Desde hace 25 años, Manolo del Castillo ha recorrido el Perú con una cámara en mano y una curiosidad inagotable. A través de Reportaje al Perú, ha mostrado un país que aún está por descubrirse, no solo en su geografía, sino en su gente, sus historias y su identidad. En esta entrevista, reflexiona sobre el impacto del turismo en las comunidades, la importancia de viajar con conciencia y cómo, en tiempos dominados por las redes sociales, lo esencial sigue siendo el camino, no la postal. Entre anécdotas y destinos poco explorados, nos invita a repensar la forma en que viajamos y nos relacionamos con el Perú.
En mayo se cumplen 25 años del estreno de Reportaje al Perú. ¿Cómo ha evolucionado el programa desde sus inicios en el año 2000? ¿Cuáles han sido sus principales desafíos y objetivos a lo largo del tiempo?
La idea principal con la que empezamos en el 2000 sigue siendo la misma: mostrar el lado bueno del Perú. Los medios de comunicación, que al final son un negocio más, suelen enfocarse en lo que vende, en lo que genera rating, pero no siempre en lo positivo que hay alrededor. Con Reportaje al Perú hemos querido mostrar un país lleno de posibilidades, lo más alejado de las malas noticias que vemos a diario.
Yo siempre digo que, sin importar la época o el contexto, hay más cosas buenas que malas en el mundo. Nos pasan cosas buenas todos los días, desde detalles pequeños, como ver una flor en un jardín, hasta momentos más grandes. Solo hay que saber mirar. No podemos dejarnos desanimar por el bombardeo de noticias negativas o innecesarias.
"En un país que solo parece unirse cuando juega la selección, viajar nos ayuda a entendernos mejor y a valorar lo que compartimos. Nos hace darnos cuenta de que, aunque parezcamos distintos, en realidad tenemos mucho en común."
Después de todos estos años recorriendo la geografía peruana, ¿cómo siente que ha cambiado su perspectiva sobre el turismo y lo que significa viajar por el país?
Lo que ha hecho el programa es sumarle a algo que yo ya hacía antes. Siempre me gustó viajar, y creo que es algo que nos pasa a muchos. Por eso lo recomiendo tanto, no solo como una forma de entretenimiento o para desestresarse, sino porque, en el caso del Perú, viajar significa conocer el país.
Somos un país extremadamente diverso en todo sentido, sobre todo culturalmente. Cuando viajas, conoces a otros peruanos, cómo viven, qué sueñan, qué les preocupa. Y en un país que solo parece unirse cuando juega la selección, viajar nos ayuda a entendernos mejor y a valorar lo que compartimos. Nos hace darnos cuenta de que, aunque parezcamos un país de muchas tribus distintas, en realidad tenemos mucho en común.
Hoy en día, muchas personas en redes sociales buscan convertirse en influencers de viajes. ¿Siente que fue un pionero en este campo? ¿Cree que abrió el camino para una generación de viajeros que promueven el turismo en el Perú?
Sí, sin querer queriendo, fuimos de los primeros en hacerlo de manera constante. Pero el verdadero pionero fue Alejandro Guerrero, con su serie de súper documentales sobre distintos temas del Perú. Luego, casi 15 años después, apareció Reportaje al Perú, y aquí seguimos.
Nosotros lo hicimos como comunicadores. Yo empecé haciendo noticias, y la gran noticia era mostrar lo bacán que es el Perú. Ahora ser influencer y mostrar el país casi se ha convertido en una profesión, pero nuestro caso es distinto. Somos un equipo de reportaje. Nuestra misión en el programa siempre ha sido mostrar esas caras increíbles que tiene el país, y lo hemos hecho durante 25 años.
En una era marcada por las redes sociales, ¿cómo cree que han influido en la forma en que las personas viajan y perciben los destinos? En algún momento mencionó el término “turismo selfie”. ¿A qué se refiere con esta idea?
A lo que voy con turismo selfie es que la gente se obsesiona con tomarse la misma foto que vio en redes, aunque haya un millón iguales. Creen que lo importante es la postal, pero se olvidan del viaje. Suben a una ruina solo para la foto, sin realmente experimentar, conocer o aprender. Muchos van a la montaña de siete colores, pero no saben qué pueblos cruzaron en el camino, qué paisajes vieron, qué clima enfrentaron. Se suben a un bus en Cusco en la madrugada, duermen cuatro horas y amanecen en Vinicunca sin haberse enterado de nada.
Esa es mi crítica. Las redes sociales te dicen que la felicidad está en la foto, pero en realidad la felicidad está en hacer el viaje.
"El turismo es una industria gigantesca que podría generar desarrollo en todo el país y ayudarnos a superar muchos otros problemas, pero hay que tomarlo con más seriedad."
Entonces ¿cree que, en general, las redes sociales han influido de manera positiva o negativa en la forma en que percibimos el turismo y el significado de viajar?
Definitivamente han contribuido para bien. Por lo masivo que es, suma. Se comparten videos y experiencias que inspiran a viajar, y mientras más se hable del turismo, mejor.
Pero más allá de los influencers y las redes, la tecnología en general ha facilitado los viajes. Hoy en día, con internet, no hay excusa para llegar a un pueblo sin saber que clima hace o qué idioma se habla ahí. La información está en la computadora o en el celular, aunque a veces no la usamos tanto como deberíamos. Por eso siempre recomiendo informarse antes de viajar, aunque sea un trayecto corto.
