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Edición Nº 11

Hacia un horizonte común
27 de enero, 2010

Entrevista con el P. Carlos Rodríguez Arana SJ

Por Diana Tantaleán C.
Apostolado de Justicia Social y Ecología

Carlos Rodríguez Arana SJ ha sido Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú por 6 años, poco antes de culminar su período nos concedió una entrevista en la que nos habló sobre su visión del país, de la Compañía en el Perú y sobre la labor social que se realiza desde ella.

¿Qué experiencias en estos 6 años como Provincial en Perú?

Han sido 6 años de conocer mejor nuestras obras, están extendidas y conocerlas lleva tiempo. Ver en qué situación está cada obra, y luego cada jesuita, porque mi labor no solo se reduce a las obras, sino sobre todo es atención a cada jesuita, saber cómo está en su salud física y espiritual. Una parte de nuestro trabajo también es la coordinación con los otros jesuitas de América latina, trabajando bastante a nivel latinoamericano, como sabrás hay una red de centros sociales de América latina; los provinciales nos reunimos dos veces al año, yendo de un país a otro, y también vemos las coordinaciones de educación, las reuniones sociales, las cuestiones pastorales, todo lo referente a los jesuitas. Es un trabajo variado e interesante porque es entrar en lo más propio de nuestra vida, distintas misiones, distintos trabajos.

¿Cómo surge la idea de una oficina para el Sector Social?

Desde hace muchísimos años había un coordinador del Sector Social que trataba de dar una cierta unidad a nuestros centros, tener reuniones, tomar iniciativas en común, etc.; pero en los últimos años había bajado mucho la coordinación y el saber unos de otros. Cada obra estaba muy metida en su misión, trabajando bien, pero sin relación entre si; entonces pensaba que sería importante que conozcan más lo que hacen unos y otros, que aprovechen las experiencias semejantes. También me parecía necesario una mayor coordinación con la Provincia porque el número de jesuitas que está trabajando directamente en el Sector Social son pocos, estábamos perdiendo contacto y me parecía un poco peligroso porque o bien las obras dependen de nosotros y trabajamos unidos con los laicos o tendríamos que irlas dejando. Yo fui hablando con la gente y ellos querían seguir como obras de la Compañía, entonces se propuso esta manera de trabajar.

En estos años ¿cómo ha visto el avance del Sector Social?

Lo más importante es que se ha ido encontrando un lugar significativo, ha creado mayor unidad, sobre todo con este trabajo de formación, porque da mucha visión común, mucha capacidad de ver por dónde vamos, qué queremos, por dónde nos proyectamos, y da una visión del país importante, si no cada obra está perdida en su mundo. Cuando comenzamos este trabajo los coordinadores solo veían el SEPSI[i], pero luego hemos ido incorporando otras obras que también son del Sector, eso también ha sido un paso importante, ha permitido que exista una mayor cercanía; hay como una mirada más integral de lo que estamos trabajando, una mayor integración de las obras, y entre ellos mismos mayor conocimiento.

¿Qué temas cree que quedan pendientes para el Sector Social?

Hay varias cosas pendientes, me parece importante que estas obras puedan tener una mayor integración en cuestiones económicas; nosotros dependemos mucho de las financiaciones de fuera, y estas cada vez prefieren más ayudar a colectivos mayores; si pudiéramos armar algo en conjunto sería más fácil para ellos y también para nosotros, se podrían ahorrar recursos.

Algo que también deberíamos trabajar es la financiación, cada vez resulta más difícil encontrar financiaciones fuera del Perú, tenemos que comenzar a buscarlas dentro y no es fácil porque los empresarios peruanos no ven muy bien el tipo de obras que nosotros tenemos, eso es una dificultad. Es presentar el trabajo que hacemos como un trabajo importante para el país, que al final beneficia a todos porque es educación, ciudadanía, derechos humanos, política participativa; ese es un tema pendiente porque cada vez resulta más difícil conseguir dinero para este trabajo social nuestro.

Otro punto que me parece muy importante es más hacia adentro: existe ya una mística de ayuda en los centros sociales, de poner al centro de nuestra misión la persona humana, entonces me preocupa el que podamos transmitir un poquito nuestro carisma. Nos gusta compartir lo nuestro lo más posible, aunque por otra parte somos respetuosos de gente que piense distinto; dentro de esto sabemos que mucha gente quiere participar más de nuestra espiritualidad, comulgar con ella, eso lo hemos descuidado mucho. Sé que le han pedido [los centros] a Javier Quiros que les dé Ejercicios Espirituales, eso nos ayudaría mucho y a los que lo puedan vivir también los va a ayudar.

Este año ha sido muy convulsionado en lo social ¿Cómo vivió todos estos conflictos?

Con mucha preocupación, la que uno tiene cuando ves el centralismo de Lima, muchos creen que Lima es el Perú, y de hecho lo es porque aquí está concentrado lo económico, lo cultural, lo social, eso es un problema muy fuerte. Pero el Perú es mucho más que Lima, entonces eso es algo que te duele. Lo que a mí me preocupa mucho es cómo la presencia del Estado es muy frágil en todos estos lugares.

La educación sigue siendo un problema muy fuerte; este gobierno se gloría de estar haciendo grandes transformaciones, pero en las cosas más vitales (educación, salud, trabajo) estamos igual. El Perú económicamente ha crecido, pero para los de siempre; y la redistribución de la riqueza… cero.

Toda la violencia y todos los problemas que ha habido son por falta de escucha. Lo de Bagua fue clarísimo, ese fue un paro largo, y sientes que a nuestros políticos no les importa la Amazonía porque han estado un año para ver si derogaban o no derogaban los decretos, meciendo a la gente; después llega este segundo paro y tiene que pasar lo que pasó para que los deroguen, fue terrible porque realmente no tenía por qué haber pasado. Eso es llevar a la gente al límite y crear una sensación de inseguridad, de violencia. Esto es un botón de muestra, porque uno va por ahí y ve la cantidad de conflictos que hay: medioambientales, con las mineras, se han dado lotes por todas partes sin cumplir el mínimo de diálogo, de respeto a la gente, porque si vez los mapas de cómo está lotizado el país es impresionante.

Yo creo que la gente va dándose cuenta más de sus problemas, van dándose cuenta que tienen que aprender a organizarse más y a elegir mejor a sus líderes. Nuestra educación política es bastante pobre, y yo espero que poco a poco iremos despertando más y mejor, pero se necesita mucho todavía.

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[i] Sector de Educación Popular.

Publicado en enero 2010


Carlos Rodríguez Arana, SJ

Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú (2004 - 2009).

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