Si bien la presencia de la Compañía de Jesús en Colombia se remonta a 1598, cuando unos pocos jesuitas llegaron a Cartagena con la intención de instalarse en el entonces Nuevo Reino de Granada, no fue sino hasta el 9 de septiembre de 1924, día de San Pedro Claver, cuando esta misión se separa de la entonces Provincia jesuita de Castilla, España, para dar lugar a la Provincia de Colombia como jurisdicción independiente. Fue el padre general Wlodomiro Ledóchowski, SJ quien firmó el decreto de creación de esta nueva provincia, que entró en vigor el 8 de diciembre del mismo año. San Pedro Claver se convierte, desde entonces, en el patrono de la provincia colombiana y en un referente para el trabajo en favor de las víctimas y de los derechos humanos, «no con la lengua, sino con manos y obras»[1].

Colombia ha sido, de lejos, el país de América Latina con el mayor número de víctimas y de violaciones a los derechos humanos en los últimos cuarenta años. Según los datos de la Comisión de la Verdad (2022), se contabilizan cerca de nueve millones de víctimas a causa del conflicto armado interno[2], 75 % de las cuales se produjeron entre 1996 y 2010[3]; esto, en un país de 45 millones de habitantes, de los cuales cerca del 70 % se encuentran ubicados en zonas urbanas. De esos nueve millones de víctimas, el 80 % fueron civiles no combatientes, en su gran mayoría pertenecientes al mundo rural. Estos datos dolorosos dan cuenta de una violencia armada que ha sobrepasado todos los límites imaginables dentro de una sociedad y que ha afectado principalmente a personas civiles campesinas, a mujeres, a niños, a comunidades étnicas y a personas LGBTIQ+. En contraste con esta realidad, la mayoría de la población del mundo urbano se suele sentir alejada de estas experiencias y, en muchas ocasiones, indiferente ante el conflicto armado, que no ha llegado a tocar a las ciudades con la misma intensidad con la que tocó al campo.

"En este país, tan atravesado por la violencia armada, uno de los aspectos que más ha contribuido a perpetuar esa realidad es la falta de un diálogo constructivo y dispuesto a la escucha mutua."

En este contexto, marcado, en primer lugar, por la publicación de los informes de la Comisión de la Verdad, que nos invitan a una reconciliación como sociedad a partir del registro de la memoria de estos hechos violentos que no queremos que se repitan; en segundo lugar, por la promulgación en la Provincia jesuita de Colombia de su Plan Apostólico de Provincia 2022-2026, que se implementa en las 43 obras apostólicas de la Compañía de Jesús en el país y que incluye como una de sus cuatro opciones fundamentales la misión de reconciliación y justicia; y, en tercer lugar, por la conmemoración del centenario de creación de la provincia, resuena con fuerza el testimonio de San Pedro Claver en favor de las víctimas, de los esclavizados contemporáneos y del deseo de que este llamado contundente del Espíritu hacia la reconciliación no se quede solo en palabras, sino que se traduzca en hechos y obras.

Una de estas iniciativas concretas y en marcha es la creación de una Estrategia pedagógica para la lectura crítica del pasado reciente[4], sobre la base de los textos del Informe de la Comisión de la Verdad, en la que participan, tanto en su construcción como en su implementación, dieciocho obras apostólicas de la Compañía de Jesús en Colombia, en siete ciudades. Entre ellas se encuentran los Colegios de la Red ACODESI, los Colegios de Fe y Alegría, la Universidad Javeriana, Centros Sociales como el CINEP, el JRS y el IMCA, además de obras como el Museo Juan Lorenzo Lucero, la Red Juvenil Ignaciana y parroquias como las de Villa Javier y La Macarena. Esta estrategia pedagógica está diseñada y dirigida específicamente a un público urbano, en muchos casos indiferente o incluso adverso a temas relacionados con la memoria del conflicto armado. Pero ¿cómo se está haciendo esto en concreto?

