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Edición Nº 54

Antígona: una obra clásica vigente hoy
Álvaro Fabián Suárez
15 de junio, 2021

Entrevista a Daniel Goya

Por Álvaro Fabián Suárez

Más de dos mil años después, la tragedia griega "Antígona" resuena entre nuestros oídos y la realidad como si Sófocles la hubiera escrito en nuestros días. Creada en el quinto siglo antes de Cristo, este clásico nos muestra cómo la crisis, el caos, la muerte y la lucha constante por las causas justas se vuelven diversos elementos que confluyen hacia una transformación social.

En enero del presente año Antígona volvió a los escenarios en una novedosa interpretación para la virtualidad. Se utilizó la adaptación de la versión escrita por José Watanabe y se tomó el contexto de las movilizaciones ocurridas en noviembre del 2020 para poder contar de una manera única su historia.

Hablamos con Daniel Goya, director de la obra, sobre la puesta en escena y cómo esta nos retrata a la lucha, la desobediencia y la perseverancia como formas de sobrellevar el duelo y honrar a los que ya no están con nosotros.

¿Cómo surgió la idea de adaptar esta tragedia clásica a nuestra reciente crisis política?

La idea de realizar Antígona en formato virtual nació en mayo del año pasado. Estaba en un taller de dirección de Mihkail Page y mi trabajo final fue dirigir una obra profesional. En este caso, virtual.

Esto sucedió mucho antes de que se diera la vacancia y Merino tomara el poder. Es más, era un momento en el que todo el mundo confiaba en Vizcarra.

Mucha gente podría pensar que hicimos la obra a propósito por el contexto político en el que estábamos… pues, no exactamente. Fue porque a mí me gusta la obra y me parece que habla de temas sociales importantes y vigentes en nuestro país. Finalmente, terminó también coincidiendo con otra crisis política más.

¿La realidad copia la ficción o la ficción imita la realidad?

(Se ríe) Es una gran observación, porque cuando empiezan las movilizaciones en contra de Manuel Merino, con mayor razón sentíamos que estábamos haciendo algo completamente vigente.

¿Hubo algún tipo de cambio en la dirección o dramaturgia cuando pasaron todos los hechos de noviembre del año pasado?

A grandes rasgos, no. Solo tuvimos que postergar un poco las fechas, porque en un inicio pensábamos estrenar en diciembre. Claramente el Perú estaba dolido: habían fallecido Inti y Bryan…No era momento para invitar a la gente a ver una obra virtual.

Entendiendo el rol de Antígona como protagonista mujer y joven ¿Cómo siente que al final ella logra plasmar esta articulación entre deseos y fuerzas de los jóvenes por luchar por lo que consideran justo?

Yo creo que la figura de Antígona es primordial e importante en casi todas sus versiones. Debe ser una de las obras con mayores adaptaciones en la historia del teatro. En esta puntualmente, da la particularidad de no centrarse solamente en la protagonista; sino también en su hermana, Ismene. Es interesante el cambio de foco.

José Watanabe, autor de esta versión, busca iluminar la imagen de Ismene, quien era un personaje no muy protagónico dentro de la historia. Le da un discurso político que reflexiona sobre todas esas veces en que uno presencia una situación de injusticia, pero no interviene. Lo que hace Watanabe es justamente señalar ese tipo de comportamientos, porque Ismene cuando tiene la oportunidad de actuar frente a una injusticia, calla. No reacciona y se cruza de brazos. Un accionar que termina lamentando hasta el final de la obra.

Cuando mencionas la juventud de Antígona. Sí, por supuesto. Durante mucho tiempo ha sido un gran referente de la juventud, especialmente femenina, que se opone a la tiranía e injusticia ante el poder.

Ninguna democracia debería jactarse de serlo si necesita que dos jóvenes mueran en la calle para que se escuche al pueblo. El pueblo debería ser escuchado por el poder sin que nadie muera.

