Libro: Qué se puede hacer con el Perú: ideas para sostener el crecimiento económico en el largo plazo
Piero Ghezzi y José Gallardo
Lima: Universidad del Pacífico y Pontificia Universidad Católica del Perú. 2013
Ir en contra del sentido común que afirma con optimismo un modelo económico sin fisuras, a la vez que situarse a una distancia considerable de las propuestas alternativas que reclaman una mayor intervención del Estado en una economía liberalizada, es colocarse en un equilibrio difícil de mantener. No necesariamente podemos decir que la propuesta de José Gallardo y Piero Ghezzi (flamante Ministro de Producción y probable futuro Ministro de Economía) deje de ser polémica, sin embargo, sí podemos afirmar que el libro se coloca con solidez entre los dos polos argumentativos que se enfrentan en el actual debate económico.
Por un lado, los autores sostienen que las cifras macroeconómicas actuales, con un crecimiento económico que promedia del 7% en los últimos 8 años y una disminución significativa de la pobreza monetaria, demuestran el éxito de las reformas económicas implementadas en la década los noventas, especialmente en la opción por delimitar las ventajas comparativas del país alrededor de los recursos naturales y el empleo. Sin embargo, también es muy probable que este crecimiento basado en el expansivo ciclo económico chino y en el bono demográfico conduzca al estancamiento en el futuro.
Las razones de este riesgo están directamente relacionadas con la persistente desigualdad, la precariedad institucional y un crecimiento de la productividad excesivamente heterogéneo. Estos factores hacen poco probable el alcanzar un pleno desarrollo humano en el país, lo que además provocaría una presión constante sobre la distribución de los recursos y por lo tanto el desaliento de las inversiones en las actividades productivas centrales. Por otro lado, el ciclo de crecimiento actual en el país, basado en la exportación de recursos naturales, es similar a otros ocurridos en el pasado que culminaron con resultados poco satisfactorios.
En consecuencia, el mantener inalterado el modelo económico actual es un error, pero también contrarrestarlo únicamente con una mayor intervención del Estado en la renta de los sectores primarios y un rol protagónico de las empresas públicas. La poca eficiencia del Estado en el gasto social, así como en la producción de políticas públicas que enfrenten la desigualdad regional y la conflictividad social, parece demostrar que las soluciones van por otro lado, incluso más allá del sentido común que proponen solamente reformas institucionales como solución a problemas estructurales.
El camino señalado por los autores apuesta por poner mayor atención al proceso de creación de políticas públicas adecuadas, lo que brinda un margen de maniobra frente al cambios institucionales, más lentos y problemáticos, sobre todo cuando existen pocos estímulos de los grupos de interés por emprenderlos. La creación de burocracias altamente especializadas y de excelencia técnica, la priorización de nuevas políticas públicas en las áreas de educación, desarrollo rural y lucha contra actividades delictivas, así como la creación de una dimensión regional en la política económica, constituyen recomendaciones que los autores dirigen sutilmente a los defensores a ultranza de la intangibilidad del modelo económico imperante.
Miguel Cortavitarte
Politólogo. Instituto de Ética y Desarrollo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.