En primer lugar, reconocemos que en este país, tan atravesado por la violencia armada, uno de los aspectos que más ha contribuido a perpetuar esa realidad es la falta de un diálogo constructivo y dispuesto a la escucha mutua. Por este motivo, la Estrategia pedagógica se estructura sobre la base de diálogos que recogen el legado de los informes de la Comisión de la Verdad y que pueden realizarse entre diferentes públicos, tanto en las obras educativas como en las sociopastorales, con el objetivo de acoger la realidad de las víctimas y responsables a partir de sus testimonios y memorias, y profundizar la democracia desde la participación y el diálogo deliberativo.

En segundo lugar y sustentados en esta apuesta clara por el diálogo, consideramos que, más allá de un ejercicio meramente cognitivo, de lo que se trata es de construir una mirada crítica de nuestra historia y de nuestro pasado reciente, razón por la cual los momentos del paradigma pedagógico ignaciano, como lenguaje común, nos ayudan a entendernos mejor como red y a fortalecer apuestas comunes. Por eso, partimos del contexto, que conduce no sólo a un conocimiento de este, sino, ante todo, a una experiencia, sobre la cual se hace una reflexión que progresivamente nos invita a la acción y que, finalmente, se cierra con una evaluación.

En tercer lugar y desde esta mirada crítica y comprehensiva, sentimos que la apuesta se dirige también a la transformación de las narrativas mediante las cuales hemos contado nuestra historia, para pasar de relatos marcados por la polarización ideológica y política hacia nuevos modos de entendernos como sociedad desde una perspectiva más incluyente. Para ello, las habilidades que se pretende desarrollar en las personas que participan de estos diálogos son: reconocerse en la afectación del otro, salvar la proposición del prójimo, mirar desideologizantemente las ideologías, sanar la memoria —conocer el pasado para proyectar el futuro— y discernir de manera personal y en común.

"Las obras jesuitas de Colombia sentimos que hacemos vigente y actual el legado de San Pedro Claver en una seria apuesta colectiva por la construcción de una cultura de paz."

Esta apuesta pedagógica se ha ido traduciendo en diferentes materiales adaptados a cada uno de los contextos geográficos y de las obras apostólicas de la provincia, y ha dado lugar a diferentes modos de implementación, que pasan por la organización regional de eventos conmemorativos y de reflexión, como la Semana por la Paz (en el mes de septiembre), el Día de la Mano Roja (12 de febrero), el Día de las Víctimas en Colombia (9 de abril) o el Día de los Derechos Humanos (9 de septiembre); o por la inclusión de estos contenidos más académicos e históricos en planes de estudio de ciencias sociales en algunos colegios de Fe y Alegría y de la Red de colegios ACODESI; o por la experiencia de los ejercicios espirituales ignacianos para orar el Informe de la Comisión de la Verdad en contextos juveniles y en la formación espiritual de los maestros de nuestros colegios, investigadores en nuestros centros sociales y agentes pastorales en algunas de nuestras parroquias.

Así, como parte de la conmemoración del centenario de la creación de la Provincia Colombiana, las obras jesuitas de Colombia sentimos que hacemos vigente y actual el legado de san Pedro Claver en una seria apuesta colectiva por la construcción de una cultura de paz, basada en un diálogo que nos conduzca progresivamente hacia la reconciliación: ver nuestro pasado como historia de gracia, pero también como desafío para el presente y como un llamado de transformación hacia el futuro.

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[1] Jesuitas en Colombia. (s. f.). Jesuitas Colombia. https://shorturl.at/4AgZM

[2] Comisión de la Verdad. (2022). Convocatoria a la paz grande,p. 39.

[3] Ibid., p. 41.

[4] Recono-Siendo. Estrategia pedagógica para la lectura crítica del pasado reciente. (2023).Coediciones CINEP. https://shorturl.at/fY5So

Verano 2025