A pesar de ser personajes completamente opuestos, creo que todos en algún punto podemos sentirnos identificados tanto con Antígona como con su hermana. Tal vez en algún punto hemos podido justamente levantar esa voz en contra de la injusticia, pero también en un punto hemos callado y después ha pesado.

Es que todos, alguna vez, hemos sido Ismene y muchos, tal vez, nunca hemos sido Antígona.

Creo que todos, como bien dices, hemos sentido ese miedo del poder y hemos callado. Tal vez frente a una decisión de alguna figura de autoridad, tuvimos algún tipo de reacción que no nos hizo sentir orgullosos.

Más bien, creo que muy pocas veces actuamos como Antígona, que es capaz de arriesgarlo todo por lo que ella cree que es justo. Creo que también ahí radica la universalidad de la historia.

¿Cómo siente que se representa el papel femenino de Antígona en nuestra sociedad?

Antígona representa a esa juventud femenina que está harta de esta sociedad que la encasilla y circunscribe a un rol secundario. En ese sentido me parece una figura importante, reveladora e idónea para nuestros tiempos.

Me parece sumamente valioso e importante la lucha de las mujeres hoy en día. Con toda la razón de su lado, se manifiestan en contra de toda la violencia que se sufre en los hogares y en las calles. Es transformador y vital en nuestra sociedad.

Por otro lado, también es importante entender que, en la obra de Antígona, ella no es la única que considera la situación injusta. También existen otros personajes que intervienen, como Tiresias y Emón. No es exclusividad del personaje femenino ir en contra de las injusticias, hay distintos personajes que también lo hacen; sin embargo, es Antígona la única que lo arriesga todo. Creo que eso es la que lo diferencia del resto.

Si lo trasladamos a nuestra actualidad, a nuestro Perú, ninguna lucha se gana estando solo. Creo que la prueba de ello es que en la calle fuimos miles. Si logramos un cambio fue porque todos nos involucramos.

El duelo y la insurgencia se muestran en la obra como dos caras de la misma moneda. Una forma de rendirle culto a los que se nos fueron es no dejando de pelear por ellos. Esto lo hemos visto no solo en las movilizaciones de noviembre, sino también en otras situaciones de conflicto en nuestro país ¿Cómo siente que se representa en la obra?

Lamentablemente, si bien las vidas de Inti y Brian tuvieron un componente definitivo para que Merino renunciara, fue un costo terrible. Ninguna democracia debería jactarse de serlo si necesita que dos jóvenes mueran en la calle para que se escuche al pueblo. El pueblo debería ser escuchado por el poder sin que nadie muera. Las dos vidas que se perdieron fueron definitivas para que Merino renuncie y el poder retroceda en ese tiempo, pero no debió ser así.

Antígona encarna valores que hoy día nos hacen mucha falta. Nos recuerda que no hay que tenerle miedo al poder y que existen causas más grandes que nosotros.

Luego de que Sagasti asuma el poder mucha gente salió a las calles a celebrar. Yo no creo que hayamos ganado nada. Más que ganar, logramos frenar el hambre de algunos poderosos corruptos, pero nos costaron dos muchachos. Ninguna democracia debería jactarse de eso. Me parece que es un precio muy caro.

Me estoy arriesgando un poco, pero creo que, si Inti y Bryan nunca hubieran sido asesinados, Merino probablemente no hubiera renunciado. Por eso critico el tipo de democracia que tenemos, porque es una que necesita mártires, y eso no es democracia en sí.

Los medios de comunicación se presentan como el principal interfaz por el cual la audiencia presencia la obra ¿Se intentó representar la fuerte influencia que tienen los medios de comunicación en este tipo de conflictos?

Si, por supuesto. De los medios de comunicación y las redes sociales. Creo que últimamente nos informamos sobre la actualidad mediante las redes sociales o, si aún tenemos la costumbre, porque vimos un noticiero. Y ya ni siquiera es el noticiero de la tele, sino de periodistas que no están ceñidos a ningún tipo de medio de comunicación grande. Por eso Nidia Bermejo interpreta a una conductora de noticiero casera, que transmite desde su oficina.

