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Edición Nº 24

Algunos alcances sobre la historieta local
13 de septiembre, 2013

Para entender el panorama de la historieta local, es importante distinguir entre la producción foránea y la local. La primera atrae mayor lectoría tanto en la vertiente estadounidense (en el género de superhéroes, por ejemplo) como en la asiática (la japonesa en este caso), apoyadas principalmente por las películas de cine de similar género o las producciones de animación audiovisual, respectivamente. En el caso de la producción local, no se percibe una similar atención. Ningún trabajo ha alcanzado un tiraje semanal similar al de las decenas de miles para los comics de superhéroes del diario “Perú 21”, quien realiza esta labor editorial desde el 2008, o el público de la película “Cementerio General” (2013) no se ha volcado a comprar el comic basado en el film en una cantidad similar a la asistencia a las salas de cine.

La inexistencia de un mercado para las producciones locales ha generado mecanismos de autogestión y autodifusión a través de colectivos que desarrollan actividades conjuntas como ferias de fanzines[1] para distribuir su obra. Este circuito alternativo posee una variedad diversa de propuestas. El Grupo “Punto Aparte” de la ciudad de Ica presenta un imaginario visual tributario de la animación japonesa y el género de horror. Por otro lado, el grupo “Med comics”, afincado en Lima, ha elaborado un grupo de superhéroes locales inspirado en el género estadounidense. En Arequipa, el colectivo “Pandemia”, dedicado al comic urbano, juvenil o de ciencia ficción, ha desarrollado diversas publicaciones que han permitido a uno de sus integrantes, César Carpio, desarrollar un trabajo para el mercado hispano. En Trujillo, el colectivo “La mancha” publica un fanzine con el mismo nombre con historietas autoconclusivas de corte urbano-juvenil. También tenemos al colectivo “Las fulanas”, solo de creadoras, y su publicación “Cosas de chicas”. Finalmente, la revista “Carboncito”, que pasó de las fotocopias iniciales del 2001 a ser la mejor antología impresa de la producción local al agrupar a creadores de distintas generaciones.

Sobre historietas contestatarias, muchas de las publicaciones de estos colectivos incluyen algún trabajo que cuestiona la política o la sociedad actuales sin ser su principal eje temático. Sin embargo, podemos señalar tres trabajos recientes:

  1. “Rupay, historias gráficas de la violencia en el Perú 1980 – 1984” de Alfredo Villar (guionista) y Luis Rossell y Jesús Cossio (dibujos) fue publicado en el año 2008 por la editorial “Contracultura”. Recrea los instantes previos de muchos episodios de violencia política ocurrida en los inicios de los años 80. Se parte de fotografías conocidas por la opinión pública a través de los medios y se reconstruyen los momentos anteriores a la imagen final publicada. Es una obra polémica basada en diversas fuentes (entre ellas el Informe Final de la CVR) que cuestiona las diversas versiones sobre algunos crímenes ocurridos en el conflicto interno. Atribuye al Estado peruano la principal responsabilidad por la violencia política.
  2. “Barbarie, comics sobre violencia política en el Perú, 1985 – 1990” es obra de Jesús Cossio (guión y dibujos). Después del trabajo anterior, Cossio se embarca en este proyecto individual publicado también por “Contracultura” en el 2010. A diferencia de “Rupay”, los actos de violencia de los terroristas o de las fuerzas del orden no se presentan de forma  explícita, sino a través de elipsis, lo cual afecta más al lector, quien termina por recrear los actos de “barbarie” en su imaginación. La obra cuenta con un prólogo de Carlos Iván Degregori.
  3. “Conversaciones en la ciudad de cartón” de Agueda Noriega y Miguel Det (guión y dibujos) fue una obra finalista del concurso de novela gráfica de “Contracultura” en el 2010 y se publicó  al año siguiente. Es una recreación con saltos en el tiempo y en un tono lírico de la vida de Martín Adán. Aparecen personajes y hechos históricos que reconstruyen el camino de delirio y creación artística del poeta local. Por momentos es hermética, pero también expresa una crítica a la hipocresía social (“ciudad de cartón”) y a los riesgos de adoptar la vocación artística en un medio como el local (¿será, tal vez, una recreación de la propia experiencia de realizar historietas?).

Para concluir, podemos señalar que a pesar de la escasa difusión, el volumen y calidad de la producción local se ha incrementado. Recientemente Miguel Rubio, de “Yuyachkani”, ha iniciado la experiencia de recuperar el teatro local con “Guerrilla en Paucartambo”, primer volumen de la serie “Memoria que Danza” en formato de historieta, con guión del propio Rubio y dibujos de Cossío. La Cámara Peruana del libro ha incorporado a sus ferias actividades relacionadas con el medio y, recientemente, se ha conformado el Gremio de historietistas del Perú para contemplar, entre otras iniciativas, una ley que reconozca y promueva la labor gráfica. Finalmente, este 12 de setiembre se celebrará nuevamente el “Día de la historieta peruana”, para conmemorar el anuncio de la publicación de solo historietas locales por el diario “Última hora” en 1952. Tal vez, el mejor homenaje al comic realizado por autores locales sea su lectura y difusión.

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[1] Publicaciones autopublicadas de bajo costo realizadas por aficionados a un tema en especial.


Raschid Rabi

Universidad Antonio Ruiz de Montoya

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