciudad. También se van a Tacna, pasan la frontera hacia Arica y hacen trabajos forzados en terrenos de cultivo; se van a Brasil o Iquitos, aunque lo habitual es que vengan chicas de Iquitos o de Piura.

¿Cuál es el origen de esta migración masiva de jóvenes?

Una razón muy importante es que en Quispacanchi no existen alternativas de trabajo, no hay empresas que pidan trabajadores. Sólo existe la agricultura, que la ve alguien de la familia, y algunos animales más domésticos. A partir de noviembre no tienen mayor actividad, y es justo en este mes donde se empieza a captar gente.

Hemos encontrado que muchos adolescentes son explotados. Les dicen que les pagarán 1800 soles, pero solo les dan 800.

Otro tema es la carretera interoceánica. Muchos recibieron los grandes ingresos que pagaba la empresa constructora, con sueldos mínimos de 2200 soles, pudiendo llegar hasta los 6 mil soles. Así fue desde el 2005 hasta el 2010, que se inaugura la carretera. Son familias que se han acostumbrado a cierto ritmo de gasto, lo que les obliga a salir a trabajar fuera.

Wayra tiene como aliados en sus campañas contra la trata, al Ministerio de Justicia y DDHH y el Ministerio Público.

Un caso típico es que los hombres se vayan a trabajar a Puerto Maldonado. Durante los dos primeros meses envían dinero, al tercer mes mandan menos y al cuarto mes ya no envían nada, ya han abandonado a sus familias, entonces la madre y los hijos no tienen de qué vivir.

Cuando hay minería se forman círculos concéntricos. En el centro está la mina, alrededor se crea el primer círculo con los servicios básicos: farmacias, peluquerías, restaurantes, hoteles, cafeterías; luego viene el segundo círculo concéntrico, donde se establecen los servicios de prostitución y los bares. Entonces, cuando los mineros salen, pueden usar todos los servicios, desde cortarse el cabello hasta tener relaciones sexuales. Y les ofrecen menores de edad vírgenes porque no les van a transmitir enfermedades venéreas. Los mineros pueden pagar entre 3 mil y 4 mil soles al caficho.

¿Cómo captan a las jóvenes?

Existen dos modalidades de captación: engaño o rapto. A niñas de doce años les ponen un lapicero por detrás haciéndoles creer que es un cuchillo. Se las llevan a mediodía, en las ferias dominicales, las meten en un cuarto oscuro y a medianoche las suben a un camión. Ellas solamente escuchan cómo, la persona que las ha secuestrado, entrega dinero a la policía y siguen camino. Así las entregan a una persona localizada en Puerto Maldonado y ésta las distribuye a los destinos finales. Todo esto cuentan las que escapan.

A las que engañan es por ingenuidad. A una joven campesina, que no tiene recursos, si le dicen que va a ganar 1800 soles, acepta. Además, vienen de familias desestructuradas, abandonadas; buscan un trabajo mientras están de vacaciones.

También sucede que los padres, cuando los niños tienen alrededor de 12 años, les dicen ques se consiga un trabajo. Incluso he entrevistado niñas que cuentan cómo sus madres las botaron de casa para que trabajen porque no había dinero para el colegio. Por eso las chicas se aferran a cualquiera.

¿Quiere decir que no todas las jóvenes buscan ser rescatadas?

¿Sabes por qué? Porque son niñas a las que nadie da afecto, nadie les compra nada. El que capta, o el tratante, les compra ropa, les corta el cabello, las lleva a la posta médica, las abrazan, las besan. Sienten que esa persona la metió en prostitución, pero le da afecto y cariño.

Hay muchas niñas de 12 o 13 años que están "hartas de usar pollera" porque ven en internet ropa diferente, y eso se lo dan en Puerto Maldonado, les dan maquillaje para arreglarse. En sus casas están sucias, pastando animales, metiéndose a la chacra, lavando ropa. Las adolescentes dicen que tienen un plato de comida, que no pasan frío, que es una vida mejor.

Por eso, cuando las rescatas, te detestan, sienten que les has malogrado la vida porque habían salido de este mundo tan duro que es el vivir en la sierra, con frío, heladas y con ojotas. Incluso te dicen que estaban bien, no importa si se tenían que acostar con hombres o emborracharse. Incluso te dicen, porque lo creen, que el caficho tiene “guardados sus ahorros”, que la señora “se lo ha mostrado en el cuaderno”. Estas niñas se sienten con dinero, aunque nunca lo vean. Son muy ingenuas.

Ahí hay un quiebre con el sistema legal pues, cuando se rescata a la menor y es entregada a la familia, supuestamente ha sido rescatada y se considera un éxito total. Pero no hay tal éxito porque al cabo de un par de semanas, esa chica se regresa.

