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Edición Nº 20

Fabiola, víctima de Trata
27 de julio, 2012

Fabiola era una niña alegre, llena de ilusión celebró sus 15 años, a los pocos días un chico del barrio al que apenas conocía la animó a huir con él, ella después de dejar la comida al chancho se fue a las seis de la tarde… No volvimos a saber de ella hasta dos años después. Llegó un domingo de Pascua, regresó, llegó con un niño de un año y otro en camino. Vino muy enferma… con 40 kilos de peso, las huellas eran imborrables, indudablemente eran imborrables. No sabemos cómo llegó, tal vez había logrado escapar o ya no era atractiva… hoy intenta rehacer su vida, no quiere hablar del pasado, sólo quiere continuar su vida sin hablar de ese tiempo… ¿Qué pasó con ella en estos dos años?

Durante ese tiempo he vivido de cerca el sufrimiento de la madre… Algunas veces pensé que la mujer moría de dolor, que moría de soledad; la he visto caminar por las calles con la foto de Fabiola en las manos… decía que en cada rostro buscaba a su hija y que la iba a encontrar. Ella, como madre, jamás perdió las esperanzas; durante este tiempo cruzó la frontera, fue a los periódicos, la buscó en los bares clandestinos en donde conoció otros casos de niñas de la sierra que las traían a trabajar, estos lugares estaban rodeados de pandilleros que cuidaban los sitios. Teresa vivió esta pesadilla rodeada de indiferencia, de soledad, de confusión. La policía le decía que no era un caso de secuestro sino de fuga…. esto frustró la búsqueda. Qué impotencia sentía, se suponía que las autoridades tenían que apoyarla y no lo hacían... ella estaba segura que su hija no se había fugado, que la tenían en algún lado.

Más tarde nos enteramos que un pandillero se la llevó a un rancho, estuvo con ella dos días y luego la trasladó a Sullana, de ahí no se supo más, … ¿la entregó?… ¿la vendió?… Unos la pensábamos muerta, la madre no… Tere no se cansaba de repetir: “La peor desgracia en este país es ser pobre y bonita, a mi hija se la llevan porque es pobre y bonita ¡qué desgracia! y porque soy pobre la policía no me hace caso y dice que se ha ido porque la he tratado mal… y a la gente no le interesa mi sufrimiento ni lo que pueda estar pasando mi hija”

Ha pasado el tiempo y Fabiola tiene dos niños a cuestas, ella dice que no los quiere… pero carga con ellos, ahora la abuela también se encarga de ellos. Fabiola no quiere hablar de ese tiempo, solo tiene ganas de olvidar y continuar su vida…

Fabiola ha participado en el programa de madres adolescentes de CANAT, ha logrado terminar sus estudios, actualmente es cobradora de combis y sueña con estudiar Administración de Empresas, pero no quiere hablar del pasado.


Gabriela Rentería

Centro de Apoyo a Niños/as y Adolescentes Trabajadores - CANAT

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