(Extracto del artículo publicado el 19/09/10 en el diario El Tiempo de Piura).
Muy pocos candidatos que postularon en estas elecciones repararon que el agro juega un papel determinante en la economía regional, por ser fuente generadora de empleo y por su efecto multiplicador en lo social, y que por lo tanto se necesitan propuestas serias para este sector.
Nuestra región cuenta con la mayor infraestructura hidráulica del país y potencial de tierras productivas, de las cuales más de 203 mil hectáreas[1] se encuentran instaladas a junio del 2010; correspondiendo 72 mil a cultivos permanentes y semi permanentes (destacando el mango, el limón y el café); y 131 mil hectáreas de cultivos transitorios (sobresaliendo el arroz, el maíz y las menestras.
Con este potencial, de las cuales casi el 75 % tiene riego regulado, se puede y se debe cambiar la situación del agro y de las miles de familias que viven de él directa e indirectamente.
¿Pero, que pasa realmente con nuestro agro?
Pese a ello, existen cosas positivas e interesantes. Las experiencias exitosas de pequeños productores organizados, nos demuestran que es posible lograr la viabilidad de la pequeña agricultura, teniendo como columna vertebral la asociatividad, empresarial y gremial. Destacan iniciativas como la de los productores de mango concentrados alrededor de APROMALPI, los productores de menestras de ASPROMOR, los cafetaleros de CEPICAFE, los cacaoteros de la APROCAPP y los bananeros de CEPIBO y la REPEBAN; entre otros.
Estas experiencias son promovidas, en su mayoría, por instituciones de desarrollo como las ONG´s y con poco apoyo de la Dirección Regional Agraria, a excepción de la experiencia de banano en el Valle del Chira.
A pesar de los logros que las experiencias mencionadas van obteniendo, aún el grueso de los productores en la región se mantiene sembrando arroz y algodón, caminan al vaivén de los precios entre estos dos cultivos, cuya rentabilidad es precaria, ya sea por la sobre-oferta u otras distorsiones en el mercado, obteniendo magros ingresos.
Por ello, es hora de actuar y tener:
Tengo la esperanza que las autoridades elegidas den la importancia que el sector necesita, revisando y ajustando con realismo sus planes de gobierno; teniendo en cuenta, principalmente la Agenda Agraria, el plan estratégico de la Región, entre otros instrumentos de gestión importantes.
Para ello, deberán orientarlos y centrarlos en los ítems que hemos mencionado anteriormente, asegurando la contratación de personal técnico altamente calificado en lo profesional y en lo ético, para garantizar, de algún modo, su implementación.
Por tanto, la región no necesita de pequeños remiendos, sino de una verdadera apuesta y propuesta integral de desarrollo del sector, en el marco de la estrategia de esa gran visión de Piura al 2021. Hagamos el esfuerzo interinstitucional: Gobierno Regional, Universidades, Colegios Profesionales, Dirección Agraria, Organizaciones No Gubernamentales y productores, para juntos, hacer realidad el Gran Cambio.
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[1] Para mejor redacción las cifras han sido redondeadas.
[2] En cada uno de estos proyectos se ejecutó alrededor de un millón de soles.
Publicado en octubre 2010
Emma Gallardo
Directora del Área de Desarrollo Económico Territorial del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado - CIPCA (Piura).