El que capta, o el tratante, les compra ropa, les corta el cabello, las lleva a la posta médica, las abrazan, las besan. Sienten que esa persona la metió en prostitución, pero le da afecto y cariño.

¿No hay un acompañamiento posterior?

Debería, pero no existe. Si la joven es rescatada acá, en Quispicanchi, pero es de Quillabamba, no hay quién le haga el acompañamiento. Debería ser la Unidad de Víctimas y Testigos, que tiene psicólogos, abogados y asistentes sociales, pero ellos no se trasladan fuera de su circunscripción. Las víctimas viven en comunidades alejadas, tendrían que atravesar todo el departamento para llegar a la zona. Y hasta que llegue todo este comité multidisciplinario, la joven ya se escapó.

¿Qué tipos de trata existen en la zona?

Tenemos la explotación laboral a menores de edad, generalmente varones; la explotación sexual, con niñas a partir de los 10 años; también hay adopciones ilegales, niños a quienes engañan o secuestran para venderlos a extranjeros o nacionales; hay tráfico de órganos por la zona de Paucartambo, por el Manu, donde raptan a menores de 3 años. También sabemos que, en el mes de agosto, raptan niños muy pequeños de Lima y Cusco para llevarlos a Puno y utilizarlos como "pagos a la tierra"[1]. Esto es un tema tabú; sin embargo, se ha demostrado. No son muchos casos y está oculto.

La trata de personas es un delito que se configura desde el momento de la captación hasta el de la explotación, incluso el traslado, todos están implicados.

Un caso típico en Quispicanchi es el de una profesora que se llevaba chicos para que trabajen en Lima, Piura o Trujillo. Ella no era consciente del delito que cometía porque lo había hecho toda la vida como algo normal. No pueden llevarse a un menor de edad a cuidar a un bebé, así hayan hablado con su madre. Lo peor es que los padres los entregan.

¿Cómo es la presencia del Estado en esta realidad?

A los fiscales de Quispicanchi les da miedo tocar el tema porque no son expertos. Los abogados, así como los psicólogos, no están preparados para esto.

Sin embargo, en Cusco, está la fiscalía de trata de personas para todo el departamento y debería atender los casos que son denunciados, pero no siempre se trasladan a las provincias.

¿Cuáles han sido los logros de Wayra en esta problemática y las mayores dificultades a enfrentar?

Wayra ha realizado, junto a diversas instituciones, talleres informativos y capacitaciones sobre la trata de personas para las autoridades de la zona de Quispicanchi.

El logro más importante ha sido posicionar el tema. Hemos conseguido una ordenanza municipal declarando Quispicanchi como zona altamente peligrosa y con alto nivel de este delito.

Otro logro es que somos fundadores de la Red contra la Trata de Personas del departamento de Cusco, y hemos sido colaboradores del Plan Regional Contra la Trata de Personas, el cual ya está aprobado, pero no hay dinero para implementarlo. Esa es una de las grandes deficiencias el Estado, no da presupuesto para ir en contra de la trata.

Wayra trabaja en la prevención, en los colegios y las asociaciones, con los padres y las autoridades. Hacemos programas radiales, trabajamos con el gobierno regional del Cusco e impulsamos la mesa regional. Seguimos posicionando y evidenciando toda la problemática que hay. El problema es que el Estado no da el dinero.

Debería haber policía especializada y no existe. Los pocos policías que saben cómo se debe intervenir es porque han estado en cursos de capacitación, pero los trasladan. Hemos solicitado al Ministerio de Justicia que vengan especialistas a dar un taller para fiscales, y otro para toda la PNP, de todo el departamento de Cusco.

También existen cosas buenas donde el Estado nos ayuda, por ejemplo, en octubre se realizó una campaña en contra de la trata en Cusco y Quispicanchi, donde vino el director de Criminología del Ministerio de Justicia. Coordinamos todo con el Ministerio de Justicia y DDHH y con el Ministerio Público, ellos son nuestros aliados para trabajar en incidencia y prevención.

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[1]  Costumbre ancestral andina que se practica en el mes de agosto. Consiste en un acto de reciprocidad a la Madre Tierra, en el que las comunidades le devuelven, simbólicamente todo lo que han sacado de ella. Las ofrendas consisten en hojas de coca, semillas de cereales, plata no trabajada, crías de animales, chicha, vino, dulces y huairuros. [N. E.]

Verano 2017-2018


Carmen Natalia Gibaja Zapata

Abogada. Directora de la Asociación Wayra - Encuentros SJS (Cusco)

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