Las remesas[1] constituyen un nexo importante entre los emigrantes laborales y el desarrollo económico y social. En los últimos diecinueve años, han emigrado un poco más de dos millones de peruanos. Esta creciente migración es cada vez más pronunciada y se caracterizada por una mayor salida de jóvenes. Un poco más de 704 mil hogares peruanos (10,4 %) tienen alguna experiencia migratoria internacional. Esta movilidad humana implica una serie de cambios en el contexto económico, social y familiar, pues las decisiones al interior del hogar implican muchas veces dejar que el hijo más calificado u otro miembro del hogar deje el país para una mejor calidad de vida. Muchas veces, estos emigrantes tienen un compromiso para enviar remesas; otras veces, envían remesas de manera altruista, y en otros casos, lo hacen para construir su patrimonio futuro.
Las remesas se han convertido en un ingreso primordial para miles de familias peruanas; la frecuencia de envío más usual (detectada a través de encuestas) es mensual, siendo el monto promedio de 198 dólares, los cuales son semejantes a un sueldo mínimo del país; este monto representa un ingreso “extra” para los hogares receptores de remesas. Los datos analizados por el INEI (2009) indican que la mayor cantidad de remesas proviene de Estados Unidos (40,7%), España (15,3%) y Japón (9,4%). Un dato interesante es que Chile, país que ocupa el primer lugar como destino de peruanos, es el cuarto país de donde provienen las remesas (4,3%). Este resultado indica que no hay una relación exacta de correspondencia entre envío de remesa y lugar de destino.
Las remesas en el Perú tienen un impacto económico, puesto que…
La migración de peruanos al exterior genera aspectos tanto positivos como negativos al país de destino y origen. Entre los aspectos positivos destacan la modernización y uso de nuevas tecnologías, la colocación en la agenda pública del tema migratorio, los programas de codesarrollo, la migración circular. Entre los aspectos negativos destacan el grado de dependencia de las remesas por parte de las familias más pobres; el “dejar” de trabajar por parte de los beneficiarios de las remesas; los problemas sociales; las familias disfuncionales; el brain drain[2]; entre otros.
Las remesas son importantes tanto en términos de volumen total como en porcentaje del PIB, por ello, el Estado peruano debe mejorar la calidad de servicios para los emigrantes al exterior, a través de una mejora de los servicios en sus consulados y en los ministerios a cargo de la migración porque…
El Estado peruano ha realizado avances importantes en el tema migratorio en estos últimos años, por ejemplo, ha generado una Dirección de Migración Laboral a cargo del Ministerio del Trabajo y Promoción del empleo (MTPE), la cual se encargará, con un trabajo compartido con Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE), de informar y generar acuerdos bilaterales en favor de los migrantes. Por su parte, el MRE ha generado diversas acciones orientadas a afianzar la estabilidad de este flujo de recursos, así como a dotar de capacidad autogestionaria a sus beneficiarios, para ello ha realizado las siguientes acciones:
También existen otras iniciativas como las del Proyecto MIDLA (Migración para el Desarrollo en América Latina) de la Organización Internacional para las Migraciones, que busca incentivar y canalizar las remesas para el desarrollo, generando instrumentos de información a favor de los remitentes de remesas; el Programa MIGRANDINA de la Organización Internacional del Trabajo, que busca gestionar la migración laboral; y el Programa Conjunto del Fondo para el Logro de los Objetivos del Milenio, que busca promocionar el desarrollo de micronegocios para jóvenes, incluyendo la utilización de remesas.
Después de lo expuesto, se puede concluir que la migración de nuestros compatriotas al exterior genera un bienestar social tanto para sus familias como para localidad porque contribuyen al desarrollo, especialmente cuando sus remesas son invertidas en capital humano.
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[1] Transferencias personales de dinero hechas por migrantes a un beneficiario en el país de origen. Estas también pueden ser fondos invertidos depositados o donados por las personas migrantes de manera individual o colectiva a la comunidad de origen.
[2] “Fuga de cerebros”
Publicado en julio 2010
Norma Velásquez R.
Investigadorade la Universidad Católica Sedes Sapientiae