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Edición Nº 23

La Ruta del Barroco Andino
17 de mayo, 2013

Partiendo de la ciudad de Cusco, en sentido sureste, se abre una ruta cultural que ofrece paisajes, lugares de ensueño, conjuntos arqueológicos y tres magníficos y únicos templos, que brindan una experiencia inolvidable a quienes los visitan. Se trata de los templos de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, San Juan Bautista de Huaro y la capilla de la Virgen Purificada de Canincunca, administrados por la Compañía de Jesús; distintos en su expresión y al mismo tiempo enlazados, por ser muestras representativas del arte en el proceso de evangelización de los siglos XVI al XVIII, que se desarrolló en esta parte de los Andes. A estos monumentos se suma el templo de la Compañía en Cusco, que es donde se inicia la Ruta del Barroco Andino.

En alianza con instituciones nacionales y foráneas, como World Monuments Fund, el Fondo de Contra Valor Perú – Francia, Repsol Perú y la Fundación Repsol España, el Instituto Nacional de Cultura, la actual Dirección Regional de Cultura y recientemente, la Fundación Backus, junto a la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, la Asociación Jesús Obrero CCAIJO y SEMPA, los jesuitas están realizando obras de conservación y restauración, labores de desarrollo social y apoyo a la comunidad.

“La Ruta del Barroco Andino” fue una ruta por donde circuló el arte que partía del viejo continente y llegó hasta el altiplano, dejando temprana huella en su recorrido, como las obras de los italianos Angelino Medoro y Mateo Pérez de Alesio, y del hermano jesuita Bernardo Bitti, quien difundiría el manierismo en su tránsito desde Lima a Cusco y el altiplano. Más tarde, otro hermano jesuita, Diego de la Puente, partiendo de Trujillo dejaría obras a lo largo del camino entre Lima, Cusco, Juli y La Paz. En el siglo XVII se concentraron en Cusco hábiles artistas indígenas, conformando una Escuela Cusqueña de Pintura que perduró hasta el siglo XVIII, y gran parte de sus obras pasaron y también se quedaron a lo largo de este circuito.

El Templo de la Compañía de Jesús es el segundo edificado por la Orden Jesuita en Cusco, pues el primero quedó dañado por el sismo de 1650. En su interior, de nave única, destaca el imponente retablo mayor tallado por Cristóbal Clemente hacia 1670. Posee valiosas obras de arte, donde destacan los lienzos que representan la vida del fundador de la Orden, San Ignacio de Loyola, pintados por Marcos Zapata.

San Pedro de Andahuaylillas se creó como “pueblo de reducción” en 1572, concentrando siete parcialidades indígenas. El artista Luis de Riaño, discípulo del italiano Angelino Medoro, ejecutó entre otras obras las portadas renacentistas pintadas en el sotocoro[1], una de ellas con la frase ritual del bautismo traducida en latín, castellano, quechua, aimara y puquina. Las dos pinturas murales más destacadas están en el muro de la entrada, con temas sobre El camino del Cielo y El camino del Infierno.

El templo de Huaro, correspondiente a la reducción de indios de Guaroc, que data del siglo XVI, es conocido por sus pinturas murales de valor iconográfico, ejecutadas a fines del siglo XVIII por el artista Tadeo Escalante. Destacan las del arco triunfal, representando a San Juan Bautista con los doctores de la Iglesia. En el sotocoro las pinturas están distribuidas en seis áreas, con las postrimerías del hombre (muerte, juicio, infierno y gloria) y otras composiciones sobre la muerte. Destacan el tema del “árbol vano” y “la muerte del pobre” ambientada en la plaza de Armas del Cusco. La más llamativa es la que representa el infierno con numerosos condenados sometidos a tormentos.

Capilla de Canincunca (Urcos)

La capilla de Canincunca, data del primer tercio del siglo XVII, consta de capilla y casa curial. Admirada por la riqueza que contiene frente a la sencillez de su arquitectura, singular por su escala y emplazamiento al borde la laguna de Urcos y evidencias de un importante sitio prehispánico Wari. Destacan en su interior el tratamiento integral con pinturas murales que abarcan las paredes y techo, con motivos textiles a manera de paños verticales, separados por cintas de pan de oro e iconografía característica del Barroco Andino, así como el retablo principal que contiene la imagen de la Virgen Purificada, que está pintada sobre el muro testero de la Capilla.

Estos tres monumentos emplazados en ambientes apacibles, con esplendorosos paisajes, conforman “La Ruta del Barroco Andino”, que busca apoyar al desarrollo turístico de los centros poblados y poblaciones aledañas para mejorar las condiciones de vida de sus pobladores, apoyar obras sociales a través de comedores, bibliotecas, ludotecas, asistencia, defensorías, capacitación, atención en salud, entre otros, y colaborar en la evangelización.

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[1] Parte debajo del coro del templo.


Mario R. Castillo

Miembro del Proyecto de restauración del Templo San Pedro Apóstol - Andahuaylillas (Cusco).

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