Mencionaba que la forma en que un influencer difunde información sobre viajes es distinta a la de un periodista o medio de comunicación. En su opinión, ¿en qué radica esa diferencia? ¿Cree que los medios tienen una mayor responsabilidad en la educación y promoción del turismo responsable?
Yo creo que, en ese sentido, los medios de comunicación tradicionales se han quedado bastante atrás. Antes, los canales de televisión eran una gran herramienta para poner temas en agenda y generar interés en el público.
Siempre me ha extrañado que en la televisión peruana no haya más programas de viajes, a diferencia de otros países donde casi cada canal tiene su propio programa de turismo. Y con el potencial que tiene el Perú, el turismo hace rato debería haber despegado a niveles mucho mayores.
El mismo Estado se ha quedado atrás. El turismo es una industria gigantesca que podría generar desarrollo en todo el país y ayudarnos a superar muchos otros problemas, pero hay que tomarlo con más seriedad.
¿Qué significa realmente el turismo sostenible en el contexto peruano y cómo los viajeros podemos contribuir a su promoción?
El turismo sostenible es un concepto que se usa desde hace tiempo en todo el mundo y, en esencia, implica viajar con responsabilidad, cuidando el entorno que nos rodea.
Primero, se trata de proteger nuestra casa, el planeta. Pero a nivel más local, significa garantizar que las comunidades y pueblos, sobre todo en la sierra y la selva, puedan seguir desarrollándose sin perder su identidad. Que mantengan sus prácticas, su cultura y su rol como defensores de la naturaleza.
Estas pequeñas comunidades, que existen por miles en el Perú, son las que nos hacen un país especial, diferente. Por eso es clave impulsar un turismo sostenible, para que estas poblaciones sigan preservando su mundo y, al mismo tiempo, para que nosotros y las futuras generaciones tengamos un planeta sano y lleno de oportunidades.
¿Cómo vislumbra el futuro del turismo en el Perú en el contexto actual? ¿Cuáles son los principales desafíos y oportunidades a largo plazo?
A nivel macro, el Estado debe darle al turismo la importancia que merece. No se trata solo de hacer comerciales o ferias, sino de generar condiciones reales para su desarrollo, como ocurre en otros países.
Se necesitan mejores carreteras y accesos. Si un turista de afuera tiene que elegir entre países de la región, no solo comparará los paisajes, sino también la seguridad, la infraestructura y la calidad de los servicios. Eso beneficia tanto a los ciudadanos como a los viajeros y promueve el turismo de manera sostenible.
A nivel local, los municipios y gobiernos regionales deberían apostar más por el turismo y apoyar las iniciativas particulares que siguen surgiendo. Cada vez hay más personas que entienden que el turismo no solo puede generar ingresos para ellos, sino también mejorar su comunidad.
Por otro lado, el turismo ya no puede ser informal. Si queremos competir con otros países, nuestras agencias, operadores y emprendedores deben cumplir con estándares de calidad. Todo tiene que hacerse bien para que el Perú sea un destino atractivo y confiable.
¿Qué destinos menos conocidos del Perú recomendaría, pero que ofrezcan grandes experiencias y deberían tomarse más en cuenta?
Hay muchísimos. Uno que me encantó fue Chacas, en el Callejón de Conchucos, Áncash. Hace décadas, un sacerdote italiano llegó a la zona y transformó la vida de la gente. Enseñó oficios a niños y jóvenes que antes solo trabajaban en el campo, y Chacas se convirtió en un pueblo de artesanos y maestros. Hoy es un lugar con una arquitectura preciosa, rodeado por la Cordillera Blanca. Pero más allá del paisaje, es una historia de cómo el trabajo desinteresado y la solidaridad pueden cambiar una comunidad.
Otro sitio impresionante es el Lago Cuipari, cerca de Yurimaguas, en la selva. Es una laguna hermosa, con poco turismo, donde realmente puedes desconectarte y sentir la naturaleza.
En Cusco, recomiendo Waqrapukara. La primera vez que fui, casi nadie lo conocía, pero ahora está ganando fama. Es una fortaleza preinca e inca impresionante, con dos formaciones rocosas que parecen cuernos. Es como un Machu Picchu menos explorado, pero mucho más fácil de llegar. Cuando ves la grandiosidad de estas construcciones, te das cuenta de lo capaces que fueron nuestros ancestros. Es un recordatorio de que cuando hay ganas, los peruanos podemos hacer cosas espectaculares, como lo hicimos en el pasado y como aún podemos hacerlo hoy.
¿Qué recomendaciones les daría a quienes desean explorar el Perú de manera responsable, respetando el medio ambiente y las culturas locales?
Lo que siempre digo: informarse, informarse con anticipación. Saber qué hay en el lugar al que vas, quienes viven ahí, cómo es el clima, las tarifas, todo eso hace que tu viaje fluya mejor.
Al final, cada uno disfruta el viaje a su manera: algunos prefieren agencias, otros la aventura, y ambas opciones son válidas. Pero si llegas sin tener idea de dónde estás ni qué puedes hacer, no vas a disfrutar del viaje, así lo hagas con la mejor agencia.
Infórmate y verás que la experiencia será mucho más rica. Hasta un simple saludo en el idioma local puede marcar la diferencia. Todo suma, todo abre puertas.
Editor de la Revista Intercambio. Periodista y comunicador audiovisual. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.