Les planteé a los actores este tipo de visión de la obra porque la manera de actualizar un clásico es demostrarle al público la vigencia de este. Que la historia de Antígona puede ser contada de nuevo, de una manera diferente.

Yo estoy completamente convencido que hemos contado la historia de Antígona de una manera nueva, diferente, apelando a algo cotidiano, como pueden ser las redes sociales y las pantallas.

Me gustó mucho y me pareció muy interesante una frase de la obra. Cuando Emón le dice a Creonte: "Que tus leyes no sean de tu solo arbitrio…

…porque no es patria lo que es posesión de un solo hombre." Maravilloso.

¿Cómo considera usted que la figura autoritaria de Creonte y la manera en que ejerce su autoridad tiene cierta similitud en la forma en la que se suele hacer política en el Perú?

El poder se ejerce con mucha prepotencia en nuestro país. Creo que si tuviéramos que buscar referentes que hayan ejercido el poder siendo participes del consenso y dialogo, encontraríamos muy pocos. Casi siempre quien ha tenido el poder ha sido prepotente y totalitario. Tenemos bastantes referencias de como en nuestro país el poder termina siendo algún tipo de elixir que te hace sentir que puedes hacer lo que quieras sin escucharnos a los demás. Por supuesto, ya sabemos cómo terminan estas personas: uno en la cárcel, otro suicidado, otro prófugo de la justicia. Entonces, no aprendemos.

¿Cuáles son los valores que se encuentran en Antígona que siguen vigentes hasta estos días?

Podría mencionar varios: valentía, empatía, entrega, solidaridad. Creo que Antígona encarna valores que hoy día nos hacen mucha falta. Nos recuerda que no hay que tenerle miedo al poder y que existen causas más grandes que nosotros. Objetivos por los que valen la pena darlo todo. Y, tal vez, una de las cosas que nos falta entender como país y sociedad, es que esas causas más grandes debemos honrarlas "en lo pequeño y en lo justo", como decía Creonte.

¿Qué pesa más: las leyes creadas por los hombres o las normas dictada por los dioses?

Si entramos a la convención de que ese mundo ficticio, con los dioses y el Hades, realmente existe, lo que uno diría es que las leyes divinas son mucho más importantes que las del hombre. En ese mundo, de eso se trata.

Ahora, si lo trasladamos a nuestra realidad, las leyes de los dioses no son la religión católica o cualquier otra. En realidad, "las leyes de los dioses" trasladada a nuestra vida tienen que ver con la ética, la moral y los principios. Aquello que sabemos que es correcto y que no es necesario que esté escrito en la ley. Entonces, más allá de que sea legal o no algo, los seres humanos sabemos qué es correcto y qué no. A veces, la ley no alcanza para delimitar este límite concretamente, y de eso se aprovecha mucha gente. Cuántas veces hemos visto a políticos aprovecharse de alguna leguleyada o vacío legal para salirse con la suya.

Entonces, el cuestionamiento de la obra, si la leemos con ojos de nuestros días, viene también por ese lado: la autoridad no necesariamente te legitima. Un gobernante es legítimo no por ostentar el cargo; sino porque decida bien, no busque sus propios intereses y escuche al pueblo.

Contraponiéndolo a la realidad que vivimos constantemente en nuestro país, más ahora en esta época de pandemia, ¿Qué siente usted que nos enseña Antígona sobre la vida y la muerte?

Creo que el mensaje más poderoso que puede haber en estas circunstancias es que, cuando no se respeta la democracia, se restringe la libertad y no se escucha el pueblo, trágicamente la muerte está muy cerca. Ella es la amiga de los dictadores. En los regímenes más estrictos, duros y fascistas, la vida y la muerte están siempre en riesgo de acabar uno con el otro.

Invierno 2021


Daniel Goya

Periodista, escritor, director y docente universitario.

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Álvaro Fabián Suárez
Álvaro Fabián Suárez

Editor de la Revista Intercambio. Periodista y comunicador audiovisual. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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