Al presentarse la pandemia por la COVID-19 en marzo del 2020, se hizo evidente la enorme precariedad del Sistema Nacional de Salud (SNS)[1] entendido como la “suma de organizaciones, instituciones y recursos, cuyo objetivo principal es cuidar y mejorar la salud de la población”. Sus características principales eran (CSCI, 2021, pp.91-128):
Los impactos de la pandemia desde marzo 2020 fueron múltiples. En realidad, fue una lamentable catástrofe.
En lo económico, en abril del mismo año la economía cayó en 40% en comparación al anterior; con pérdidas masivas de empleos (en primer y segundo trimestre 2020, el empleo cayó en – 25%) y de miles de pequeñas empresas, así como una caída de más del 11% del PBI a fines del año. El desplome más grave en el siglo precedente.
En lo ambiental, si bien la calidad ambiental de las ciudades mejoró (por menos transporte, etc.) lo negativo fue que se extendieron la deforestación, la minería ilegal, la contaminación, y la caza y pesca irracionales en la Amazonía.
En lo sanitario, se reflejaron dramáticamente todas las carencias del SNS. Lo más grave fue la alta mortalidad por la COVID-19[2]. Los factores que condicionaron a ello fueron:
En abril del mismo año la economía cayó en 40% en comparación al anterior; con pérdidas masivas de empleos y de miles de pequeñas empresas, así como una caída de más del 11% del PBI a fines del año. El desplome más grave en el siglo precedente.
En rigor, ésta mortalidad, además de los factores indicados, también es reflejo de la desigualdad y de la informalidad (superior al 70%) del modelo económico neoliberal. Así como de los errores de conducción del Gobierno Nacional (cierre del primer nivel de atención, omisión de cercos epidemiológicos, etc.) y la actitud de desacato de las medidas restrictivas, por diversas causas, por parte de algunos sectores sociales.
Esta gran mortalidad y la terrible incertidumbre provocada generaron una corriente de opinión pública favorable a que se reforme el SNS y se hagan, también, otras reformas políticas estructurales. Se aprovechó la pandemia como una oportunidad para los cambios necesarios; aplicando las lecciones aprendidas en otras pandemias aportadas por el ensayista Marcel Velázquez y los historiadores Marco Cueto y Jorge Lossio.
Reformar el SNS era pues el gran desafío y, en el marco de la gestión pública, se dieron algunos pasos. El Congreso de la República (CRP) aprobó una ley para reforzar la rectoría del MINSA y el Ejecutivo propuso un Pacto Perú priorizando “la necesidad fundamental de llegar a un acuerdo por la construcción de un sistema unificado de salud”. El proyecto sobre este punto fue formulado por el Foro del Acuerdo Nacional, pero no prosperó. Igual ocurrió con diversas iniciativas planteadas desde la sociedad civil (organizaciones de salud, organizaciones empresariales, etc.), debido a las secuelas del cierre del Parlamento el 2019, la crisis entre CRP y el Ejecutivo con la vacancia de Vizcarra, su reemplazo por Merino, y su renuncia inmediata, bajo la presión social de las grandes movilizaciones sociales, en noviembre del 2020.
Lo cierto es que no hubo una vigorosa voluntad política y suficiente nivel de orden y liderazgo[3] para concretar esta reforma. Un indicador de ello fue que la mayoría de los 18 candidatos presidenciales que participaron en las elecciones generales de abril 2021, no la priorizaron en sus planes de gobierno.
Luego, el Gobierno de Castillo por D.S. No 194-2021-PCM sobre Políticas Generales 2021-2026, se comprometió a “establecer un sistema de salud universal, unificado, gratuito, descentralizado y participativo” e “implementar prestaciones de salud en Redes Integradas de Salud, como parte de la atención primaria de salud integral y énfasis en el primer nivel de atención”. Pero estas acciones están en el papel, por la pérdida de capacidad de gestión del MINSA al haber sido copado por personal no idóneo, y no han sido mencionadas en el mensaje presidencial del 28 de julio.
Después de las varias experiencias frustradas previas, hoy sigue vigente el desafío de una autentica y efectiva reforma del SNS, para mejorar la calidad, equidad y oportunidad en la atención, centrada en la prevención y no en la enfermedad.
Conquistar la reforma del SNS, es tarea de todos los peruanos, pero principal responsabilidad de los actores políticos.
Fuentes consultadas
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[1] El SNS fue creado en 1978 mediante Decreto Ley 22365 y luego reformado en 1990, 2002 y 2013
[2] Según el MINSA fueron 213, 894 fallecidos por Covid-19 hasta el 20.07.2022. Hasta el 22.07.2022, Perú ocupa el sexto lugar en el mundo en número de fallecidos, después de Estados Unidos, Brasil, India, Rusia, y México. Fuente: https://es.statista.com/estadisticas/1095779/numero-de-muertes-causadas-por-el-coronavirus-de-wuhan-por-pais/
[3] Desde julio 2016 a julio 2022, el Sector Salud ha tenido 16 ministros, con un promedio de 4 meses y medio cada uno
Julio Diaz Palacios
Médico, Ex Alcalde de la Municipalidad Provincial de Ilo
Médico, Ex Alcalde de la Municipalidad Provincial de Ilo