Entrevista a Albina Ruiz, Viceministra de Gestión Ambiental del MINAM.
Por Diana Tantaleán C.
Apostolado de Justicia Social y Ecología
Albina Ruiz Ríos es una ambientalista reconocida a nivel internacional, fundadora de Ciudad Saludable (ONG que promueve el reciclaje inclusivo y la educación ambiental), y hoy Viceministra de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente. A través de esta entrevista ella nos explica su perspectiva de trabajo, la importancia de incluir la economía circular en nuestro país, y su gran experiencia en este ámbito.
En el Perú se produce diariamente 19 mil toneladas de residuos, pero sólo el 52% va a rellenos sanitarios; el 48% está yendo a botaderos a cielo abierto, ríos, lagos o riveras, terminando en el mar.
El 55% del total son residuos orgánicos aprovechables, pero con tratamiento casi nulo. A partir del 2017 – 2018 se ha pedido a los municipios que accedan a los fondos adicionales del Plan Incentivos [del MEF], para que puedan tener un piloto de residuos orgánicos.
De las 19 mil toneladas, según el reporte formal, sólo 3.4% va a recolección selectiva. A nivel informal el reciclaje es mayor, pues muchos recicladores todavía no están formalizados y siguen operando en botaderos y calles. El flujo de mayor recuperación está en ellos, por encima del 10%.
Ahora estamos trabajando, de forma conjunta, la "Certificación de Competencias" para los recicladores, donde participan tres viceministerios: el del MYPES, del Ministerio de Producción; el de Promoción del Empleo, del Ministerio de Trabajo; y el viceministerio de Gestión Ambiental, del Ministerio de Ambiente. Este proceso significa que estén formalizados legalmente, que sean capacitados, vacunados y formen parte del Programa de Separación en origen y Recolección Selectiva en las Municipalidades.
A nivel educativo hemos lanzado la campaña “En casa yo reciclo”, que es una aplicación para Android con la cual se puede ubicar el lugar más cercano para dejar el material reciclado u obtener el teléfono del programa de recolección selectiva del municipio y preguntar el día de recojo; esto en cualquier distrito del país, a nivel nacional.
El año pasado se aprobó la ley N° 30884, Ley de Plásticos, donde se señala el miércoles como el día del reciclaje. Además, en el 2016, salió la nueva Ley de Residuos Sólidos, Decreto Legislativo 1278, que indicaba que las municipalidades tenían un plazo de 180 días para adecuarse a la norma, pero nadie lo hizo. Entonces, en lugar de penalizar, nosotros hemos trabajado los modelos de para que sólo se coloque el nombre del municipio, lo puedan llevar a sesión de Consejo y lo aprueben. También hemos sacado una “Guía del buen gobierno municipal en gestión ambiental”, donde están todas las competencias del municipio.
La idea es que el municipio utilice todos sus equipos, propios o contratados, o que se sumen los recicladores, se pueda hacer la recolección selectiva y los residuos vayan a un centro de acopio municipal que sea operado por recicladores. Así ellos van a tener volumen, se van a poder formalizar, los residuos reciclables ya no llegarán al botadero, y será más fácil convencer a los del botadero para que salgan de esa zona.
En la misma ordenanza le decimos a las municipalidades: separa los miércoles para reciclaje, algunos días para residuos orgánicos y otro para lo que no sirve. Seguramente la gente se incomodará al inicio, pero luego lo entiende y agradece.
Si logramos esto las inversiones para la disposición final de residuos serán menores porque no necesitarán grandes áreas para enterrar desechos, sino para el tratamiento del orgánico y plantas de compostaje. Ese compost puede generar áreas verdes, huertos familiares, escolares, o incluso mejorar la agricultura orgánica.
En realidad, sí, ya existe un mercado. Hay muchos informales intermediarios que compran chatarra, plástico o cartón con solo poner un letrero, y existe una empresa nacional que espera esos productos. Es más, todavía importamos residuos: plástico, papel, metal, cartón. Esto indica que hay una demanda por cubrir.
A partir del 2016 el 25% de todas las botellas de bebidas no alcohólicas de Backus son de material reciclado, también lo está haciendo Coca Cola, y tengo entendido que también PEPSICO. La Ley de plásticos señala que mínimo el 15% de todos los envases de PET[1], de alimentos y bebidas, debe ser reciclado; por ejemplo, todo lo que es aceites o yogurt. Eso se incrementará con el tiempo.
