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Edición Nº 30

MAGIS: 10 años de voluntariado universitario
1 de marzo, 2015

En el Voluntariado MAGIS estamos de aniversario: cumplimos diez años de haber sido fundados por un grupo de estudiantes jesuitas en el año 2005 en Lima. MAGIS es promovido por la Compañía de Jesús y está integrado por jóvenes de diversas universidades que nos organizamos en grupos de acción con el fin de ayudar a poblaciones en situación de vulnerabilidad a través de diversas actividades (como talleres lúdicos temáticos), dirigidos sobre todo a niños.

Actualmente contamos con 23 grupos en siete regiones del país: Lima, Arequipa, Tacna, Piura, Chiclayo, Cusco y Ayacucho, y nuestros voluntarios pertenecen a distintas carreras universitarias, provenientes de universidades estatales y privadas, como la Universidad Nacional de San Agustín y la U. Católica de Santa María (Arequipa), la U. Nac. San Antonio Abad (Cusco), la U. Privada Antenor Orrego (Piura) y las universidades del Pacífico, Antonio Ruiz de Montoya, Pontificia Universidad Católica del Perú y San Martín de Porres (Lima), entre otras.

Esta propuesta de voluntariado ha ido tomando muchos rostros al integrar cada año a nuevos jóvenes con deseos de construir una sociedad más justa, más humana y más solidaria. En su deseo de servir, cada uno de los voluntarios va enriqueciendo su propia identidad en el contacto directo con las personas a quienes sirve. Cada uno va incorporado nuevas realidades a su vida, asumiendo así una mirada más real y viva de nuestra sociedad.

El MAGIS, palabra latina que significa MÁS (propia de la espiritualidad ignaciana), nos muestra una manera de servir, una forma como desplegar nuestras capacidades. Este “más” ignaciano nos motiva a servir mejor cada día, a formarnos espiritualmente y profesionalmente para estar presentes en los contextos donde hay necesidad, siendo conscientes de nuestras capacidades para un buen servicio. Nuestro MAGIS, nuestro deseo de dar más y mejor, nos invita a capacitarnos y a estar atentos a las necesidades de las poblaciones donde trabajamos. Por ello hemos instituido en nuestro quehacer voluntario programas de formación espiritual y capacitaciones técnicas, que nos ayudan a mejorar nuestra intervención sin dejar de lado nuestra reflexión grupal, para poder hacer que cada una de ellas no pase por nuestras vidas solo como una experiencia gratificante, sino también que la ilumine, la cuestione y la transforme.

Ser MAGIS es una invitación a descubrir nuestro deseo de servir de forma personal, con jóvenes y entre  jóvenes, disfrutando de nuestros logros y sabiendo que no solo estamos nosotros sino que hay muchos niños y adolescentes que nos esperan en las visitas de cada sábado o domingo: por ello la importancia de nuestros dos pilares, la acción y reflexión. Este binomio, que es parte de nuestra identidad, nos fue inspirado por el padre Arrupe, que insistía en que "una experiencia no reflexionada, es una experiencia no vivida".

Para nosotros es de vital importancia saber dónde estamos y con quienes trabajamos. Es importante insertarnos en el contexto de las poblaciones que atendemos, para hacerlo también nuestro y así hacernos sensibles a sus necesidades, para poder vivir una experiencia cercana y profunda, donde todos tenemos un nombre y somos responsables de todos. Nuestra acción se funda en la construcción compartida de nuestros planes de trabajo anuales, que nos exigen compromiso, responsabilidad, formación y el integrarnos también en nuestra singularidad. El trabajo en equipo que realizamos en el voluntariado nos presenta retos evidentes porque tenemos que colaborar todos para un mismo fin. Sin embargo, el construir juntos nos otorga grandes aprendizajes ya que es el lugar idóneo para desarrollar nuestra formación profesional y personal. Llevar a cabo nuestros planes de trabajo representa la culminación de nuestro trabajo en equipo, y es aquí donde vemos reflejado nuestro esfuerzo y, por qué no decirlo, también nuestras necesidades.

En este espacio es sumamente relevante las reflexiones que llevamos a cabo al final de cada visita, y que nos ayudan a notar desde nuestras perspectivas personales y grupales aquello que nos marca cada día, al descubrir los avances de nuestro trabajo, y lo que es más importante, llevar con nosotros los rostros de los niños y niñas cada vez más deseosos de compartir con nosotros. Quizás el primer aprendizaje más claro para todos lo que han pasado por la experiencia del voluntariado MAGIS se resume en una frase que constantemente oímos entre los voluntarios: “pensé que ayudaría, pero ciertamente ellos me cambiaron la mirada, parece que ellos nos ayudan más a nosotros que nosotros a ellos”. En los espacios de profundización de esta nueva mirada es donde la palabra “ayuda” desaparece para dar paso a otras más generosas: compartir, experimentar, construir, vivir en conjunto, celebrar la vida y agradecer la amistad de niños y jóvenes que poco a poco se van convirtiendo en comunidad. Todo este proceso se da sin dejar de lado la evaluación de lo que hacemos, para así poder mejorar nuestras actividades, nuestras dinámicas grupales y a nosotros mismos.

Es indudable que en estos 10 años hemos crecido y llega el momento de agradecer a todos los voluntarios y jesuitas que asumieron el reto y nos permitieron caminar lado a lado, haciendo posible que hoy podamos mirar atrás para decir que aprendimos mucho. Agradecer también a los que están hoy en todas las regiones donde MAGIS está presente, por su entusiasmo y deseo de seguir soñando y asumiendo esta propuesta.


Sonia Távara C.

Equipo Nacional MAGIS

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