InstagramFacebookXLinkedIn

Edición Nº 26

Medios en Arequipa: ¿fiscalizadores?
9 de abril, 2014

Arequipa tiene vocación por la independencia y la originalidad. Ese espíritu que le valió, durante los siglos XIX y XX, el apelativo de León del Sur, se ha reflejado siempre en una dinámica actividad cultural, de creación y difusión, lo que incluye las letras y el periodismo.

Así, desde la época republicana, la Ciudad Blanca ha sido cuna de innumerables órganos de prensa que, inflamados de ideales y convicciones sociales, han hecho parte de la historia del país, de su compleja estructura social y han sido vehículo para la propagación de ideas políticas, tanto como de expresiones culturales.

Contrariamente a lo que se dice del aspecto económico, hoy en día, los medios de comunicación en Arequipa se caracterizan fundamentalmente por su precariedad, económica y organizacional.

La prensa escrita tiene como expresión a 4 diarios locales. Solo uno (el centenario Diario El Pueblo) está económica e institucionalmente consolidado, lo que se hace notorio por el aspecto y formato del periódico (tamaño estándar). Con más de 100 años en el mercado, es el único que las agencias publicitarias en Lima toman en cuenta para sus anuncios. Los otros tres subsisten apenas gracias a los ingresos de la publicidad institucional (gobierno regional y municipios). Esa precariedad se hace evidente también en la calidad de contenidos y la presentación de sus ediciones impresas.

Circulan también en la ciudad las ediciones locales y regionales de las empresas La República y Epensa, entre las que destaca la edición del diario Correo para la ciudad de Arequipa, la que alcanza mayor circulación con un promedio de 15 mil ejemplares vendidos diariamente. Su costo de 50 céntimos, su formato ágil y breve, así como su despliegue de crónicas policiales son sus principales características. Los diarios “populares” de estas empresas (Trome, Ojo, Bocón, El Popular), tienen mayor circulación que cualquiera de los diarios locales mencionados antes, a pesar de que incluyen apenas unas cuantas notas locales. Lo mismo ocurre con la edición regional de Perú 21, que no ha llegado a alcanzar niveles altos de circulación a pesar de su precio reducido.

El Comercio publica un suplemento para Arequipa únicamente los días sábado. A pesar de ello, su circulación es muy reducida, debido al costo del diario (S/. 3,5 diario y S/. 5,00 los domingos). Con todo, acapara una buena cantidad de publicidad por el poder mediático que representa.

Este panorama, a nivel informativo, refleja que los medios impresos, con raras excepciones, no publican temas de trascendencia local. No hay investigación ni análisis en sus contenidos debido, en los casos de la prensa local, por dificultades económicas; en el caso de las cadenas porque lo local es apenas una sección menor del periódico; y en el caso de los diarios populares, por decisión editorial.

Así, los diarios han dejado de ser el espacio de debate político, de crítica, de análisis de los grandes problemas coyunturales y, por tanto, han perdido influencia como orientadores de opinión.

La Radio y la Televisión

Como ocurre en el resto del país, la radio y la televisión en Arequipa se divide en dos grandes grupos: las retransmisoras de las grandes cadenas nacionales, cuyos contenidos se emiten desde Lima; y las pequeñas emisoras locales, agobiadas por la falta de medios de sostén (mercado publicitario).

La información local en las cadenas nacionales es marginal. Pocos cuentan con espacios muy reducidos para emitir un noticiero local, mientras que los medios locales presentan una producción precaria, tanto en contenidos como en aspectos técnicos, lo que refuerza la preferencia del público por sintonizar medios nacionales.

El mercado publicitario diverso, que es el fundamento del sostén de los medios de comunicación en el sistema económico vigente que se ha impuesto a nivel global, no existe en las provincias del Perú. Influyen en este hecho dos factores fundamentales: la centralización excesiva del país y la inexistencia de un mercado publicitario (ofertantes, demandantes y necesidad insatisfecha) en las provincias.

La centralización económica y organizacional del país hace que los grandes anunciantes distribuyan su publicidad en Lima, a través de agencias publicitarias que contratan casi exclusivamente el servicio a las cadenas nacionales, obteniendo con ello descuentos y beneficios por economía de escala que hacen más ventajoso ese tipo de contratación que el de tratar con cada uno de los cientos de medios de comunicación local. Hay contadas excepciones que, aun así, gastan un presupuesto insignificante respecto al que se destina para los medios con base en Lima.

Debido a estos usos, y a que las grandes empresas operan desde Lima para todo el país, en las provincias no existen grandes anunciantes privados. Hay pequeños anunciantes que consideran a los medios de comunicación masivos un vehículo caro y poco eficiente para comunicar las ventajas de sus productos. Pues todos saben que los medios locales tienen sintonías marginales respecto a los medios limeños. Así, el círculo vicioso de la exclusión de los medios locales de los presupuestos publicitarios y el acaparamiento cada vez mayor de estos recursos por parte de las pocas empresas de alcance nacional, se va reforzando.

Las instituciones locales, gobiernos municipales y otras entidades, utilizan muy poco la radio y la televisión. Sus necesidades institucionales son cubiertas por la prensa escrita, por lo que el presupuesto para la radio y la televisión son poco significativos.

De esta forma, es imposible que bajo este sistema se pueda esperar una buena y consistente producción local en radio y televisión. Los programas noticiosos, por tanto, están basados en la noticia coyuntural del día, las declaraciones de funcionarios oficiales y los comentarios no siempre bien informados de los conductores de estos espacios, la mayoría muy mal pagados por sus empleadores, muchos de los cuales caen en la informalidad, en el afán de resistir.

En esta situación podemos concluir que, dado que el debate político y la formación de ciudadanía se efectúa hoy casi exclusivamente a través de los medios de comunicación, la democracia está en serio riesgo y los resultados electorales en todos los ámbitos lo vienen demostrando. La inexistencia de medios de comunicación independientes y consolidados en todas las ciudades del Perú, con muy pocas excepciones, resulta una amenaza para la democracia y el desarrollo equilibrado del país.

Los medios locales dependen así de los gobiernos locales para sobrevivir, con lo que resulta irónico esperar que efectúen una buena labor fiscalizadora de estos gobiernos. Las pocas empresas privadas que se establecen en estas ciudades, como compañías mineras por ejemplo, han encontrado en esta precariedad económica y ética de los medios, una forma de someterlos fácilmente a sus intereses mediante el otorgamiento de “pauta publicitaria” que, siendo tan escasa, no garantiza tampoco la diversificación de fuentes de ingreso de los medios.

Una forma de comenzar a revertir esta situación sería la promulgación de una normativa que regulara el gasto publicitario estatal, de manera que no se emplee como herramienta de sometimiento editorial, que es lo que ocurre hoy en día con los gobiernos locales. En cuanto al gobierno nacional, además de fomentar una mayor dinamización de los mercados locales, debería descentralizar su inversión publicitaria que, al igual que la privada, se distribuye casi exclusivamente en Lima. Hacerlo no es sólo es un deber democrático, sino una necesidad para buscar un mayor equilibrio en el desarrollo político y cultural de la nación, más aún, cuando hay una concentración de medios que reforzará el centralismo informativo del que ya sufrimos en el resto del Perú.


Mabel Cáceres

Directoria Diario El Búho (Arequipa)

Compartir en:

Recomendado

© 2024, Compañía de Jesús Provincia del Perú
Contacto
Logotipo Jesuitas del Perú