Esto no será exitoso si no tenemos un gran programa nacional de educación, por ello se ha aprobado el Plan Nacional de Educación Ambiental, y se ha definido que todas las municipalidades trabajen el Programa Municipal EDUCCA (Plan de Educación y Ciudadanía Ambiental). Eso significa que las municipalidades deben colocar recursos para educación ambiental, porque nuestro foco principal es que todos los pobladores nos convirtamos en consumidores responsables, y los empresarios en productores responsables.
Son varios temas, no podemos dar diferentes mensajes. No estamos educando si, detrás de la indicación de separar residuos, no tenemos garantizado que se recogerán o no se sepa en qué horario lo harán. Otro punto es que, muchas veces, las personas no tienen la información adecuada, como el no saber que existen diferentes productos cuyos envases, sólo por tener pintura blanca o algo plateado o dorado, ya no se pueden reciclar.
Es importante que los productos que salen al mercado sean biodegradables y reciclables, por eso estamos trabajando el reglamento de Envases y Embalajes, pues tenemos envases de diferentes tipos de plásticos, algunos se reciclan y otros no, como los de tecnopor. También tenemos que hablar de vidrio: cada vez más empresas de cerveza usan envases no retornables, y el vidrio que llega al interior del país no retorna por el costo del transporte desde provincia, entonces nadie lo recoge y termina en parques, riberas de ríos o botaderos. Si la empresa de cerveza o gaseosa tiene el medio para llegar hasta las comunidades nativas o rurales más alejadas, entonces debería retornar con sus envases. En el retorno verá cómo dejarlo en un centro de acopio que beneficie a los recicladores.
Otro tema son los neumáticos fuera de uso que se encuentran en el mar y ríos. Estos podrían ser materia prima si se invierte en una planta procesadora. Si reglamentamos habrá inversionistas, como en Brasil o Argentina donde procesan los neumáticos y obtienen asfalto.
También están las baterías con ácido, que usan mayormente los autos. Es muy poco lo que no se usaría de ellas, incluso el ácido tratado vuelve a ser útil. La idea es que no vaya al sector informal, donde usan pequeños hornos para fundir el plomo y puede absorberse por la piel o ser inhalado, acumulándose en la sangre.
Totalmente, los residuos no son un problema, son oportunidad de generar empleo digno. Hay miles viviendo de eso, pero lo hacen en condiciones inadecuadas porque los gobiernos locales han decidido perseguirlos. Pero ahora, luego de muchos años, se logró la Ley 29419, "Ley que regula la actividad del reciclador".
Existen muchos intermediarios perversos que se llenan dinero. Un ejemplo: en verano, como se consumen más botellas, los intermediarios se ponen de acuerdo y bajan el precio, afectando al reciclador diario, mientras que ellos siguen vendiendo a las empresas a gran precio. Si logramos la formalización, y el municipio facilite un espacio mínimo para centros de acopio, entonces los recicladores podrán vender directamente a la empresa.
El porcentaje de mujeres en Lima está alrededor del 35% al 40%, pero en provincias es al revés. En Arequipa, el 90% o 95% de las asociaciones de recicladores están integradas por mujeres, en Puno es el 100%.
Una mujer jefa de hogar o abandonada, o de la sierra y que en la época del terrorismo el esposo murió, siempre busca formas de mantener a los hijos, de generarse un ingreso. En las asociaciones donde las mujeres son líderes el cambio es increíble porque saben que, si tienen mayores ingresos, su familia va a estar bien.
Mujeres que eran golpeadas, al tener ingresos permanentes, deciden no estar con alguien que no las respeta. Ellas mismas se cohesionan para defenderse. Recuerdo una vez que, cuando una de ellas había llegado golpeada por el marido, decidieron ir todas hablar con él y decirle que, si la volvía a tocar, ellas la defenderían. La mujer se sintió respaldada y el marido vio la decisión de esas mujeres, nunca más la volvió a tocar.
También hay asociaciones donde las mujeres han propuesto dejar un fondo para préstamos entre ellas, un fondo de emergencia. Ellas están pensando mucho más allá porque muchas veces son las que llevan las riendas.
Eso es muy triste, y no es solamente pobreza, está asociada incluso a violencia. Los lugares donde los montículos de basura se quedan en las calles es donde hay mayor delincuencia, donde están los drogadictos. Una de mis primeras constataciones como persona es que la basura se queda donde vive la gente pobre.
He nacido en la selva, viví 16 años allá, y nunca había visto basura, no tenía ese concepto. Cuando llegué a Lima por primera vez, a vivir en El Agustino, por 1976, vi un montón de basura en la Av. Riva Agüero. Mi pregunta fue “¿qué es esto?, ¿por qué está aquí?, ¿quién la ha traído?"
Al mes visité Comas, y otra vez basura; otro domingo fui a Villa El Salvador, de nuevo basura. Un día, cuando empecé a estudiar en la universidad, fui a la municipalidad de El Agustino a preguntar por qué no recogían la basura donde yo vivía. El funcionario, sin malicia, me dijo: “ahí vive la gente más pobre, y a la gente pobre les gusta ser sucia, y además no paga”.
Al terminar la universidad me gradué con una tesis sobre microempresas de saneamiento, pensando en mujeres que son jefas de hogar. Para entonces yo no había descubierto el reciclaje, solo era una preocupación: "¿por qué la basura tiene que quedarse aquí si hay gente desempleada y hay un servicio que brindar?, podríamos crear microempresas para dar el servicio". Así nació. Después fui al municipio a hacer prácticas preprofesionales, y descubrí que el camión era muy grande y nunca iba a entrar en mi pasaje, pero sí un triciclo. Así empezamos las primeras microempresas. Luego descubrí que había gente que recogía en la calle y lo vendía.
Definitivamente, el consumo responsable es la base. Se tiene una serie de recursos naturales: árboles para papel, petróleo para el plástico, o arena para el vidrio. Este recurso se extrae, se elabora un producto, se consume y luego se bota, así se generan residuos, esa es la economía lineal. Nosotros, en la nueva normativa, hemos trabajado porque esto se convierta en algo circular: si se extrae recursos se debe buscar que el empresario piense en nuevos productos que tengan un tiempo de vida útil más largo, que duren más en el mercado y, luego de su vida útil, el consumidor pueda separarlos. Luego incorporamos a los recicladores para hacer una recolección diferenciada, y eso debería convertirse otra vez en productos que vuelvan al mercado. Esta es la economía circular, la gestión de residuos.
Pero también se consumen productos orgánicos; entonces, el consumidor debe separar en un tacho los residuos orgánicos, en otro lo que sea reciclable y en uno negro, u otro color, lo que no sirve. Las municipalidades y los recicladores deberían recoger todo lo reciclable, llevarlo al centro de acopio, separarlo, venderlo a la empresa, y esta procesarlo. Lo orgánico debería ir a una planta de compostaje para ser procesado y generar más áreas verdes, alimento para animales menores, o mejorar la agricultura. Solamente la porción que no sirve debería ir a un relleno sanitario. Ahora, lamentablemente, una gran cantidad está yendo a los botaderos.
Falta que las autoridades locales, las que tienen la responsabilidad de la gestión de residuos, asuman que el camino es promover la separación de residuos, hacer la recolección selectiva.
No pensar solo en grandes camiones, pensar en unidades más adecuadas porque la compactadora no va a hacer recolección selectiva: si hay vidrio se va a romper, si recojo orgánico el líquido se va a ir.
No deben pensar sólo en la gran infraestructura de relleno sanitario, deben pensar en una planta de valorización, identificar un espacio para poner un centro de acopio que no esté tan alejado de la ciudad, para no gastar dinero en traslado. El relleno sanitario necesita tratamiento y, si voy a licitar los servicios, en lugar de contratar sólo para recolección y entierro es mejor que sea recolección selectiva y traslado al centro de acopio de los recicladores, y lo orgánico se lleva a la planta de compostaje. Así se pagará con gusto, sabiendo que después voy a tener un producto.
Este es el sueño y el gran reto. Si hacemos bien las cosas, si incorporamos a los recicladores y logramos que ellos empiecen a vender a las empresas, vamos a romper el círculo perverso de la pobreza, donde siempre alguien se aprovecha del más pobre o el más vulnerable. Si no hubiera corrupción habría menos pobreza, y si hubiera menos pobreza habría menos delincuencia.
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[1] Tereftalato de polietileno (PET). Polímero termoplástico caracterizado por su gran ligereza y resistencia mecánica a la compresión, alto grado de transparencia y brillo, conserva el sabor y aroma de los alimentos, con importantes aplicaciones industriales. [N. del E.]
Invierno 2019
Albina Ruiz Ríos
Ambientalista. Fundadora de Ciudad Saludable (ONG ambiental). Con experiencia en proyectos de desarrollo local, gestión integral de residuos sólidos, sostenibilidad e inclusión, uso racional del agua y planificación y gestión ambiental. Actual Viceministra de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente.